El 26 de enero estaba prevista la celebración del juicio contra el fascista que participó de la brutal paliza propinada en 2014 a nuestro compañero Rubén Fernández, exportavoz del Sindicato de Estudiantes en Málaga. Una agresión completamente premeditada, justo al término de una asamblea de Podemos en la que Rubén había participado. El juicio no se cele­bró porque el fascista alegó estar enfermo y no dio la cara.

Es el tercer juicio que esta banda fascista consigue atrasar con distintas justificaciones formales. Intentan ganar tiempo para separar los procesos por las distintas denuncias que hemos interpuesto ante cada una de sus agresiones. La impunidad de la que gozan estas bandas violentas de ultraderecha es fruto de la permisividad las autoridades que constantemente miran hacia otro lado o, en el mejor de los casos, imponen irrisorias multas.
Hay que denunciar el papel de los fascistas: tratar de amedrentar y paralizar a los sectores más combativos y consecuentes de la clase obrera y la juventud. Lo único que puede frenarles es la denuncia pública, la organización y la movilización de la izquierda.

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