El 20D deja en Asturias un resultado de 3 escaños para la coalición electoral PP-Foro, 2 tanto para el PSOE como para Podemos y uno para Ciudadanos, mientras Unidad Popular-IU pierde su histórico escaño. Paradójicamente, y por encima de conclusiones precipitadas, el análisis de estos resultados vuelve a demostrar el profundo giro a la izquierda que se ha producido en Asturias en los últimos años entre los trabajadores, expresado fundamentalmente en el imparable descenso del PSOE y en el aumento del voto a la izquierda de éste, concentrado fundamentalmente en Podemos.
La derecha en su conjunto obtiene el 44,5% de los sufragios (diez puntos menos que hace cuatro años), frente a más del 53% que suma la izquierda.
La derecha tradicional se descalabra, la nueva derecha no evita la caída y el PSOE continúa en descenso
Esto puede parecer chocante a la vista de los principales titulares de los grandes medios de comunicación asturianos, que se esforzaban en presentar los resultados del PP-Foro como una victoria sin paliativos. Sin embargo, esos mismos medios habían de reconocer que esta coalición pierde ni más ni menos que 130.000 votos en relación con las elecciones de 2011, pasando del 50% entonces al 30% actual ¡una caída de 20 puntos! Ni siquiera la irrupción de Ciudadanos (13,56%) sirve para evitar un retroceso neto, pues incluso sumando a esta formación la derecha saca 46.000 votos menos que hace cuatro años, y si añadimos los votos de UPyD (que pierde tres puntos respecto a 2011), la caída es de 65.000 papeletas. En definitiva, el 43,7% de los votos, frente al 54,07% de 2011.
Por su parte, el PSOE continúa perdiendo votos, en esta ocasión 40.000 en toda Asturias, pasa del 29% al 23%, perdiendo un diputado y cosechando el peor resultado de su historia. Frente a esto, Podemos mejora sus resultados respecto a las autonómicas, y consigue 132.000 votos (el 21,33%), un resultado inédito en la historia de la democracia, que sumado al 8,45% que retiene IU-UP los situarían como segunda fuerza, con 184.323 papeletas y casi el 30% del voto, superando claramente al PSOE y rozando el 30,15% obtenido por el PP.
Sin embargo, y pese a los excelentes resultados obtenidos por Podemos, y al cómputo global de voto para la izquierda, la sensación para muchos trabajadores y jóvenes es agridulce, cuando no claramente decepcionante. En cierto modo, esto es así porque en la mente de una gran mayoría de nosotros está la certeza de que se podía conseguir mucho más.
Unos resultados que reivindican la necesidad de una candidatura unitaria de la izquierda
Desde El Militante hemos defendido insistentemente que la vía para superar al PSOE y para derrotar a la derecha pasaba por la confluencia de las organizaciones de izquierda y de los movimientos sociales, y que una candidatura unitaria, construida desde la base y que agrupara en torno a Podemos e IU al resto de protagonistas de la lucha contra los recortes sería la clave para conseguir un vuelco electoral de dimensiones históricas en nuestro país.
Por este motivo, que el tremendo aislamiento social del PP, el inapelable batacazo y retroceso que ha sufrido en las urnas (con su peor resultado desde 1989 en todo el estado) no se haya traducido en una mayoría absoluta de la izquierda en el parlamento es, en nuestra opinión, el resultado directo, por un lado de la moderación en el discurso y el giro a la derecha de Podemos y de otro de la fragmentación del voto a la izquierda del PSOE.
Los propios resultados del 20D en Asturias confirman esta idea. Así, la suma de votos de Podemos y UP-IU les situaría como primera fuerza, con más de cuatro puntos por encima del PP en las ciudades de Gijón o Avilés, donde alcanzan el 31,8% y el 32,7% respectivamente, y en las poblaciones más importantes de las comarcas mineras (Langreo, Laviana, Mieres, San Martín o Pola de Lena son todas ejemplo de esto). En Oviedo, feudo tradicional de la derecha, Podemos se situarían como segunda fuerza, superando al PSOE, pero junto a UP-IU esa segunda posición se afianzaría con más de 10.000 votos de diferencia. Y lo mismo ocurriría a nivel autonómico, quedando a poco más de 2.000 votos de la coalición PP-Foro.
Pero, además, este sería el resultado de sumar aritméticamente los votos de ambas formaciones a día de hoy, cuando sin duda una candidatura unitaria habría generado una atmósfera de entusiasmo y confianza que hubiera agrupado a sectores aún mayores de la base obrera del PSOE e incluso a las capas de trabajadores más desmovilizadas que han continuado optando por la abstención (en Asturias la participación está dos puntos por debajo de la media estatal).
Estamos convencidos que existe una demanda mayoritaria a favor de una candidatura de este tipo, no solamente porque los datos lo apuntan con claridad (y los resultados en Catalunya o Galicia son de nuevo una prueba de ello), sino porque pulsamos el sentir de nuestra clase, porque tenemos oídos para escuchar y ojos para ver que la unidad no es sólo una buena idea, sino una necesidad que hace mucho el movimiento ha comprendido y aplicado en la práctica.
A la luz del panorama de polarización social que continúa acentuándose, es evidente que el resultado en Asturias no refleja en ningún caso atraso en la conciencia o conformismo con la actual situación, como algunas voces no han tardado en afirmar, sino todo lo contrario. Y estamos convencidos de que en el próximo periodo tendremos sobradas pruebas de ello.