Más allá de las grandes cifras generales, los datos macroeconómicos y los datos manipulados que el Gobierno del PP airea, se encuentra la realidad de los barrios y localidades donde vive la mayoría de los trabajadores de este país. Tomemos el caso de una ciudad obrera del sur de Madrid: Parla.
Parla es conocida por tener índices de pobreza de los más altos de país y de los de menor renta declarada de entre los ayuntamientos de más de 50.000 habitantes. En la actualidad 15.608 personas que se encuentran en paro, de ellas más de 8.000 no reciben ningún tipo de prestación económica. Más de 23.000 personas se encuentran por debajo del umbral de la pobreza, y de ellas más de 5.000 están en pobreza severa, muchas de ellas niños y niñas. Más de 2.000 familias necesitan ayuda alimentaria. Un elevado número de familias carecen de luz, y gas, este invierno, al no poder afrontar los pagos de estos bienes básicos. Muchas familias no pueden pagar el precio del comedor escolar de sus hijos ni de los libros y material escolar. En Parla faltan plazas escolares, más de 500 para niños de 3 años, en este curso según la plataforma en defensa de la educación pública.
Durante años el ayuntamiento ha estado en manos del PSOE y durante los últimos años bajo el mandato de Tomás Gómez, actual secretario general del PSM, en el que se produjo un más que acelerado proceso de privatización de gran parte de los servicios públicos. El gasto en pago de compañías que gestionan o han gestionado servicios que antes prestaba el Ayuntamiento creció de manera exponencial y como todos los ayuntamientos, se ejecutaron obras que han sobrepasado todo límite de aguante económico hasta tal punto que la deuda de Parla es la cuarta mayor de entre todos los ayuntamientos de España sólo superada por Cádiz, Madrid y Barcelona.
El actual equipo de gobierno del PSOE inició el mandato despidiendo más de 60 trabajadores, así como ejecutando con la fidelidad del converso, los ataques del gobierno de Rajoy (liquidando el convenio colectivo, liquidando el fondo social o llegando incluso a prohibir la realización de asambleas de trabajadores durante la jornada laboral).
Desde 2011 los servicios públicos han seguido privatizándose, los últimos la gestión de multas de tráfico y el mantenimiento del alumbrado público.
Y es en este último caso donde Parla, aparte de por su deuda, ha renovado su fama nacional: el exalcalde, Jose María Fraile, era encarcelado por su participación en el escándalo de la trama Púnica.
Inevitablemente y como hemos explicado desde estas páginas, si un político pone en el mercado los servicios públicos para mayor beneficio de las empresas, estas harán todo lo posible por quedarse con ellos. Ya sabemos que los Ayuntamientos tienen pasillos muy anchos para que especuladores, empresarios y banqueros lleguen rápido y bien hasta los despachos de los concejales y alcaldes, pero muy estrechos para el acceso a ellos por parte de los trabajadores y jóvenes de sus ciudades.
Por otro lado cuando se privatizan los servicios públicos, los ayuntamientos pasan a manos de las empresas la capacidad de decidir sobre las áreas que gestionan. Si privatizas una instalación deportiva, será la empresa y no la concejalía de deportes la que determine quién y en qué condiciones se hace deporte en la ciudad. Al igual que si el montante del dinero destinado al pago de servicios es muy alto, son ellas mismas las que fijan las prioridades presupuestarias.
Los servicios privatizados son un atraco a las economías de las ciudades. Debe recogerse el beneficio del empresario así como el IVA repercutido. Si el servicio fuera gestionado por el propio Ayuntamiento esos costes desaparecerían y se podrían dedicar a medios materiales, personal y mejora de salarios.
Durante la huelga de las trabajadoras de limpieza de edificios públicos en manos de la empresa Linorsa (empresa que tenía impagos con la gran mayoría de sus trabajadores en todos los centros de trabajo), cuando les planteábamos la municipalización bajo control obrero ellas destacaban la cantidad de pedidos de material que se firmaban y que no iban a parar a la limpieza del Ayuntamiento (¡).
Las montañas de basura que han aparecido en la prensa que se acumulaban en Parla son la prueba de para qué sirven las empresas que viven de la adjudicación de servicios públicos. Si no cobran no pagan a sus trabajadores. ¿Qué papel juegan estos individuos? De hecho el Ayuntamiento ya planteó el pago directo de las nóminas dado que las cantidades ingresadas a la empresa no llegaban a los trabajadores del servicio.
Parla es la prueba de la bancarrota de la socialdemocracia. Durante días y días Parla ha estado de rodillas ante una empresa que no hacía nada porque se reestableciera la limpieza de la ciudad y la actual alcaldesa, ni su “equipo de gobierno”, ni IU (que hizo un papel, tenemos que decirlo, lamentable, sin alternativa, provocando una imagen esperpéntica encerrándose con UPyD y PP pidiendo una solución al problema, haciendo frente común con las organizaciones enemigas de los trabajadores), hayan planteado la municipalización inmediata del servicio cuando lo han tenido en su mano.
El futuro en barrios obreros como Parla no puede ser más negro. Con una deuda de más de 400 millones de euros, nada puede hacerse sin convertirla en una ciudad fantasma y sin futuro. Ni aun cerrando todos los servicios del Ayuntamiento y despidiendo a toda la plantilla se conseguiría pagar la deuda hasta pasados 5 o 6 años.
Simplemente LA DEUDA NO SE PUEDE PAGAR. No valen paños calientes, ni quitas, ni deudas ilegitimas. Grecia es la prueba de que los banqueros quieren cobrar aunque no haya para nada más y presionan para que eso siga siendo así.
La presencia de PODEMOS en las elecciones va a jugar un papel determinante e ilusionante. Pero ello debe venir de la mano de un programa claro: ningún ajuste y recorte más, la deuda que la asuma la banca, planes de empleo público para dar ocupación a los más de 15.000 parados, planes de adecentamiento de los barrios y centros educativos, control obrero de la gestión municipal y municipalización de los servicios públicos bajo control de los trabajadores.
Solo sobre estas premisas y con un gobierno municipal obrero que se base en la movilización de la población de Parla podrían atenuarse en alguna medida sus problemas inmediatos.