El desplome del PP

Este giro es más abrupto si tenemos en cuenta que en las elecciones europeas de 2009 el PP obtenía la mayoría absoluta de votos. Ese mismo año la derecha recuperaba la Xunta tras la experiencia de cuatro años de gobierno bipartito PSG-BNG en los que las expectativas de cambio por parte de la juventud y los trabajadores gallegos quedaron completamente frustradas. Además, el PP tuvo su pico electoral en Galicia en las generales de 2011. Con el fin de evitar el desgaste por los recortes del gobierno de Rajoy, el PP gallego adelantó las autonómicas al otoño de 2012. Aunque mantuvo la Xunta, ya entonces el PP sufrió una caída significativa, sobre todo en las ciudades, pero quedó compensada por el hecho de que la caída del PSOE y el BNG fue todavía más acusada, debido a su trayectoria previa y a la oposición de terciopelo llevada a la práctica. El pasado 25 de mayo el desplome del PP se consuma, obteniendo uno de sus peores resultados históricos, con una pérdida del 38% del electorado que se concentra en las ciudades, pero que también afecta a las zonas rurales, su base de apoyo tradicional y hasta ahora más estable: en la provincia de Lugo la caída es del 34,58% y en la de Ourense del 36%.

El acontecimiento político más relevante de las elecciones autonómicas de 2012 fue la fortísima irrupción de AGE (200.000 votos y el 14%) anticipando un proceso que en las europeas se ha expresado en todo el Estado y se ha consolidado y acentuado en Galicia. El éxito de AGE se debió a que apareció como una opción claramente más a la izquierda del PSG y del BNG y al mismo tiempo se percibió como una materialización de la unidad entre el nacionalismo de izquierdas y la izquierda estatal. Hay que tener en cuenta, además, el impacto de los acontecimientos en Grecia, cuando en las elecciones generales celebradas en el verano de aquel año se produjo un ascenso meteórico de Syriza. En los mítines de AGE se respiraba un ambiente eléctrico, de entusiasmo y confianza en que “sí se puede” doblegar a la derecha y su política reaccionaria.

Giro a la izquierda en el voto urbano

cuadro-galicia-elecciones-eEn las elecciones europeas, al impulso de AGE (el referente de Izquierda Unida en Galicia obtiene el 10,52%) se ha sumado la entrada en escena de Podemos (8,34%). Estas formaciones quedan como tercera y cuarta fuerza política respectivamente, por encima del BNG (7,9%), que está pagando un duro precio por el acusado giro a la derecha de su dirección en los últimos años. Su discurso “soberanista” no ha contrarrestado su tendencia a la baja.

Como señala una crónica electoral “nunca en los 35 años de democracia las ciudades gallegas se habían despertado tan teñidas de rojo tras una cita con las urnas” (El País, edición gallega, 27/05/14). Con los resultados del 25 de mayo el PP no podría gobernar en ninguna de las siete principales ciudades (Vigo, Coruña, Ferrol, Compostela, Pontevedra, Lugo y Orense) ni en la mayoría de las localidades de las zonas metropolitanas.

Pero es que además, los resultados obtenido por AGE y Podemos son verdaderamente espectaculares en las principales ciudades gallegas. En Vigo, la más poblada e industrial, los votos de AGE y Podemos (25,86%) les convierte en la primera fuerza política, por delante del PP. En el barrio de Navia, de población joven, Podemos ha sido la fuerza más votada, seguida de AGE.

También en A Coruña, Ferrol y Compostela uno de cada cuatro votos ha ido a parar a AGE o Podemos, superando, como en Vigo, al PSG (que cosecha un estrepitoso fracaso, con una caída del 45% de los votos, casi cinco puntos por encima de la media estatal). En el barrio Novo Mesoiro de A Coruña, compuesto por jóvenes trabajadores y especialmente golpeado por la crisis, Podemos es la fuerza más votada en varios colegios. En el también coruñés barrio de Monte Alto AGE y Podemos suman el 34,5% de los votos. Igualmente, AGE y Podemos superan al PSG en Narón, Fene, Arteixo, Mugardos, Oleiros, Culleredo, Teo, Cangas, Moaña, etc.

Estos resultados reflejan la profunda transformación social y política que se ha producido en Galicia en las últimas décadas y son una prueba clara de que esta comunidad es y será un punto de apoyo clave en la lucha contra la derecha, tanto en las urnas como en calle.

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