Los días 12 y 13 de noviembre el Sindicato de Estudiantes celebrará en Madrid su XX Congreso estatal bajo el lema “Somos la revolución”. Una cita muy destacada, que se producirá tras la gran huelga general que han convocado en defensa de la salud mental y contra la destrucción de la enseñanza pública, y donde celebrarán sus 35 años de historia. Casi cuatro décadas impulsando la organización de un movimiento juvenil masivo y de lucha contra el capitalismo. De todo ello hablamos con Coral Latorre, secretaria general del Sindicato de Estudiantes.
El Militante.- El Sindicato de Estudiantes ha convocado una huelga estudiantil en todo el Estado exigiendo recursos para atender a la grave crisis de salud mental que afecta a miles de jóvenes, ¿qué puedes comentarnos al respecto?
Coral Latorre.- El 27 de octubre la juventud protagonizamos una gran jornada de lucha en defensa de nuestra salud mental porque la situación es insostenible. Los centenares de miles de estudiantes que secundamos la huelga y nos manifestamos ese día exigimos que la salud mental deje de ser un privilegio de clase y un negocio. Que el suicidio sea la primera causa de muerte no natural entre los menores de 24 años es un indicativo de que este sistema no funciona y que esta epidemia no es una cuestión individual, sino una lacra social derivada de un sistema capitalista que nos niega la posibilidad de tener una vida digna.
¿Tiene o no tiene relación el paro juvenil, la precariedad y los salarios miserables, la imposibilidad de acceder a una vivienda, la degradación de nuestros barrios, la privatización de la educación y sanidad públicas… con nuestra salud mental? Evidentemente, sí. Por eso con esta huelga queríamos señalar que ante este colapso no sirven salidas individuales, necesitamos basarnos en la lucha colectiva para impulsar un gran movimiento social que obligue al Gobierno a tomar las medidas necesarias para revertir radicalmente esta situación, empezando por el aumento drástico de los recursos en salud mental para llegar al 15% del gasto total en salud, que hoy es del 5%. Pedro Sánchez y sus ministros hablan de la salud mental, pero a la hora de la verdad aprueban un plan que solo dedica 100 millones de euros en cuatro años. ¡Dos miserables euros por habitante para solventar un problema de estas dimensiones!
EM.- También estáis denunciando la grave degradación de la educación pública, y la brutal ofensiva de la derecha en muchas CCAA. ¿Cuál es la situación?
CL.- La educación pública está arrasada tras años de privatizaciones, recortes y contrarreformas aplicadas por la derecha y que el actual Gobierno no ha revertido. Al contrario, el continuismo y el desprecio por las necesidades educativas de millones de estudiantes de familias trabajadoras ha sido la tónica.
Esta estrategia está permitiendo que la derecha se envalentone y pise a fondo el acelerador de sus políticas clasistas. Vivimos una ofensiva brutal en Andalucía y Castilla y León, en Murcia con la imposición del pin parental franquista, ahora en Euskadi el PNV quiere aprobar una ley educativa que eleva en un 40% la financiación de la concertada, o la Comunidad de Madrid donde más lejos se está llegando. Ayuso es la campeona de la destrucción de lo público: las becas para ricos, 33.000 estudiantes sin plaza en la FP pública, el despido de más de mil profesores, el desmantelamiento de la sanidad pública… Esta fascista, que se atreve a decir que los jóvenes “hemos perdido la cultura del esfuerzo” cuando el único esfuerzo que ella y su partido conocen es la corrupción y el privilegio, condena a la gran mayoría a un callejón sin salida. Por eso tenemos que levantar una respuesta contundente desde las calles para echarla.
EM.- Habéis impulsado la plataforma feminista Libres y Combativas, convocando huelgas estudiantiles masivas el 8 de marzo. ¿Qué papel juega el feminismo en la lucha por cambiar las cosas?
CL.- Es una de las expresiones de la lucha de clases más avanzada. Las huelgas generales feministas, las movilizaciones de masas que han recorrido de punta a punta el Estado español año tras año, demuestran la rabia no solo contra la violencia machista, sino contra un sistema entero que lleva grabado el patriarcado en su ADN. Te das cuenta de la importancia de este movimiento en cuanto recuerdas todas las estrategias que la clase dominante ha puesto en marcha para robarle su contenido de clase. Pero no han podido hacerlo. Por eso destacamos tanto lo ocurrido este 8M de 2022, volvió a ser un día ejemplar de lucha contra el fascismo, la opresión al colectivo LGTBI y por la igualdad, demostrando que el terreno de batalla para conseguir derechos es la calle, no los ministerios.
Desde que hace cinco años impulsamos Libres y Combativas hemos defendido un feminismo de combate y de clase, luchando consecuentemente por la abolición de la prostitución y la esclavitud sexual, por una asignatura de educación sexual, vinculando la lucha feminista antifascista a la lucha por los derechos trans y del colectivo LGTBI.
EM.- El auge creciente de la extrema derecha y de movimiento abiertamente neofascistas es una realidad, ¿cómo enfrentáis esta amenaza?
CL.- Supone un peligro importante. Lo sucedido en Italia es una seria advertencia. Aquí tenemos el avance electoral de Vox. ¿Por qué estas formaciones están ganando espacio? La respuesta, lamentablemente, se encuentra en la política que la izquierda parlamentaria está llevando a cabo. Aceptando la lógica del capitalismo y del régimen del 78, imponiendo un clima de desmovilización, planteando “cordones sanitarios” con el PP (¡cómo si Vox y PP no fueran lo mismo!)... esto es lo que coloca una alfombra roja a la demagogia de la extrema derecha.
Son una amenaza sí, y no la despreciamos. Pero sabemos que la clase obrera y la juventud tenemos mucha más fuerza. Si nos basamos en la movilización, en los métodos de nuestra clase y en un programa revolucionario de verdad, podremos frenarles los pies.
EM.- Tú eres militante de Izquierda Revolucionaria, ¿por qué crees que es necesaria una organización revolucionaria?
CL.- Muchos jóvenes comenzamos a participar en política motivados por luchas concretas que nos afectan muy de cerca. Y llega un momento en el que te das cuenta de que el problema es el sistema capitalista en su conjunto y que hay que organizarse para acabar con él. Milito en Izquierda Revolucionaria porque estoy convencida de que es la organización capaz de llevar a cabo esta tarea. No es algo sencillo ni rápido, pero la Historia nos demuestra que es el único camino para poner fin a tanto sufrimiento. Indudablemente la juventud jugaremos un papel protagonista en el próximo periodo, por eso tenemos que dar ya un paso adelante y organizarnos políticamente en una organización comunista, revolucionaria y consecuente para conseguir una vida que merezca la pena ser vivida.