2016 no sólo viene cargado de inestabilidad política, también hay grandes noticias en la lucha por la recuperación de la Memoria Histórica y contra la impunidad franquista. Dos eventos han marcado la semana pasada: el 96 cumpleaños de Marcos Ana y, sobre todo, el inicio de la exhumación de la fosa común en Guadalajara donde se encuentran los restos del padre de Ascensión Mendieta, Timoteo Mendieta.
Ascensión Mendieta: la lucha contra la impunidad franquista
El martes 19 de enero comenzaron las tareas de exhumación de los restos del padre de Ascensión Mendieta, Timoteo Mendieta, junto con otros 21 cadáveres. Su padre fue fusilado, junto con el resto de los arrojados a la fosa, la noche de 19 de noviembre de 1939, por pertenecer a la UGT de su pueblo, Sacedón (Guadalajara).
Desde que comenzara la Transición, Ascensión Mendieta no ha parado de luchar por recuperar y dignificar los restos de su padre. Sin embargo, no fue hasta 2013 cuando ha podido declarar por el caso de su padre ante la justicia argentina, como parte de la Querella contra los crímenes del franquismo. En 2014, gracias a una sentencia de la jueza argentina Servini de Cubría, se ha podido abrir la fosa, y mediante la financiación obtenida de un sindicato noruego de electricistas y del dinero de un premio concedido por la Asociación Brigada Lincoln de EEUU a la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, se están llevando las tareas de investigación y de exhumación en la fosa donde se encuentra Timoteo. Ni el Estado Español, ni el Gobierno del PP (ya sea a nivel estatal o municipal) ni el aparato judicial han tenido implicación alguna o facilitado la tarea de recuperación de esta parte de nuestra memoria histórica.
Gracias a la lucha de Ascensión y sus allegados, once familias ya se han acercado a reclamar los restos de sus familiares enterrados al lado de Timoteo, y solidarizarse con quienes trabajan en la exhumación, a los que también han apoyado miembros de asociaciones de Memoria Histórica, de partidos políticos de izquierda, periodistas españoles (aunque casi ninguno de grandes medios) y extranjeros, artistas, etc. Ningún miembro del gobierno de Guadalajara (PP-Ciudadanos) ha tenido a bien mostrar su apoyo a esta iniciativa, dejando claro que siguen estando del lado de los verdugos.
La fosa común en la que se encuentra Timoteo no es la única que hay en el cementerio de Guadalajara. En total, hay cerca de 1.000 personas enterradas en fosas comunes que fueron fusiladas por la represión franquista (de ellas se conoce que 822 por sentencia judicial entre 1939 y 1944, en gran parte jornaleros, afiliados a la UGT y del PCE). Entre las víctimas de este genocidio se encuentran el alcalde y los concejales republicanos de Guadalajara y de varios pueblos vecinos, pero ninguna de estas fosas, si exceptuamos la de Timoteo, ha sido dignificada, ni investigada, ni exhumada ni mucho menos judicializada.
Tal y como señala la obra “La represión franquista en Guadalajara”, la provincia castellano manchega fue especialmente castigada por la represión franquista. Entre 1939 y 1944 fueron represaliadas 7.269 personas nacidas o residentes en la misma, lo que representaba un 4,3% de la población provincial de 1940.
La lucha que ha conseguido ganar Ascensión para recuperar a su padre es un paso de gigante contra la impunidad franquista, pero es necesario dar más. La familia de Ascensión, junto con asociaciones como la ARMH y el Foro por la Memoria de Guadalajara, piden que se dignifiquen todas las fosas que se encuentran en el cementerio de Guadalajara, que se identifiquen los restos que se encuentran en cada una de ellas, que se anulen las sentencias franquistas que aún pesan sobre las víctimas, y que se abra un proceso de justicia contra todos aquellos que fusilaron, asesinaron y torturaron. Para completar esta tarea de dignificación, las asociaciones memorialistas y la familia de Ascensión han manifestado su intención de colocar una placa conmemorativa en el camposanto con los nombres de todos los asesinados, una iniciativa que ha sido tumbada por el Partido Popular en el Ayuntamiento de Guadalajara en 2011, 2012 y 2013.
El cumpleaños de Marcos Ana, ejemplo de lucha antifranquista.
El pasado miércoles 20 de enero también se celebró en el Salón Real de la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor (Madrid), el 96 cumpleaños del poeta comunista Marcos Ana. En dicho evento, al que asistimos un centenar de personas, participaron miembros de asociaciones de la Memoria Histórica, miembros de IU y de PODEMOS, y personas del Ayuntamiento de Madrid. En la celebración se dio el turno de palabra al concejal de Ahora Madrid que estaba en el evento, y a asociaciones y partidos políticos presentes. Todos y cada uno de ellos destacaron “la valía, y la tenacidad en la lucha” de Marcos, su actividad en la clandestinidad, su entereza cuando estuvo en la cárcel. Al final del evento Marcos Ana habló al público refiriendo a su compromiso “como un deber en este mundo” y “que vivir para los demás es la mejor manera de vivir para uno mismo”, para concluir: “en mí siempre tendréis un camarada que luchará por la libertad, por defender la sociedad, por un mundo más justo”.
Y es que Marcos Ana es uno de esos ejemplos de comunistas de hierro. De nombre real Fernando Macarro (Marcos Ana es su nombre de la clandestinidad) a la edad de dieciséis años, en 1936, se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas. En los primeros meses de la Guerra Civil luchó en el frente de la Sierra de Madrid, en 1938 trabajó como comisario político en la 44 Brigada Mixta (estacionada en El Pardo) y más tarde como instructor político de la juventud en la 8ª División del Ejército del Centro, también en El Pardo, responsabilidad que ocupó hasta el fin de la guerra.
Tras finalizar la contienda, fue detenido el 31 de enero de 1939 en Alicante. Fue condenado a muerte en 1941, pena que se le conmutó y se le volvió a condenar de nuevo. En 1943 creó el periódico comunista Juventud en la cárcel, porque lo que fue torturado en la Dirección General de Seguridad. Ese mismo año se le rebajó la pena a 30 años de cárcel. Y tras pasar por varios penales, permaneció en la cárcel hasta 1961, siendo el preso político con más años en las cárceles del franquismo, un total de 23. Tras salir de prisión marcho a París, donde se encargó de tareas de propaganda en el PCE y de apoyo a presos políticos españoles. Durante la Transición Española, fue candidato por el PCE por Burgos al Congreso de los Diputados, y se dedicó a escribir poesía social. Todo un ejemplo de resistencia contra la dictadura franquista y por la lucha por el socialismo.