Una manifestación de seis mil personas bajo el lema “El poble valencià contra la corrupció, tolerància zero” recorrió el centro de Valencia el domingo 7 de febrero, para demostrar que la gran mayoría de valencianos somos víctimas y no culpables de la enquistada trama de corrupción que ha tejido el Partido Popular, en este caso en el País Valenciano, durante décadas. Como denuncia el manifiesto elaborado para la ocasión, es “el pueblo trabajador” quien ha padecido y sigue padeciendo “las consecuencias de las políticas de austeridad, del robo y de la expoliación sistemática del patrimonio público”.

 Durante décadas hemos sufrido el saqueo directo de los presupuestos públicos. Uno de los aspectos más escandalosos de la corrupción del PP ha sido el sobrecoste de la instalación de barracones y construcción de nuevos centros docentes: mientras decían no tener recursos para eliminar barracones, la empresa pública Ciegsa pagaba un 36% más del coste de las obras realizadas; 1.100 millones que eran reembolsados por empresarios amigos y cargos públicos. Hoy Ciegsa está en fase de liquidación y con una deuda de 1.700 millones.

A la cita organizada por 75 asociaciones y colectivos acudió mucha más gente de lo previsto, reconvirtiéndose la concentración en manifestación. Ésta acabó frente a la sede del Tribunal Superior de Justicia, pasando por el domicilio de Rita Barberá, a quien se le exigió su dimisión como senadora. Los manifestantes se detuvieron ante su casa al grito de "Rita a Picassent" o "Devuelve el dinero". En la manifestación tuvieron protagonismo los colectivos más afectados por la política de recortes, privatizaciones y saqueo de lo público, como las AMPAs, la plataforma por la aplicación de la Ley de la Dependencia o los trabajadores de la extinta Ràdio Televisió Valenciana.

Ésta no ha sido sólo una explosión de indignación, sino también de determinación de ir hasta el final en la lucha contra la corrupción. Las reivindicaciones incluyen la devolución de todo el dinero, mecanismos de transparencia, la investigación de la financiación ilegal del PP, la personación de las instituciones valencianas como acusación en los procesos judiciales, y la revocación de Rita Barberá como senadora, decisión que depende de Les Corts Valencianes, hoy con mayoría de izquierdas. Por otra parte, se denuncia el papel del poder judicial (que muchas veces “ha mirado a otro lado”) y de “los agentes corruptores propios del actual sistema capitalista”.

Esto es sólo el principio. El próximo paso es una manifestación el sábado 13. Una movilización que con seguridad será masiva y que ha de tener continuidad para impulsar un movimiento masivo vinculando todas esas justas reivindicaciones anticorrupción con la retirada de todos los ataques del PP y la mejora sustancial de nuestras condiciones de vida. Volviendo al manifiesto, “es necesaria la organización y la movilización (…) para construir un amplio movimiento social que avance hacia una sociedad y un país más libre e igualitario”.

Los políticos del PP, y en general los de los partidos que asumen el capitalismo, ven la política (la política burguesa) como una continuación (o un inicio) de sus negocios, como una forma más de acumular beneficios privados. Muchos de los métodos para ello son legales, para empezar los sueldos desorbitados y privilegios de todo tipo. Pero saltar de lo legal a lo ilegal, cuando se sienten arropados por toda la estructura de poder, es tan fácil como mascar chicle. Más aún: la permanencia prolongada en los órganos de gobierno (como ha pasado en el País Valenciano), y la influencia consecuente sobre el sistema judicial, les crean una sensación de impunidad y les hacen actuar con cada vez más descaro y ambición. Si en los últimos años surgen todos estos casos, es porque la bola se hizo demasiado grande, era demasiado difícil de tapar, y el hartazgo de la mayoría de la población también, tanto hacia la corrupción como hacia la política en general del PP, que se resume en: más beneficios para una minoría (en la que se incluyen sus dirigentes), más recortes para la mayoría. La corrupción no es más que la aplicación de este criterio más allá de la legalidad.

Para la mayoría de la población, el Partido Popular es un partido que ha hecho de la corrupción un modo de vida, mientras atacaba con saña nuestras condiciones de vida. El PP valenciano no es la excepción, todo el partido, en todo el Estado, está carcomido.

¡Impunitat zero!

¡Fuera la derecha de todas las instituciones!

¡La movilización es el camino!

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