No al cierre de la planta de Coca-Cola de Fuenlabrada, no a la pérdida de los puestos de trabajo, ese ha sido el punto de partida de la lucha que están protagonizando durante ya once meses los trabajadores de Coca-cola. El objetivo no es conseguir buenas indemnizaciones, si esto conlleva el cierre de la planta. El puesto de trabajo no es propiedad del trabajador, lo es de toda la clase obrera y como tal hay que defenderlo, con contundencia, con decisión y con confianza en la capacidad de lucha de los trabajadores directamente implicados y en la solidaridad del resto. Estos meses de dura lucha, además de demostrar la gran entrega y resistencia de los trabajadores, están siendo una escuela y una prueba práctica contundente de cómo un sindicalismo de clase, democrático y combativo, debe afrontar los EREs, los despidos o los cierres de fábricas.
Este método de lucha es el que les ha permitido poner contra las cuerdas a la multinacional y crear el ambiente social propicio para cosechar victoria tras victoria en el frente judicial. La lucha está en un punto crucial; el nivel de movilización de los trabajadores directamente implicados es muy alto al igual que la solidaridad; las condiciones para doblegar definitivamente a la empresa están dadas, la clave: organizar toda esa fuerza para subir varios peldaños la presión. En este sentido la responsabilidad recae sobre la dirección de CCOO de Madrid, que debe organizar inmediatamente una huelga general en todo el sector de la alimentación de Madrid, como paso hacia una huelga general en toda la región contra la destrucción de empleo, por la defensa de los derechos laborales, los salarios y los servicios públicos.
¡Ni un paso atrás!
¡Hacia la huelga general en Madrid!

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