Se acaban de cumplir dos años del nacimiento del movimiento 15-M, una convocatoria que terminó convirtiéndose en una auténtica explosión social movilizando en calles y plazas a cientos de miles de jóvenes, trabajadores, desempleados, precarios de todo el país. Un movimiento que se convirtió en el catalizador de la rabia, la frustración y enojo ante un sistema económico y social injusto.
Desde entonces, el agudizamiento de la crisis económica y los ataques continuos del gobierno del PP recortando derechos sociales y conquistas arrancadas hace décadas a la clase dominante después de luchas muy duras por parte la clase obrera, los intentos de desmantelar la educación y la sanidad públicas… han generado una enorme radicalización y polarización. En dos años hemos sido testigos de movilizaciones de masas como no se habían visto en el Estado español desde la guerra de Iraq o la Transición: del masivo recibimiento a los mineros en Madrid al movimiento 25-S y la imagen simbólica de un parlamento y unos diputados rodeados por un cordón de cientos de policias, cuando en la calle decenas de miles exigían la dimisión del gobierno y gritaban una de las consignas protagonistas de la lucha: “¡Sí se puede!” Desde las masivas huelgas generales del 29 de marzo y el 14 de noviembre hasta las mareas que movilizan a los distintos sectores en lucha: educación, sanidad, discapacitados, etc., En la masiva protesta del pasado 23-F, el movimiento contra los desahucios, las huelgas y manifestaciones estudiantiles y la histórica huelga educativa del pasado 9 de mayo.
En los últimos dos años, millones de personas han participado en miles de manifestaciones: según datos oficiales, en 2012 hubo 36.232 manifestaciones, el doble que en 2011, y esta línea ascendente continúa este año: en los tres primeros meses las manifestaciones han aumentado un 70% respecto a 2012. Un proceso extraordinario de toma de conciencia por amplias capas de la clase trabajadora y la juventud, de polarización política y giro a la izquierda. Un dato: el pasado mes de abril, la Cadena Ser publicaba su habitual Observatorio mensual, en este caso dedicado a la protesta social. Según este estudio, el 64% de los encuestados creían que la “protesta social es un instrumento eficaz a la hora de lograr que los representantes políticos rectifiquen o cambien de rumbo”. Otro dato significativo es que según este mismo estudio del mes de mayo, el 67,1% de los entrevistados se situaban ideológicamente entre la izquierda y la extrema izquierda; en abril el porcentaje era del 40%.
Los pilares del sistema capitalista en entredicho
Cada vez son más los que llegan a la conclusión de que el sistema capitalista no sirve, que es necesario buscar otra alternativa. Recientemente el BBVA publicaba un estudio de Values and Wordviews, destacando como dato significativo que el 74% de los encuestados rechaza el sistema capitalista, mientras que sólo el 11% apoyaría esta opción. La burguesía y sus portavoces en los medios de comunicación expresan su preocupación cada día menos dismulda por la deslegitimación de las instituciones del Estado burgués: gobierno, parlamento, monarquía, jueces…
El riesgo de un estallido social está presente; basta con leer las declaraciones de Felipe González al periódico El País: “De la crisis económica estoy seguro de que saldremos, aunque no estoy de acuerdo en cómo saldremos; de la crisis política e institucional ya no estoy tan seguro de que vayamos a salir. Esa crisis galopa hacia una anarquía disolvente”. En las mismas líneas se expresaba Alfonso Guerra, cuando hablaba sobre “’el límite que puede soportar antes de una ruptura’ y que podría provocar ‘una explosión de tipo violento’ con consecuencias ‘irreversibles’ para nuestro país”. (Europa Press. 29/1/13). Los líderes socialdemócratas, como ha probado la historia, siempre se sitúan como valedores seguros del sistema capitalista precisamente en los momentos en que este se ve amenazado por la acción de las masas.
Otra de las grandes preocupaciones es el fin del bipartidismo: todas las encuestas pronostican el hundimiento de los dos grandes partidos y el crecimiento de alternativas de izquierda más radicales, como ha sucedido en Grecia con Syriza o con el Frente de Izquierdas en Francia. Según la última encuesta publicada por El País el pasado 11 de mayo, el PP conseguiría un apoyo electoral del 22,5%, casi la mitad de lo obtenido en las últimas elecciones. El PSOE sigue su proceso de derrumbe cosechando un mediocre apoyo del 20,2%, el nivel más bajo de su historia. En cambio Izquierda Unida se sitúa en un histórico 16,6%, a 3,8 puntos del PSOE. En la Comunidad de Madrid las encuestan dan prácticamente un empate entre PSOE e IU, con un 20% de los votos cada uno; de seguir incrementándose esta diferencia IU podría convertirse en la segunda fuerza política de la comunidad.
La crisis de la socialdemocracia y el avance de Izquierda Unida. Por una alternativa socialista revolucionaria
La dirección del PSOE parece seguir el mismo camino que el PASOK en Grecia. Cómo podría ser de otra forma si el candidato del partido es Rubalcaba, que fue vicepresidente con el gobierno de Zapatero y, por tanto, responsable de los recortes económicos y ataques sociales aplicados por el gobierno del PSOE en la anterior legislatura. Cómo esperan que se les vea como una opción de gobierno si en lugar de oponerse enérgicamente a la política del gobierno del PP y ofrecer una alternativa, andan constantemente detrás del gobierno reclamando “Pactos de Estado”. Todos sabemos por experiencia qué son los “Pactos de Estado” para la socialdemocracia, acuerdos que sólo benefician a los más ricos y recortan derechos a la mayoría de la población. Si además añadimos las declaraciones de algunos de sus dirigentes, no es extraño entender estos resultados. Según la “líder” de Juventudes Socialistas, Beatriz Talegón: “No soy muy amiga de las teorías conspiratorias, pero ya en aquel momento de ir a las manifestaciones y las asambleas (15-M) empecé a ver cosas que me hacían preocuparme, y ahora ya se dice con más fuerza: hay quien plantea que detrás de todo esto puede incluso que esté la derecha”. Qué se puede esperar de una dirección que elige como “regenerador” ideológico del partido a Ramón Jauregui, quien recientemente en una charla del PSE en Bilbao, dijo que no había ninguna alternativa de izquierdas mejor que el PSOE, y se ha preguntó: “¿Cuál es el modelo de referencia que propone esa otra izquierda?, ¿el chavismo? (…) A veces me asusta el planteamiento alternativo a la democracia que se da en algunos movimientos sociales. No hay alternativa a la democracia representativa, no hay una democracia directa o asamblearia mejor”. (Público. (11/5/13).
Las movilizaciones de estos últimos dos años han dejado más que claro la combatividad de la clase obrera y la juventud y su disposición para respaldar una alternativa revolucionaria consecuente. Las condiciones para acabar con el gobierno del PP son mayores que nunca. Si los dirigentes sindicales en lugar de buscar pactos y acuerdos ofrecieran un auténtico programa de acción, organizaran una huelga general para exigir la dimisión del gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas, sería interpretado como un paso adelante en la lucha y apoyado entusiastamente por la mayoría de la población. Correctamente, Cayo Lara e IU sí está exigiendo la dimisión del gobierno y ha adoptado una política mucho más enérgica contra los recortes del gobierno, conectando así con el sentir generalizado y esa es la razón de su apoyo electoral. El único camino para evitar la catástrofe social a la que nos conduce el gobierno y la clase dominante es la lucha y la defensa de un programa revolucionario, auténticamente socialista. Esta es la tarea que defendemos los marxistas de El Militante en el seno de Izquierda Unida, de los sindicatos de clase y los movimientos sociales. Sólo así podremos demostrar que “sí se puede”.