Los trabajadores de los astilleros de Navantia en la ría de Ferrol nos estuvimos movilizando desde finales de septiembre en demanda de carga de trabajo. Las movilizaciones demostraron que los trabajadores sí estamos dispuestos a dar la batalla, pero es evidente que la victoria del PP en las elecciones generales del 20 de noviembre abre una nueva etapa. Es hora de hacer un breve balance y de trazar una perspectiva para nuestra lucha.
La participación de los trabajadores en las diferentes manifestaciones realizadas ha sido muy buena. En todas ellas hubo una asistencia importante, siempre por encima de los 3.000 trabajadores; especialmente positiva fue la participación en la manifestación comarcal realizada el domingo 6 de noviembre, donde más de 12.000 personas nos manifestamos por las calles de la ciudad en demanda de trabajo para los astilleros, pero también para reivindicar soluciones a diferentes problemas que la clase obrera de la comarca está sufriendo.
Esto ha demostrado que la mayoría de los trabajadores son conscientes de la gravedad de la situación en la que nos encontramos, y también de que sólo la lucha sirve para defender nuestros derechos. En los comienzos de lo que va a ser una larga y dura batalla, esto es fundamental. Por eso hacemos un balance positivo.
Por otro lado, es evidente que la mayoría absoluta del PP ha envalentonado a la patronal de este país y del resto de Europa, por lo que asistimos a un nuevo punto de inflexión en la oleada de ataques a la que estamos siendo sometidos los trabajadores. Tenemos que prepararnos para hacer frente a toda una batería de ataques que tienen como objetivo destruir todas las conquistas alcanzadas por la clase obrera a lo largo del siglo XX.
No hay tiempo que perder, ya que el PP no sólo no va a resolver el problema de Navantia, sino que lo va a agravar. Si alguien tiene alguna duda, que se pare a pensar un momento: somos una empresa pública, y ya sabemos lo que opina la derecha del sector público. De hecho, en el período 2000-2004, con Esther Rituerto como ariete, intentaron privatizar parte de la empresa, intento que se truncó porque resistimos hasta que en las elecciones generales de 2004 los trabajadores echamos al PP del poder. Y si algún ingenuo tiene esperanzas en que desde entonces el PP haya cambiado su política hacia nosotros, que lea la entrevista al senador y exalcalde de Ferrol Juan Juncal (La Voz de Galicia, 15 de noviembre), donde traza una perspectiva de privatización o incluso de cierre del astillero en el medio plazo.
Como venimos explicando los marxistas de El Militante en estos últimos meses, la guerra ya ha comenzado. ¿O qué representa si no el goteo permanente de despidos en la industria auxiliar? No podemos permitir que ese goteo continúe por más tiempo, es hora de pasar a la ofensiva en este terreno. Primero, denunciando la actitud de los empresarios, que después de amasar enormes beneficios durante las últimas décadas gracias al expolio al que han sometido a la empresa pública, y muy especialmente a la explotación a la que han sometido a sus trabajadores —que son los verdaderos creadores de esa riqueza y que, por tanto, deberían ser sus dueños—, a los primeros síntomas de colapso del negocio deciden desprenderse preventivamente de trabajadores, como si de objetos se tratara. Y en segundo lugar, exigiendo y luchando para que esos beneficios se destinen hoy a mantener los empleos.
Por una lucha de clase
Pero, en este contexto de grave crisis económica, esto no será suficiente. ¿Qué puede significar una lucha aislada cuando la burguesía ha lanzado un ataque contra el conjunto de la clase obrera europea? Muy poco, excepto con una condición: que esa lucha contribuya a una lucha más global, a la lucha de toda la clase obrera contra las políticas que los capitalistas quieren imponernos.
Por eso creemos que, además de continuar con las movilizaciones, hay que darle más contenido de clase a nuestra lucha. Sólo nos puede salvar (como a cualquier otra empresa) el que la burguesía tema perderlo todo. Y la única manera de que la patronal tema por el negocio es que se produzca una auténtica rebelión obrera que cuestione el propio sistema capitalista, a imagen de las revoluciones sucedidas esta primavera en el norte de África.
¿Cómo podemos contribuir los trabajadores del sector naval ferrolano a esa rebelión? Convirtiendo nuestra lucha en un símbolo para el resto de los trabajadores, como vimos hace unos años en Sintel o en Delphi. Sin duda este tipo de luchas se van a producir en los próximos meses y años, y sin duda el efecto de contagio a otras empresas va ser infinitamente más potente que el de las citadas, porque en este momento todos estamos en una situación que nos empuja a la lucha. Para ello nos tenemos que armar con un discurso y una práctica de clase. Discurso para denunciar como responsables de la falta de carga de trabajo a los mismos que han mandado a cinco millones de trabajadores al paro, y práctica uniéndonos al resto de la clase obrera, para lo cual debemos empezar por unir dentro de los recintos de Navantia a los trabajadores de la empresa principal y de las compañías auxiliares, para actuar como un único movimiento obrero.