El 10 de febrero nos íbamos a dormir con la escandalosa noticia de nuevos desmanes de UPN en Navarra. La exdirectora gerente de la Hacienda de Navarra, Idoia Nieves, revelaba públicamente que la titular de Economía de la Comunidad de Navarra, Lourdes Goicoechea, le había pedido tratos de favor a algunos contribuyentes (Universidad de Navarra, Caja Navarra y otros), involucrando también a la presidenta navarra, Yolanda Barcina.
La respuesta de los grupos de la oposición, con el PSN más vociferante que nadie, era que esto no podía seguir así y que si se demostraba lo denunciado la única salida era convocar nuevas elecciones. Si Barcina no lo hacía, entonces se plantearía una moción de censura y se formaría nuevo gobierno con la única finalidad de convocar elecciones el 25 de mayo, coincidiendo con las europeas.
La mayoría de los navarros dijimos: ¡ya era hora! En contraposición UPN, el PP y toda la derecha mediática españolista montaron un guirigay del que lo único que se sacaba en limpio era que “el PSN se iba a unir a ETA para decidir el destino de Navarra”.
La traición continuada del PSN
En las elecciones municipales y al Parlamento Foral de 2007 el ansia de cambio se plasmó en una participación de más del 75%, con unos resultados que permitían desalojar a UPN tras diez años en el gobierno y formar un gobierno de la izquierda.
El PSN estaba dispuesto a pactar con NaBai e Izquierda Unida para que ese cambio se produjese. Entonces surgieron las mismas voces desde los sectores ultras del Estado español y de Navarra planteando que eso era “entregarnos a los vascos”, satisfacer “el objetivo de los terroristas”, etc. La dirección estatal del PSOE, haciéndose eco de esta presión, empujó al PSN a abstenerse y con ello entregar de nuevo el gobierno a UPN.
Esto sucedía en 2007, con una situación relativamente buena de la economía navarra, con pleno empleo (el paro era el 4,27% de la población activa, unos 13.000 parados) y con una sensación de que esto iba a durar. Sin embargo, el estallido de la crisis en 2008 cambia la situación bruscamente. A mediados de 2011 el paro ya alcanza el 12,64%, afectando a más de 45.000 personas y, gracias a la reforma laboral del gobierno del PP, esta cifra supera los 50.000, el 16,83%, siendo Navarra la comunidad donde más se ha incrementado el porcentaje de paro.
En las elecciones autonómicas de mayo de 2011 el gran derrotado fue el PSN, que perdió 23.000 votos. Aun así, seguía teniendo la posibilidad de desalojar a UPN del gobierno buscando alianza con otros grupos, entre ellos Bildu, que obtuvo un 13,3%. Sin embargo, la dirección del PSN profundizó todavía más en la traición de 2007: si entonces permitieron que UPN gobernara en 2011, ahora directamente formaron gobierno con la derecha.
¡Hay que continuar con la movilización!
Tras la victoria del PP en las elecciones generales en noviembre de 2011, UPN agradece los servicios prestados al PSN echándole del gobierno. Durante estos años se ha privatizado Caja Navarra, donde ha habido millones y millones de pérdidas por una gestión pésima. El gobierno de UPN ha recortado en educación, sanidad, dependencia, etc. mientras seguían con sus grandes obras, como el TAV de 70 kilómetros entre Castejón y Campanas, el Reyno Arena, etc., para dar dinero a sus amigos los constructores. Ahora nos encontramos con que Navarra, de ser una comunidad modelo en sanidad, educación, servicios públicos y demás, estamos retrocediendo tanto que se han multiplicado las protestas de médicos, enfermeras, profesores, bomberos, guardas forestales,... porque, aparte de reducirles el salario, cada día tienen menos medios para poder atender a su especialidad. De hecho, en los hospitales se han privatizado las cocinas, con la consiguiente bajada brutal de la calidad alimenticia, y ahora quieren privatizar la limpieza, con lo que el deterioro será mayor. Más de 65.000 pacientes están en las listas de espera sanitaria (el 10% de la población). Todo esto lo ha podido hacer UPN gracias al apoyo en la práctica del PSN, ya que la moción de censura se hubiese podido presentar hace dos años.
Podríamos extendernos mucho más con sus ataques, día sí día también, a la educación, al euskera, a las fiestas populares, etc., pero la magnífica manifestación del día 22 habla por sí sola de lo harta que está la gente con este gobierno. Sin embargo, la dirección federal del PSOE está presionando fuertemente a la dirección del PSN para que se niegue a impulsar la moción de censura contra Barcina, con el lamentable argumento de que el escándalo de corrupción no ha quedado probado en la comisión de investigación, aunque sí “hay un posible delito de tráfico de influencias”. Esta posición vergonzosa está abocando al PSN a una crisis interna cada vez más aguda, al estilo de la que está sufriendo el PSC en Cataluña. Lo que realmente está detrás de esta actitud es el temor del PSOE —que ni siquiera convocó la manifestación del 22— a que la derecha utilice en la campaña de las elecciones europeas un eventual acuerdo con Bildu en Navarra, hecho que pone de nuevo de relieve el seguidismo del PSOE al PP en la cuestión nacional. Así, si el gobierno de derechas de Barcina sobrevive, lo hará con menos apoyo social que nunca. Por eso hay que dar continuidad a la gran movilización del 22 con un plan de lucha que incluya una huelga general en Navarra hasta tumbar a la derecha.