El Comité de Parados de Álava celebró su primera Asamblea General el pasado 27 de junio, después de mes y medio de reuniones y trabajo con diversos colectivos con el propósito de sumar más apoyos, colaboraciones y aliados para su plataforma reivindicativa recién elaborada1, que entre otras cosas reclama subsidio de desempleo indefinido equivalente a un SMI de 1.100 euros al mes mientras dure la situación de desempleo, tarjeta de transporte público gratuito para todos los parados y familiares a su cargo, el reparto del empleo con una reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales sin reducción salarial, la supresión del copago y la congelación de las hipotecas para todos los desempleados. Sus impulsores confían en el potencial de lucha del colectivo de desempleados y llevan un año asistiendo todos los jueves a las manifestaciones de empresas en lucha junto con los trabajadores de Laminaciones Arregui, Foronda, Iberia, 010, Alestis, Mandrinados de Precisión y otras empresas, en ocasiones se han unido los jóvenes, convocados por el Sindicato de Estudiantes y los que ocuparon la Iglesia de San Francisco el 3 de marzo, los trabajadores públicos convocados por su coordinadora (Eustorma) y la iniciativa Araba Borrokan, que agrupa a 13 sindicatos y 70 comités de empresa.
Defienden la unidad de acción sindical para luchar contra el paro y contra el capitalismo que nos condena a esta situación, y explican que los sindicatos de clase son necesarios, pero hay que recuperarlos como verdaderas herramientas de lucha. Son contundentes en su crítica a la política de pactos y consensos con la derecha, PP y PNV, y la patronal. También han denunciado que el año pasado de los presupuestos del ayuntamiento de Vitoria para Empleo se quedaron sin ejecutar casi ocho millones de euros, que hubieran dado trabajo al menos a 400 personas en paro, y del millón y medio de euros destinados a los comedores sociales se ahorraron casi dos tercios por la aplicación de nuevos criterios, que sacaban literalmente a personas hambrientas de estos recursos sociales. 
A continuación reproducimos extractos de una entrevista al portavoz del Comité de Parados de Álava, Pedro Abellán, publicada por el periódico vasco El Diario Norte el sábado 29 de junio2. Pedro es también miembro de la corriente marxista El Militante.

Pregunta.— Más de 26.000 parados en Álava. Ustedes, de momento, han conseguido aglutinar a casi una treintena de miembros activos ¿confían en sumar muchos más?
Respuesta.— Sí, sin duda, pero esto es una carrera de fondo. Es complicado organizar a los parados. Todos estamos muy ocupados y preocupados por buscarnos la vida. Es difícil llamar la atención de alguien para que se movilice cuando tienen una prioridad diaria que resolver. Su obsesión es buscarse el pan. De momento contamos con esos miembros activos, que no es poco.
P.— ¿Qué personas desempleadas lo tiene más complicado?
R.— El joven porque es joven y el único empleo al que accede, con muchísima suerte, es por horas, temporal y con un salario miserable. Y a los mayores no les han dejado hueco, no tienen apenas posibilidades. Está muy mal para todos. Es misión imposible encontrar un trabajo digno a corto plazo. A la patronal le vienen bien estas listas de desempleados. Han conseguido lo que siempre se han propuesto, que la gente vaya a trabajar sin rechistar por una miseria. En cuanto levantas la cabeza prescinden de ti, tienen muchos haciendo cola a la puerta de las fábricas.  
P.— ¿Cómo es la rutina diaria de una persona en paro?
R.— En resumen la describiría como una gira interminable de fábrica en fábrica para entregar currículums en la que te vas tropezando con muchos otros compañeros en la misma situación. En algunos sitios ya ni se molestan en quedarse con el documento. ¿Para qué? En otros, empatizan con tu situación y al menos lo recogen para no hacerte sentir aún peor de lo que te sientes.
P.— ¿Y el trato que reciben de las instituciones es correcto?
R.— Lo de Lanbide [Servicio Vasco de Empleo] y la Renta de Garantía de Ingresos ha sido un escándalo. Yo he ido a las seis de la mañana a hacer cola para coger un número y después de repartir una treintena te quedabas a las puertas de ser atendido. Así que vuelves al día siguiente a repetir la misma operación a riesgo de que vuelvas a quedarte sin recibir atención. El papeleo es interminable. Tardan una media de seis meses en contestarte. Entonces te citan para comprobar que cumples con toda la reglamentación. Hay compañeros que, cansados ya de esperar, se habían convencido de que no iban a cobrar y de repente les sorprenden con un ingreso en la cuenta que agradeces, claro. Pero ¿cómo organizas tu vida con esa incertidumbre?
P.— Usted cobra esa prestación. ¿Cómo afronta el mes con unos ingresos de 426 euros?
R.— Las paso canutas y eso que no tengo que pagar hipoteca porque he vuelto a la casa que me dejaron de mis padres. Tienes que calcular cada gasto al milímetro y te hablo de gastos exclusivamente en comida porque no da para más.
P.— Y ¿cómo se sobrelleva anímicamente un día tras otro sin recursos y sin trabajo?
R.— Tu cabeza repite el mismo mensaje: no valgo, no encuentro nada. Es normal que cunda la desesperación. Tienes que enfocarlo desde una perspectiva general y ser consciente de que las personas que estamos en paro no somos los que hemos provocado esta crisis. Nosotros no somos los responsables de lo que está pasando. Si no haces ese ejercicio de reflexión diaria te invade un sentimiento de culpa que es muy difícil de esquivar.
P.— ¿Usted cree que los políticos son conscientes de los dramas familiares que se esconden detrás de las cifras del paro?
R.— Sí, lo son. Pero desgraciadamente muchos creen en este sistema en el que hay una minoría que se está forrando a costa del resto. Otros consideran que no lo pueden combatir. A la derecha española le viene bien que haya parados para seguir alimentando ese sistema que permite el enriquecimiento de una minoría, a la que están vinculados, claro está, a costa de tener a gente siempre dispuesta a trabajar por una miseria y a pelearse con el vecino por un puesto de trabajo. Así nos dividen y así nos manejan. Encima no hay una oposición de la izquierda ni de las direcciones sindicales. Le sirven de muleta al PP. Si al menos consiguiéramos desalojar a Rajoy del poder, sería más fácil presionar a un gobierno de izquierdas. Deberíamos seguir el ejemplo del Sindicato de Estudiantes. Su estrategia de ataque al ministro Wert es el patrón que deberíamos copiar el resto para contraatacar cada embestida de la brutal política de recortes que padecemos. Su rebelión es modélica.
P.— Se dice que la sociedad vasca es solidaria, en general, pero hay casos concretos que denotan lo contrario. Le hablo de lo ocurrido recientemente en el Ayuntamiento de Vitoria. El alcalde asegura que ha planteado a sus trabajadores acogerse a reducciones de jornada para permitir la entrada de personal provisional. Tan sólo dos empleados se han mostrado dispuestos a acogerse a esta medida, según los datos facilitados por el consistorio. ¿Qué le parece?
R.— Esa reducción de jornada implica reducción de salario y por ahí no pasan. Entiendo su postura porque saben que muchos de los directores y cargos importantes cobran una pasta. Que sean ellos los que se reduzcan la jornada y el salario. Además no se creerán que vaya a ser una medida reversible.

2. Ver entrevista completa en http://goo.gl/CrXmD.

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