El viernes de la semana pasada, la compañía auxiliar Atenasa despidió a uno de sus trabajadores, Ángel Porto. El motivo alegado por la empresa en la carta de despido es que, en una asamblea de Atenasa celebrada el 30 de octubre, “arengó” a sus compañeros a realizar un paro contra el despido previo de otro trabajador de la empresa, conducta que la patronal considera que incurre en “deslealtad y transgresión de la buena fe contractual”. Es decir, EL COMPAÑERO ES DESPEDIDO POR ANIMAR AL RESTO DE LOS TRABAJADORES DE ATENASA A HACER UN PARO CONTRA EL DESPIDO DE OTRO COMPAÑERO.
El comité de empresa de Navantia dio un plazo de dos días para que se retire el despido, dejando para el jueves 22 una posible respuesta sindical, que consistiría en poner un piquete para no dejar subir al único barco actualmente en construcción.
Esta propuesta del comité es claramente insuficiente. No podemos tolerar que se despida a un trabajador por animar a sus compañeros a responder ante un despido. ABUSOS PATRONALES COMO ESTE EXIGEN UNA RESPUESTA INMEDIATA Y CONTUNDENTE POR PARTE DE TODOS LOS TRABAJADORES porque son un ataque al corazón mismo del movimiento obrero, al derecho de los trabajadores a organizarnos para actuar como clase.
La respuesta a este ataque ya debió darse ayer, pero en cualquier caso debemos darla lo antes posible, no hay ningún motivo para esperar al jueves. Y debe abarcar toda la factoría, no sólo el barco. El comité de empresa tiene una magnífica oportunidad para organizar una culebra y garantizar así una paralización total de la actividad, sin excepción. Esta sería la respuesta idónea a la gravedad de este ataque. Si no frenamos este despido, habrá más. No puede sentarse semejante precedente.
Los dos despidos arbitrarios en Atenasa se suman a otros atropellos de las compañías auxiliares: toda la plantilla de Elecnaval (56 trabajadores) despedida después de 4 meses sin cobrar, los despedidos de Maessa sin poder cobrar el paro por las irregularidades cometidas por la empresa en la tramitación del ERE y, a pesar de eso, haciendo nuevos despidos, etc. ¿Y qué se hace? NADA.
No podemos tolerar que estas cosas ocurran, no podemos seguir pasivos. Si realmente entendemos que quieren acabar con todo, si realmente queremos defendernos, debemos actuar con la misma firmeza y determinación que usaron nuestros padres y abuelos para conquistar, en una durísima lucha de décadas, los derechos hoy amenazados. Y, evidentemente, el comité de empresa es el primero que tiene que demostrar firmeza y determinación. Esta degradación no puede continuar.