Las elecciones autonómicas celebradas en Asturias el pasado domingo 25 de marzo han supuesto un varapalo para la derecha. Foro Asturias (FAC) de Álvarez Cascos, antiguo ministro del PP, pierde más de 54.000 votos, un 30% de los que obtuvo en 2011 y 4 diputados. El PP pierde más de 12.000, con una caída del 12%, aunque mantiene el número de escaños. En total son 66.000 votos menos, que no son compensados con el crecimiento de UPyD, de 4.000 votos. En esta ocasión una parte de la abstención, que se ha incrementado 11 puntos respecto a las elecciones de 2011, llegando al 44%, y que sigue afectando fundamentalmente a la base social de la izquierda, ha afectado también a votantes de la derecha, rápidamente decepcionados con las promesas de mejora económica tanto del nuevo gobierno autonómico como del nuevo gobierno central.
La fragmentación de la derecha en Asturias ha posibilitado que, pese a la alta abstención el PSOE se convierta en la fuerza más votada y con mayor número de escaños, pese a perder también 12.300 votos respecto a las autonómicas de 2011, con una caída del 11%. Con un incremento de dos puntos en el porcentaje de votos, llegando al 32%, el PSOE pasa de 15 a 17 escaños. Uno de los hechos más destacados de estas elecciones son los resultados de IU, que obtiene casi 69.000 votos (con un incremento del 10%, 7.000 votos y casi cuatro puntos porcentuales) y pasa de cuatro a cinco diputados, quedándose a las puertas del sexto.
En total, la izquierda sumaría en Asturias 22 escaños y PP y FAC otros 22. El factor decisivo para formar gobierno será la actitud de UPyD. A la hora de escribir este artículo no está clara cual será su decisión, pese a que ideológicamente la formación de Rosa Diez sea totalmente afín al programa de la derecha, han declarado que no tienen intención de entrar en el gobierno, sin duda para evitar “quemarse” con las medidas antisociales que están por venir, y que apuestan por un gobierno de “unidad nacional” entre PSOE y PP, un escenario que no se va a producir. Así las cosas, no es improbable que UPyD apoye la lista más votada (en este caso el PSOE) y posibilite la investidura de un gobierno PSOE-IU. Pero también podría ser lo contrario, que con su voto llevara de nuevo a Cascos al gobierno autonómico. En cualquier caso, el futuro gobierno de Asturias parece que será un gobierno en minoría, e independientemente del gobierno que finalmente se pueda formar, estamos convencidos de que gobernará en un contexto creciente de polarización social y de aumento de la conflictividad sin precedentes en las últimas décadas.
¿‘Derechización’ de la sociedad?
Para nosotros, uno de los aspectos más relevantes de estos resultados es que la abstención continúa reflejando la ausencia de alternativas para un amplio sector de los trabajadores, que están decepcionados con la política de las organizaciones obreras, como demuestra el hecho de que esta baja participación es todavía menor en las comarcas del Nalón o del Caudal, tradicionalmente de izquierdas. Aun así la izquierda se impone con comodidad en estos municipios (entre el 56 y el 60%), al igual que en Avilés (casi el 50%) y también gana en Gijón, aunque con resultados más ajustados. Incluso en Oviedo, bastión tradicional de la derecha, aunque esta continúa ganando, la izquierda sube un 6% respecto al resultado de 2011 (pasando de menos del 31% a algo más del 37%). A la vista de estos datos se puede observar un cierto desplazamiento del voto hacia la izquierda, que rebate en las urnas lo que sin duda también se ha visto estos meses en la calle: que exista un proceso de “derechización” en la sociedad. De hecho, en estas elecciones, el conjunto de la derecha (FAC, PP y UPyD) pierde dos puntos porcentuales de apoyo mientras que los dos principales partidos de la izquierda (PSOE e IU) ganan casi 7 puntos.
A nadie se le escapa que estos resultados autonómicos no pueden entenderse de manera aislada, sin tener en cuenta las medidas llevadas a cabo por el PP en el gobierno central y en las autonomías donde gobiernan y que los resultados reflejan el rápido desgaste de la derecha.
La “desmovilización” de amplias capas de los trabajadores en el terreno electoral no demuestra “un bajo nivel de conciencia” y mucho menos una conformidad respecto a la situación actual. Por eso estos resultados electorales hay que enmarcarlos también a la luz de las últimas movilizaciones que se han dado en el Estado español, de la huelga general del 29 de marzo y de las luchas que sin duda están por venir. Un posible gobierno PSOE-IU, o del PSOE con el apoyo de IU, tendrá que inevitablemente tomar una decisión respecto a como abordar esta crisis brutal en la que estamos inmersos. O aceptando la lógica del capitalismo, gestionando los recortes y enfrentándose de nuevo a su base social, o defendiendo decididamente un programa que rompa con esta lógica y asuma la defensa de los intereses de la mayoría de la sociedad por encima de cualquier otra consideración. Si la dirección del PSOE e IU optara por esto último, independientemente de que tengan o no la opción de gobernar, este equilibrio precario que se da en el terreno parlamentario y electoral se decantaría, y más en una comunidad como la asturiana, hacia una amplia y clara mayoría de la izquierda.