El presupuesto para este nuevo tratamiento aprobado por el gobierno alcanzaría a unos 5.000 pacientes cuando el organismo que agrupa a los hepatólogos calcula que son 30.000 los afectados que necesitan inmediatamente tomar el tratamiento, sin contar con las más de 300.000 personas infectadas que son portadoras, aunque con poca probabilidad de transmisión de la enfermedad y siguiendo unas sencillas reglas de higiene se puede hacer vida normal, más de un 50% de estos casos terminarán desarrollando la enfermedad.

¡No son muertes, son asesinatos!

El virus de la hepatitis C se aisló a mediados de los años ochenta y en el mundo occidental es la primera causa de hepatitis crónica. Los nuevos tratamientos curan en un porcentaje de casos muy superior a los usados anteriormente, reduciendo considerablemente los efectos secundarios y la duración del tratamiento, eso significa un ahorro sanitario futuro no sólo en los recursos sanitarios que necesitamos los afectados, sino también en el freno que la cura supone para el avance de esta enfermedad “oculta”.

¿Por qué el gobierno Rajoy opta por encarecer el sistema sanitario y seguir exponiendo a la población a esta infección? Ni Rajoy y el Ministro de Sanidad, ni los Presidentes y Consejeros de Sanidad de las CC. AA. son los únicos ejecutores, sólo firman las sentencias que escriben los mercados financieros y las multinacionales farmacéuticas.

El conflicto surgió en las negociaciones secretas con GILEAD, el fabricante de sofosbuvir (Sovaldi), uno de los nuevos fármacos. Después de nueve meses de negociación, según los medios el precio del fármaco junto con otro combinable se fijó en 43.000 euros. En países con autorización restringida de la patente, como el caso de India, el coste de sofosbuvir para 12 semanas de tratamiento es de 200 dólares, en dicho país, la multinacional farmacéutica los vende en torno a 1.000 dólares. Las expectativas de los analistas bursátiles son que los beneficios de GILEAD aumenten un 450%, duplicando así facturación de lo conseguido con la venta del producto, desde 2013 la empresa se ha revalorizado en bolsa un 183%. Vemos cómo la energía, la comida, la cultura, la salud, las armas… e incluso la muerte son buenos negocios.

Esta es la realidad que se nos ha presentado a los enfermos de hepatitis C, nuestro futuro y el de una epidemia que es causa de miles de muertes dependen de los intereses de un reducido grupo de multimillonarios y sus agentes “comerciales” del gobierno.

Entender y propagar esta realidad es lo que ha conseguido que pudiésemos sumar el apoyo de decenas de miles de trabajadores en la manifestación del pasado 10 de enero, trabajadores de Coca Cola, activistas vecinales, empleados públicos, profesores, sanitarios… todos en defensa de la Sanidad Pública, Gratuita y Universal; y también es la causa de que se haya extendido al resto de la geografía del Estado la indignación de los afectados frente a este tiro certero de los recortes. Que los recortes matan ya lo sabemos, como sucede con los desahucios, la ley de dependencia o los EREs, el que de antemano se sepa quién es el “beneficiario” que sufre los ataques se llama crimen.

La lucha ha demostrado que es el único camino. Hay que continuar la movilización y unificarla con la lucha en defensa de la Sanidad Pública. El objetivo debe ser avanzar hacia una movilización general del sector sanitario.

Es necesaria una huelga general de la sanidad pública en todo el Estado donde las reivindicaciones de los afectados por la hepatitis C deben ser parte de la defensa de la sanidad pública en general, la oposición a los recortes y la exigencia de la reposición de los recursos sustraídos a ésta, sólo así se pueden conseguir los objetivos buscados y asestar el golpe de gracia a este gobierno débil, que si no ha caído ya, es por la defensa desesperada por parte de los dirigentes sindicales de una paz social artificial que lo único que está produciendo son balones de oxígeno al gobierno.

Las movilizaciones de la Marea Blanca evitaron el golpe mortal a la sanidad madrileña que pretendía dar el gobierno de Ignacio González. Sin embargo, no ha parado el goteo de ataques a la sanidad pública, como es el desmantelamiento y posterior reconstitución del Instituto Carlos III tras los casos de ébola, los recortes de plantilla, las externalizaciones o nuestro caso.

Y sí, movilizarnos hacia una huelga general. Esta lucha la vamos a ganar, nos costará días y meses, centenares de más de enfermos e incluso muertos, pero eso no impedirá que siguamos luchando por nuestros hospitales y sistema público de salud, por la educación pública de nuestros hijos, por los derechos de nuestros dependientes y por un trabajo con el que poder vivir. Nuestra enfermedad nos ha enseñado los intereses que mueven el mundo y nos obliga a luchar contra ellos.

¡Tratamiento para todos!

¡Los recortes matan!

¡La vida humana no es un negocio!

¡No son muertos, son asesinatos!

¡Nacionalización y cesión gratuita a sistemas sanitarios de otros estados de las patentes farmacológicas activas!

¡Por el aumento de los presupuestos sociales!

¡POR LA SANIDA PÚBLICA!

¡Apoya el encierro en el hospital 12 de Octubre!

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