La huelga en Euskal Herria tuvo una incidencia desigual debido a la negativa de la mayoría sindical vasca (ELA y LAB) a convocar. Fue especialmente importante en Navarra, con un seguimiento que superó el 75% en la industria del automóvil (en Volkswagen el paro fue del 98%), de la química y el textil; en la agroalimentaria el paro fue superior al 70% y en la construcción el 80%; en el sector servicios, enseñanza y sanidad fue muy amplio el seguimiento, destacando un paro del 100% en la Universidad Pública de Navarra (UPNA); en Tudela y la Ribera, donde llegó al 90% en la industria, e incluso en la Sakana y zona norte, donde tradicionalmente tienen más peso los sindicatos ELA y LAB, hubo paros superiores al 80% en empresas como Cementos Portland de Alsasua. En Bizkaia, la huelga tuvo incidencia principalmente en el Puerto de Bilbao y el aeropuerto de Loiu; Astilleros Zamakona, con un paro total y servicios mínimos en RENFE y transporte urbano e interurbano TCSA; en Sidenor Basauri (50%), Maxam de Galdakao (80%), Bridgestone (60%) y Alstom (90%). Mientras que el seguimiento en Álava y particularmente en Gipuzkoa ha sido parcial y más bajo. Aún así las manifestaciones de Navarra y Bizkaia fueron realmente multitudinarias, con 50.000  (35.000 en Pamplona y 15.000 en Tudela) y  20.000 en Bilbao.

La actitud de ELA y LAB negándose a convocar la huelga del 14-N ha tenido una notable influencia en estos resultados, y no ha sido comprendida por muchos de sus afiliados y simpatizantes. Decir que “existen razones para la lucha” y negarse a convocar utilizando como excusa el que CCOO y UGT no apoyaron la pasada huelga del 26-S, o que hay que defender un marco autónomo de lucha en Euskal Herria, con un “calendario propio de movilizaciones” cuando los trabajadores hemos comprendido que no es posible derrotar al capital si no es luchando por encima de fronteras nacionales, es un profundo error con consecuencias lamentables para nuestra clase.
La tradición profundamente combativa e internacionalista de muchos trabajadores de base de estos sindicatos, particularmente en LAB, en un momento donde los recortes del PP y los ataques de la patronal en las empresas arrecian, y aún más, en el contexto de la primera huelga y paros con carácter europeo, ha generado una controversia en el seno del sindicato que se ha reflejado en numerosos comentarios de su página web. Muchos de estos comentarios subrayaban, correctamente, que los intereses de nuestra clase están por encima de cualquier otra consideración y de cualquier aparato sindical. Con enormes críticas hacia las direcciones de UGT y CCOO por su modelo sindical de pactos sociales y desmovilización, muchos afiliados de LAB apelaban a la dirección del sindicato para que rectificase. Como decía uno de estos comentarios: “Esta Huelga no es de CCOO y de UGT, esta huelga es de los trabajadores y le daremos el enfoque que nosotros queramos. Yo haré Huelga contra el Capital…” 
Esta política de división, practicada también por las cúpulas de CCOO y UGT en sus negativas reiteradas a apoyar las huelgas de la mayoría sindical vasca, solo beneficia al capital y a la burguesía, española y vasca (PP y PNV). Iñigo Urkullu, que tomará posesión como lehendakari el próximo 14 de diciembre, ya ha anunciado la urgencia de llevar a cabo recortes, que afectarán a los trabajadores y a la juventud en todos los terrenos. Necesitamos recuperar la unidad de los trabajadores para responder a estos ataques, y exigir un modelo sindical con una estrategia de lucha que acabe con los recortes, el cierre de hospitales, la privatización de la educación, las pensiones, los desahucios, etc., y que oponga al capitalismo una alternativa socialista.

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