La manifestación transcurrió con perfecta normalidad, a pesar de las continuas provocaciones que sufrimos por parte de los fascistas que se parapetaban en el interior del edificio. La manifestación siguió su recorrido, explicando a los vecinos del barrio el peligro de tener ese local fascista en el barrio y llevando a la práctica la unión entre trabajadores nativos y extranjeros; estos últimos se fueron uniendo por centenas desde los primeros compases de la manifestación.
Este grupúsculo que se hace llamar jóvenes patriotas son los mismos fascistas que llevan años intimidando a los jóvenes y trabajadores de izquierdas, los que hace pocos meses irrumpieron en la Universidad Autónoma de Madrid, intentando reventar actividades culturales de izquierdas como las Jornadas Marxistas del Sindicato de Estudiantes, o los mismos que persiguieron con un puñal a dos jóvenes activistas de izquierdas durante la huelga educativa del 24 de octubre. Son los mismos fascistas que intentaron intimidar a los compañeros de La Comuna durante sus jornadas en la Escuela de Relaciones Laborales en la Universidad Complutense y los mismos que atacan día tras día las sedes de los partidos y asociaciones de izquierdas o nos amenazan de muerte en la feria de Málaga a los que luchamos por unas fiestas populares, contra un ocio alienante y embrutecedor, que es lo único que nos ofrece el empresariado malagueño.
Estos fascistas pretenden hacer del barrio de Tetuán un cortijo particular pero la demagogia que utilizan no engaña a nadie, son sólo un grupúsculo violento que busca atemorizar a jóvenes y trabajadores para que no nos organicemos y no luchemos con-tra nuestro enemigo real, este sistema de injusticias que es el capitalismo y contra sus lugartenientes en el gobierno. No es casualidad que desde el ayuntamiento de Madrid, donde gobierna el núcleo duro del PP, se haya dicho que hasta que el propietario del local no denuncie, ellos no van a proceder a desalojar a nadie, a pesar del riesgo de agresiones y tensión social que este local fascista va a provocar en el barrio. El ayuntamiento no hará nada, agarrándose a todos los resquicios de la legalidad burguesa para poder permitir a sus cachorros estar ahí. Todo ello contrasta con la rapidez con la que el ayuntamiento desalojó y derribó el Centro Social Okupado la Traba, centro de izquierdas en la zona de embajadores, que ofrecía alternativas de ocio, talleres y un centro donde los jóvenes se reunían.
Desde el Sindicato de Estudiantes creemos que el camino que se ha adoptado para luchar contra este asentamiento de fascistas es con el que hay que seguir adelante, vinculando a todas las organizaciones de izquierdas en el barrio. Con la lucha masiva, como la manifestación del pasado 30 de agosto conseguiremos expulsar de nuestro barrio a los fascistas. El mensaje es claro, ¡fuera los fascistas de los barrios de Madrid!