Tras un parón de más de dos meses tras una gran manifestación comarcal el día 6 de noviembre y unas elecciones generales ganadas por el PP con mayoría absoluta, los trabajadores de los astilleros Navantia en la ría de Ferrol hemos retomado las movilizaciones en demanda de un dique flotante que palíe la ya muy próxima caída en la carga de trabajo, que significaría —que ya está significando— el despido de miles de trabajadores.

El 31 de enero se realizó una nueva asamblea conjunta de los trabajadores de la plantilla principal y de la industria auxiliar, donde se aprobaron dos movilizaciones: salir ese mismo día al ayuntamiento para pedir al alcalde (PP) su implicación a la hora de presionar a un gobierno central que ahora sí es de su partido y una marcha andando a Coruña de los delegados sindicales los días 7, 8 y 9 de febrero, a la que se unirán las plantillas el último día para manifestarnos hasta la Delegación del Gobierno.
La afluencia de miles de trabajadores a la asamblea indica, por una parte, las ganas y ambiente de lucha que existe y, por otra, debería desterrar de una vez por todas la intención del comité de empresa de dividir a los trabajadores, que hasta hace poco se oponía a las asambleas conjuntas alegando la existencia de una serie de prejuicios, que es verdad que existen, pero en gran medida porque el propio comité los fomentó.

Un punto de inflexión en la lucha

Debido al malestar provocado por el incesante goteo de  despidos  en  la  industria auxiliar, cuya máxima expresión fue la inicial oposición de los trabajadores de tres compañías auxiliares a las movilizaciones por entender que llegaban muy tarde, parte del comité de empresa realizó un discurso más combativo, como la toma del ayuntamiento, a la cual rápidamente la asamblea respondió con buen ánimo, aprobando por unanimidad el plan de movilizaciones. Posteriormente, un numeroso grupo de trabajadores entramos en el ayuntamiento mientras el alcalde estaba reunido con los dos comités de empresa de Navantia en la ría de Ferrol, para recordarle al alcalde sus promesas durante la campaña electoral de noviembre. La respuesta del alcalde fue que la policía municipal nos rociase con gas pimienta.
Estos acontecimientos evidencian una serie de cuestiones:
1.- No es cierto que los trabajadores no queramos luchar, como se demostró en el momento que el comité introdujo algún elemento de combatividad en su discurso. De hecho, en realidad los trabajadores muestran mucha más disposición a la lucha que los dirigentes sindicales, que solamente dan pasos adelante cuando sienten la presión desde abajo. En este sentido, la toma del ayuntamiento fue un cierto punto de inflexión que revela que el comité de empresa no va a poder seguir limitándose a movilizaciones para cubrir el expediente. Y si lo hace, correrá el riesgo de ser desbordado.
2.- La posición del alcalde echando balones fuera una vez pasadas las elecciones (el presidente del comité de empresa reconoció después de la entrevista con él que nos había utilizado electoralmente) demuestra lo que tantas veces hemos explicado los marxistas: nuestras demandas y nuestras luchas no pueden ir de la mano de la derecha, y el tiempo terminará demostrando que tampoco podemos ir de la mano con los empresarios, porque los intereses que nos unen son los mismos que unen a esclavos y amos.
3.- La gravedad de la situación general, en donde no son los gobiernos nacionales quienes deciden la política que aplican, sino el capital internacional, convierte en ilusoria cualquier esperanza de resolver nuestro problema concreto con una lucha aislada cuyo máximo horizonte es la comarca de Ferrol.

El sector naval en Vigo, San Fernando y Puerto Real, también en lucha

El problema no radica en que los trabajadores no estemos dispuestos a luchar, sino que los dirigentes sindicales carecen de estrategia, simplemente responden a los acontecimientos sobre la marcha. Comenzaron defendiendo una alianza con cualquiera que reivindicase el dique flotante, daba igual el color político porque “se trata de sumar fuerzas”. Ahora, nueve meses y 800 trabajadores despedidos después, descubren que el PP nos ha utilizado y parece que por fin se van a ver obligados a luchar de una forma más decidida.
Si esto se confirma sería un paso adelante evidente y de gran importancia, que aun no siendo suficiente por sí mismo, es imprescindible si queremos conseguir trabajo. La clave ahora, como venimos repitiendo los marxistas, es dotarnos de una estrategia basada en la confluencia con otros trabajadores y en insertar nuestra lucha en la lucha del conjunto de la clase obrera por evitar que la crisis la paguemos los trabajadores.
Los ataques que estamos sufriendo, y los que vendrán, no son producto de una confabulación del gobierno contra los trabajadores de los astilleros de Ferrol, sino un ataque del gran capital (banqueros y empresarios) contra toda la clase obrera, que nosotros, como parte de ella, estamos sufriendo. Por supuesto que debemos reivindicar el dique flotante, pero al mismo tiempo debemos comprender que si nos dicen que el Estado, propietario de Navantia, no tiene dinero para esa inversión, esto se debe a que les están dando todos los recursos a los banqueros y empresarios. Por eso tenemos que armarnos con un discurso de denuncia del capital como máximo responsable de nuestra situación y enmarcar nuestra lucha en una lucha general de los trabajadores por evitar que nos hagan pagar su crisis. Esta estrategia, además de ser la única con garantía de éxito, es profundamente práctica porque la mejor fórmula para arrancarles algo es que teman perderlo todo.
En este sentido, debemos confluir ya mismo con todas las luchas del sector naval. ¿Cómo es posible que los trabajadores del naval de Vigo y nosotros estemos peleando por separado cuando el problema (la amenaza del paro) es exactamente el mismo? Y lo que es peor, el mismo día que tomábamos el ayuntamiento de Ferrol, nuestros compañeros de Navantia de Puerto Real tomaban el puente de la bahía de Cádiz en demanda de un trabajo que se termina en 15 días, hecho sobre el que el comité de empresa mantiene totalmente desinformados a los trabajadores de Ferrol. También los compañeros de San Fernando, otra de las factorías de Navantia en la bahía de Cádiz, se encerrarán en el recinto en demanda de carga de trabajo. Unificar las luchas de los trabajadores del sector naval es una prioridad en nuestra lucha. Mantener las luchas separadas sólo puede perjudicarnos a todos.

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