El gobierno de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, puesto durante muchos años por los dirigentes del PP y la derecha mediática como ejemplo de modelo político y de funcionamiento, ha mostrado en los últimos meses qué es lo que hay detrás de esa, en teoría, modélica gestión. La constatación de que el déficit de 2011 fue el doble de lo anunciado, después de presumir una y otra vez de que ellos sí cumplían con las cuentas, con una deuda de la comunidad del 8,7% del PIB (la mayor desde 1995), la crisis de Bankia o el hecho de que la calidad de los servicios sociales se esté desmoronando, muestran los verdaderos resultados de 17 años de gobierno del PP en Madrid.
Desmantelamiento del sector público
Durante todos estos años hemos asistido a la subcontratación generalizada tanto de los servicios municipales como los de la Comunidad de Madrid, a la entrega de los hospitales públicos a la gestión privada (uno de cada cuatro se gestiona total o parcialmente de esta manera) y a favorecer a los empresarios de la enseñanza concertada antes de construir nuevos institutos públicos. Con este modelo de privatización encubierta los empresarios pueden conseguir grandes beneficios, pero ni se ahorra dinero, ni se mejora la gestión, al tiempo que aumenta la precariedad laboral y empeoran las condiciones salariales de los trabajadores. Hay muchos ejemplos para ver en qué se plasma esta política. En sanidad, una encuesta realizada en 2009 indicaba que sólo dos hospitales de gestión privada se sitúan entre los diez más valorados por los usuarios. Desde 2004, cuando se inicia el recuento de las listas de espera para operaciones quirúrgicas éstas no han dejado de aumentar. En las residencias para mayores el número de plazas públicas se mantiene estable desde mediados de los 90, en tanto se impone el modelo del copago en centros concertados, donde la búsqueda de beneficios privados lleva a una carencia de personal, medios materiales e incluso ya hay denuncias por la falta de calidad de los alimentos. Lo mismo se puede aplicar a la asistencia a personas con discapacidades, a los centros de menores o a la cada vez más mermada ayuda a drogodependientes. También nos encontramos con el intento de privatizar la empresa de aguas de Madrid, Canal de Isabel II, la cual no sólo es plenamente rentable sino también considerada como un ejemplo de éxito en su funcionamiento.
Recortes y más recortes
En el último año la Comunidad de Madrid se ha lanzado en todas las áreas que gestiona a una carrera sin freno de ajustes y recortes, a la vez que incrementa los precios en servicios públicos básicos como es el caso del Metro, donde además del incremento de tarifas se reducen los horarios de servicio y las frecuencias. En una medida antes nunca vista, el gobierno de Aguirre ha modificado sus propios presupuestos a mediados de año para recortar otros 1.000 millones de euros. Esto supondrá rebajas salariales a funcionarios y empleados públicos de un 3,3% y recortes de jornada a los interinos (con pérdida de salario equivalente) de un 10%. A su vez se crearán o subirán 74 tasas, entre las que están las que se pagan por educación infantil, o por estudiar Formación Profesional Superior donde se instaura una matrícula de 250 euros. Se establecerán también nuevos peajes en autopistas regionales, justo en el momento en que se conoce que varias concesionarias de peajes en otras autopistas de la Comunidad de Madrid se encuentran al borde de la quiebra y ya plantean que sean rescatadas con dinero público.
Bankia y el Partido Popular
El rescate y nacionalización de Bankia han supuesto otro torpedo al mito de la buena gestión económica del PP en general y del gobierno de Esperanza Aguirre en particular. Bankia se crea a través de la unión de dos de “las joyas de la corona del PP”, Bancaja y CajaMadrid. Ambas participaron en los suculentos negocios empresariales que se realizaron en Valencia y Madrid durante la época de auge de la burbuja inmobiliaria. El problema de Bankia, además de la fuerte exposición al ladrillo y el posterior pinchazo de la burbuja, era también una exposición excesiva al Partido Popular. Entre los puestos de dirección del banco encontramos no pocos ex altos cargos y familiares de cargos del PP, como Claudio Aguirre —primo de Esperanza Aguirre—, Santiago Alarcó —ex cuñado de Rodrigo Rato—, el ex ministro Ángel Acebes o el ex secretario general del PP en la Comunidad de Madrid, Ricardo Romero de Tejada, vinculado al tamayazo, pucherazo gracias al cual Esperanza Aguirre consiguió la presidencia de la comunidad en las elecciones autonómicas de 2003. Y así hasta más de una docena.
Eurovegas: el cambio de modelo productivo que ofrece el PP
El modelo de desarrollo de Esperanza Aguirre se hace perfectamente visible en el gran proyecto empresarial que plantea para esta legislatura: Eurovegas. Se trata de un megacomplejo turístico de juego y ocio que implicaría saltarse toda la legislación laboral, fiscal y medio ambiental de las administraciones municipal, autonómica y estatal. En la práctica sería crear una zona especial entregada al capitalismo más parasitario y salvaje, con trabajadores desposeídos de sus derechos básicos y totalmente abierta a la entrada de mafias y la promoción de la prostitución. Este proyecto sin garantías de éxito y necesitado también de fuertes inversiones públicas en infraestructuras, dará seguramente beneficios a un grupo de grandes empresarios, pero generará, si no es un fracaso, a lo sumo trabajo basura e indigno y una nueva cesión de derechos sociales y económicos al gran capital.
Ante esta situación los jóvenes y trabajadores no se han quedado quietos. La movilización en Madrid no ha parado en el último año, ejemplos de ello ha sido el movimiento del 15-M, las masivas huelgas y manifestaciones en defensa de la educación pública pero que también se han dado en multitud de otros sectores dando lugar a el surgimiento de un movimiento social agrupado en las llamadas mareas: verde (por la educación), blanca (por la sanidad) o azul (por la no privatización del Canal de Isabel II). La predisposición a la lucha quedó además plenamente demostrada en el fuerte apoyo a la huelga general del 29 de marzo y en la gran manifestación que tuvimos esa tarde en la ciudad de Madrid.
Movilización y criminalización
La respuesta del gobierno de Esperanza Aguirre a las protestas ha sido recurrir a la represión y criminalización de estos movimientos, utilizando para ello todo su arsenal mediático, desde los medios de comunicación públicos como Telemadrid, donde se ejerce un control político total sobre la línea informativa, como los medios privados afines de prensa, radio y televisión. Abundan estas situaciones, empezando por las falsas acusaciones a las asociaciones integrantes en la Marea Verde de pretender hacer negocio con la venta de las camisetas distintivas de este movimiento, o los constantes ataques contra los sindicatos, llegando a pedir que se denunciara a los miembros de los piquetes en la huelga del 29M mediante fotos y vídeos. El Sindicato de Estudiantes ha sido recientemente expulsado de las fiestas de Aluche, donde llevaba más de 20 años poniendo caseta y ha sido desalojado también por el ayuntamiento de Leganés, gobernado por el PP, del local que ocupaba desde hace 10 años. También se intenta boicotear y ahogar económicamente a aquellas cadenas que, como Tele K y Canal 33, denuncian y confrontan las políticas llevadas a cabo por el gobierno del PP.
CCOO y UGT deben cambiar radicalmente su estrategia sindical
Mientras la derecha actúa con decisión y contundencia, la estrategia defendida por los dirigentes de CCOO y UGT de Madrid (siguiendo la política de estos sindicatos a nivel estatal), ha estado caracterizada por la indecisión, cuando no por la inacción. Muchas de las movilizaciones que ha habido en la comunidad, como la de los trabajadores de sanidad, educación, Telemadrid y un largo etcétera, han sido impulsadas por las secciones sindicales o por los propios trabajadores, arrastrando de esta forma a los dirigentes regionales.
Javier López y José Ricardo Martínez, secretarios generales de CCOO y UGT de Madrid respectivamente, a la vez que han celebrado multitud de ruedas de prensa denunciando la política del gobierno de Esperanza Aguirre, han firmado numerosos acuerdos con ese mismo gobierno cuyo contenido ha sido siempre retórica vacía y declaraciones de intención que sólo han servido para lavarle la cara al PP madrileño, que se sintiera más fuerte y para introducir confusión entre los trabajadores. En Madrid la derecha se vanagloria de ser una fortaleza inexpugnable, pero como hemos visto en el caso de Valencia las condiciones para un estallido social de indignación están completamente presentes.