El 15 de septiembre las plantillas de Esmaltaciones San Ignacio y Daewoo, en lucha contra el cierre de sus respectivas empresas, se manifestaron por las calles de Vitoria-Gasteiz con el apoyo de UGT, CCOO, ELA, LAB, así como del Sindicato de Estudiantes y del movimiento 15-M. Dicha movilización, a la que acudieron más de 3.000 trabajadores, dio un impulso de moral y ánimo a la lucha y señaló el camino que hay que seguir: unificar los conflictos obreros existentes ya que tienen una misma causa, la voracidad de la patronal aprovechando la crisis en su propio beneficio y cargando los sacrificios en las espaldas de la clase trabajadora.

Los trabajadores de Esmaltaciones intentan ocupar la fábrica

Los trabajadores y trabajadoras de Esmaltaciones San Ignacio están llevando a cabo una intensa campaña de movilizaciones contra el cierre de la fábrica desde inicios de septiembre: acudiendo a la romería de Olárizu; manifestándose frente al juzgado; al ayuntamiento; al parlamento; al SEA (sede de la patronal); frente a la vivienda de los propietarios, los hermanos Emparanza; frente a los concursales, que están hoy día administrando la compañía; y frente a la propia empresa donde, a pesar de haber despedido a toda la plantilla de producción, siguen trabajando los comerciales y sacando camiones llenos de productos de los almacenes para hacer caja mientras a los trabajadores se les adeuda ya varios meses de salario sin cobrar.
Es por esta razón que el 28 de septiembre los trabajadores intentaron ocupar la fábrica para paralizar la salida de los camiones exigiendo a la Ertzaintza, que acudió a desalojarles, que lo que tenía que hacer era encerrar en la cárcel de Nanclares a los directivos por ladrones ya que estaban sacando material indebidamente en una fábrica cerrada bajo administración concursal. En cada conflicto obrero se ve claramente como la justicia, la policía y la prensa están al servicio de la patronal y en contra de la clase trabajadora, que reivindica justamente sus derechos.
La negociación colectiva está sufriendo una parálisis. En Laminaciones Arregui y en Michelin el convenio ha sido o está siendo motivo de movilizaciones o duras negociaciones. En el caso del convenio provincial del Metal la patronal ofrece un convenio a tres años y la subida salarial ligada a la productividad o los resultados económicos de la empresa. Frente a esta situación de parálisis, que en la práctica significa dejar morir el convenio provincial, los cuatro sindicatos mayoritarios (ELA, CCOO, LAB y UGT) presentes en la mesa negociadora han anunciado “la puesta en marcha urgente e inminente de un calendario de movilizaciones que culmine con una huelga en todas las empresas del sector en Álava” (Diario de noticias de Álava, 28/09/11).

Chantaje patronal en Mercedes Benz

En el caso de Mercedes Benz las negociaciones comenzaron con la pretensión de la compañía de reducir los costos laborales en un 10% lo que llevó a una escalada de movilizaciones antes del verano. Por esta razón toda la prensa local y las instituciones se han  intentado echar a la opinión pública contra la plantilla de Mercedes. Las propias direcciones de los sindicatos han presionado a los miembros del comité para que llegasen como fuese a un acuerdo.
La patronal de Mercedes aprovechó nuevamente el verano para sentarse a negociar con un sector del comité (UGT, CCOO, Ekintza y USO), rompiendo la mesa negociadora para llegar a un preacuerdo que rompiese la lucha. En septiembre el calendario de movilizaciones se paralizó ya que las organizaciones críticas carecían de la confianza suficiente en ese momento para dar una alternativa. Fue muy significativo que bajo la presión de los trabajadores de buzo se llevase a cabo un paro de cinco horas a finales de septiembre y una asamblea fuera de la fábrica a la que acudieron 700 trabajadores. El paro y la asamblea se llevaron a cabo al mismo tiempo que los sindicatos que se juntaban con la empresa estaban ultimando el preacuerdo. El planteamiento era un absoluto chantaje por parte de la empresa. Si se aceptaba el preacuerdo se garantizaría el futuro al menos hasta el 2024, se crearían 300 puestos de trabajo a finales de 2012 y se convertirían en indefinidos 300 contratos temporales cuando los volúmenes de producción y ventas se consoliden por encima de las 100.000 unidades anuales durante dos años. A cambio los trabajadores debían aceptar una pérdida de poder adquisitivo, las subidas salariales durante cuatro años se desligan del IPC y el quinto año apenas sube el IPC más un 0,25%. Para vender el recorte, se establece en convenio una paga de 100 euros al finalizar los primeros cuatro años y 250 euros el quinto. No se mueve la jornada y aumenta la flexibilidad laboral prácticamente a libre disposición de la empresa.
Si por el contrario los trabajadores rechazaban en referéndum el pacto, la alternativa era la debacle y el cierre de la compañía en unos pocos años. No es de extrañar que en estas circunstancias un 63,6% de la plantilla haya votado a favor del convenio. Lo más significativo y que ha preocupado a la dirección de la empresa es el tremendo descontento acumulado entre la plantilla y su nivel de combatividad y lucha al votar en contra del preacuerdo 964 trabajadores.
Toda la experiencia de la clase trabajadora viene a demostrar que aceptar recortes y concesiones anima a la patronal a tomar nuevas medidas en la misma dirección. Los argumentos que ha empleado la dirección de Mercedes los emplearán nuevamente dentro de unos pocos meses. Esa está siendo la dura experiencia de la clase trabajadora en esta crisis. Esa es la experiencia de los trabajadores de Daewoo y Esmaltaciones San Ignacio que ayer escucharon todo tipo de promesas de futuro y hoy luchan contra el cierre y los despidos por las calles de Vitoria-Gasteiz.

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