8 de Marzo, Día de la Mujer Trabajadora. El PP nos felicita restringiendo nuestras libertades
A las muchas presiones que tenemos que hacer frente las trabajadoras se nos viene a sumar una más: el PP ha anunciado su reforma de la Ley del Aborto, desplazando la de 2010 que impulsó el gobierno del PSOE y a la que presentaron un recurso al Tribunal Constitucional. Se trata de eliminar su lado más progresista y regresar a la Ley del Aborto de 1985, que sólo despenalizaba el aborto en los famosos tres supuestos: violación, malformaciones fetales o riesgo para la salud de la madre, contemplando penas de cárcel para médicos y mujeres que no se atuvieran a dichos supuestos, es decir que el aborto seguía siendo delito. Estamos ante un ataque directo a una de las conquistas logradas después de décadas de lucha.
Si la reforma de 2010 supuso un cierto avance para alejarnos de los abortos clandestinos y sus riesgos (aunque insuficiente, al menos garantizaba que la Sanidad Pública daría esta prestación, independientemente de la opinión moral del médico y además no criminalizaba a la mujer, quien podía abortar sin dar explicaciones en las primeras 14 semanas de gestación), en sólo tres meses de gobierno el PP lo destruye. Para justificar su postura, Alberto Ruiz Gallardón no ha tenido ningún pudor en frivolizar sin escrúpulos y tergiversar la realidad y mezclando la violencia de género con el derecho al aborto. La “violencia de género estructural” (según Gallardón) consistente en que las mujeres son obligadas por sus parejas a abortar, y por lo tanto, la nueva reforma se encamina a proteger a dichas mujeres. Pero cuando existe la coacción y la violencia en las relaciones de pareja y en las relaciones familiares en general, se puede dar tanto en el sentido de obligar a abortar como de obligar a no abortar, por lo tanto no tiene ninguna base; si verdaderamente quieren proteger a la mujer y a la infancia, deberían aumentar los medios económicos en los ayuntamientos para dar servicios ante dichas necesidades, pero hacen todo lo contrario: recientemente varios centros de atención a mujeres maltratadas han sido clausurados.
El ‘ala dura’ del PP marca la pauta
Además de suprimir los plazos de libre aborto, las jóvenes adolescentes de nuevo tendrán que contar con el consentimiento paterno para poder abortar
Si bien se empeñan en equipararnos al resto de Europa en cuanto a pago de impuestos o reducción de días festivos, en lo que se refiere al derecho al aborto, en la mayoría de países europeos, se da libertad de decisión a la mujer al menos durante el primer trimestre de gestación. “Ni siquiera Berlusconi cambió la Ley del Aborto, que en Italia está fijado sin alegaciones hasta la semana 12”, indica Martínez Salmeán (jefe de Ginecología del Hospital Severo Ochoa de Leganés). El sistema de plazos está vigente en 32 de los 47 países que integran el Consejo de Europa, una institución que en 2008 recomendó a sus miembros —entre ellos está el Estado Español— despenalizar el aborto y convertirlo en una práctica legal y sin riesgos.
La derecha siempre ha argüido que abrir la mano en cuestión de derechos provocaría un “aluvión” de abortos, sin embargo las cifras demuestran lo contrario: en 2010 se practicaron 113.031 y la tendencia a la baja, registrada en 2009, en parte gracias a la dispensación de la “píldora del día después”, se mantuvo con la ley de 2010. “El número de abortos no variará a menos que se inviertan medios en la contracepción. Eso sí supondría un verdadero cambio”, reclama Martínez Salmeán, que pone el acento en la gran asignatura pendiente, en la que ninguno de los gobiernos —independientemente de su color— se ha llegado a sumergir a fondo: la educación sexual sin trabas moralistas. Para agravar aún más la situación, la “píldora del día después” también está en el punto de mira del gobierno del PP, el Ministerio de Sanidad ha anunciado un estudio que será la antesala para que prohíba su venta sin receta.
Así pues, los menores de 18 años pueden trabajar y ser explotados, pueden someterse a cirugía estética, donar órganos, ser privados de su libertad en centros de internamiento…, pero a partir de ahora no podrán decidir sobre su maternidad.
La maternidad se puede vivir como un acontecimiento feliz, pero también se puede transformar en una carga que lastre la vida de una mujer o una pareja, sobre todo en un momento de crisis, desempleo, bajos salarios e incertidumbre ante el futuro. Este año, el 8 de Marzo, Día de la Mujer Trabajadora, debemos reivindicar no sólo nuestro derecho a un salario digno, a la igualdad laboral, también debemos reivindicar el derecho a decidir libremente sobre nuestro cuerpo, nuestra sexualidad y nuestra maternidad. Debemos luchar contra el intento del gobierno del PP de hacer retroceder décadas los derechos sociales de las mujeres trabajadoras.