En las últimas semanas de 2016 el nuevo gobierno de Rajoy sufrió su primera gran derrota. La fuerza, la masividad y el gran apoyo social a las movilizaciones, encabezadas por el Sindicato de Estudiantes, lograron torcerle el brazo al PP y obligarle en la práctica a eliminar las reválidas franquistas. Éste era sin duda un punto estratégico para quienes defienden el modelo social de las élites, los grandes empresarios y los banqueros. Las reválidas eran la medida estrella de la LOMCE, su jugada maestra para arrebatar a cientos de miles de jóvenes su derecho a la educación, expulsándoles de las aulas de forma prematura e injusta. Pero no han podido hacerlo. Esto es una gran demostración de que con la movilización y la lucha sí se pueden cambiar las cosas.
Pero esta victoria no significa que quienes tratan por todos los medios de destruir la educación pública se hayan rendido, ni mucho menos. Ha sido un duro golpe, pero sus planes no han cambiado lo más mínimo. Nuestra lucha les ha desenmascarado completamente y por eso ahora el PP vuelca todos sus esfuerzos en proyectar una falsa imagen de que son más dialogantes y democráticos. ¡Pero ya hemos tenido suficientes demostraciones en estos cinco años de legislatura! ¡No nos engañan con sus maniobras mediáticas!
El gobierno Rajoy no está solo en esta estrategia. Tienen colaboradores dispuestos a avalar la jugada. Concretamente Ciudadanos y la actual dirección golpista del PSOE, ambos entregados en cuerpo y alma a ayudarles en todo lo que necesiten, incluidos sus planes para continuar atacando la educación pública. En esta estrategia general se enmarca su famosa propuesta de “Pacto Nacional por la Educación”. Según el ministro de Educación, Méndez de Vigo, y los portavoces de C’s y PSOE, con esta iniciativa lograrán alcanzar una “ley de consenso entre todos” con el objetivo de proteger la educación de los intereses partidistas de unos y otros. La nueva ley educativa que salga de este pacto será la que sustituya a la actual LOMCE y con ella terminarán todos los problemas que en los últimos años han puesto al conjunto de la comunidad educativa en pie de guerra. Pero, titulares aparte, ¿qué significa y qué pretende realmente este “Pacto Educativo”?
Por muchas palabras amables que utilicen, lo cierto es que los intereses que defiende la derecha siguen siendo los mismos que la anterior legislatura y son completamente contrarios e incompatibles con los intereses de la mayoría. El PP nunca defenderá la educación pública y el derecho de los hijos de los trabajadores a formarse y a tener un futuro digno. Ellos mismos desvelaron sus verdaderas intenciones en los primeros días de gobierno, cuando declaraban por boca de su ministro de Educación que “el Pacto Educativo no significa derogar la LOMCE”. Ahora han cambiado su discurso, obligados por la presión de la movilización. Pero no han cambiado de idea. Simplemente quieren hacer partícipes a la comunidad educativa (sindicatos de profesorado, padres y madres, estudiantes) y a los partidos de la izquierda de esta gran maniobra para continuar sus planes de recortes y privatización.
Desde el Sindicato de Estudiantes queremos denunciar esta estrategia que, a cambio de pequeñas migajas (si es que las hay), pretende comprar la paz social en el terreno educativo. No nos engañan, y no vamos a aceptar que se vuelva a dar la espalda a todas las reivindicaciones de la Marea Verde, de los centenares de miles de personas que hemos llenado las calles en los últimos años. No vamos a permitir que con este nuevo título de “Pacto Nacional por la Educación” continúen los ataques a la educación pública y exigimos que se lleven a cabo de forma inmediata las siguientes medidas:
• Derogación completa de la LOMCE y el 3+2.
• Devolución de los 7.000 millones de euros que han robado a la educación pública en los últimos años.
• Reincorporación de los más de 30.000 profesores despedidos y rescate de los 70.000 estudiantes que han sido expulsados de la universidad por no tener dinero.
• Que se acabe con los ingentes regalos de dinero público a la patronal de la educación privada y la Iglesia.
Hay fuerza para conseguir estas reivindicaciones y responder a todas las maniobras con las que la derecha pretende seguir atacándonos. Para ello sólo podemos basarnos en una cosa: la respuesta unitaria en la calle de toda la comunidad educativa —de los sindicatos del profesorado CCOO, UGT y STES, de los padres y madres (CEAPA) y de los estudiantes— con la mayor contundencia, con la convocatoria de una gran huelga general de toda la comunidad educativa y que abarque desde la enseñanza infantil a la universidad. La eliminación de las reválidas franquistas ha sido la primera victoria, pero podría ser la primera de muchas.
¡Ningún pacto contra la educación pública!
¡La lucha es el único camino!