El Sindicato de Estudiantes manifiesta su más absoluto rechazo a la campaña demagógica y reaccionaria que ha emprendido la Jerarquía Eclesiástica contra la asignatura "Educación para la ciudadanía". Acusan a esta asignatura de ser una intromisión del Estado en la educación de los jóvenes, algo que, según ellos, es monopolio de las familias. Sin embargo, sus propios argumentos no se sostienen. El contenido de esta asignatura en muchos aspectos es exactamente el mismo que introducía la asignatura de Ética propuesto por el PP en la LOCE.

El Sindicato de Estudiantes manifiesta su más absoluto rechazo a la campaña demagógica y reaccionaria que ha emprendido la Jerarquía Eclesiástica contra la asignatura "Educación para la ciudadanía". Acusan a esta asignatura de ser una intromisión del Estado en la educación de los jóvenes, algo que, según ellos, es monopolio de las familias. Sin embargo, sus propios argumentos no se sostienen. El contenido de esta asignatura en muchos aspectos es exactamente el mismo que introducía la asignatura de Ética propuesto por el PP en la LOCE.

De hecho, el Ministerio de Educación ha pactado el contenido de esta asignatura con la principal patronal educativa, dueña de la mayoría de los centros privados-concertados, la católica FERE. Han permitido a estos centros privados, que se financian con dinero público,  que "flexibilicen" el contenido de la asignatura. No sólo eso, el propio gobierno aceptó muchas de las demandas patronales, como eliminar las menciones a los matrimonios de homosexuales o los bloques destinados a la educación afectiva-sexual.
La propia Jerarquía Eclesiástica afirmaba cuando el PP impuso la LOCE que era el Estado el que tenía que decidir qué asignaturas se cursaban y cuáles no, no dejando esta decisión en manos de "los particulares, alumnos o padres". En aquel entonces se referían al intento del PP de imponer el estudio de religión católica a todos los estudiantes.
La oposición de los obispos no está realmente motivada por el contenido de la asignatura. Realmente forma parte de la campaña de acoso y derribo de la derecha contra el gobierno del PSOE. La Jerarquía Eclesiástica sólo busca desgastar a Zapatero mientras mantienen en el histerismo a la base electoral del PP: hoy contra la "Educación para la ciudadanía", ayer contra los matrimonios de homosexuales, o contra la política autonómica del gobierno, etc. Todo les vale con tal de que el PP pueda volver a La Moncloa en las próximas elecciones generales.
Lo cierto es que el gobierno ha sido muy indulgente con la Iglesia Católica. Lejos de instaurar el "ateismo-comunista" que tanto preocupa a Cañizares, Rouco y demás, la política del PSOE se está caracterizando por hacer constantes concesiones a la Iglesia Católica:
1.- Aumentaron su financiación a través del IRPF del 0,52% al 0,7%, sin que los obispos tengan la obligación de devolver el desfase que todos los años se produce entre las previsiones de ingreso de la Iglesia Católica, que adelanta el gobierno, y el ingreso efectivo que consiguen.
2.- Concedieron a la Iglesia que exista la asignatura de "Hecho religioso", es decir una alternativa a la religión que introduce la enseñanza religiosa por la puerta de atrás. La supuesta opción a no cursar ninguna de las dos asignaturas será con toda probabilidad desechada por la mayoría de los institutos.
3.- Incrementaron las subvenciones que reciben los centros privados-concertados (el 89% de los mismos están vinculados a la Iglesia Católica), permitiendo concertar la etapa infantil de 3 a 6 años, aumentando la cuantía de los conciertos y otra batería de nuevos privilegios.
Es decir, en los aspectos fundamentales, el gobierno se ha plegado a los intereses de la Iglesia Católica. No sólo no hemos avanzado hacia una educación pública laica, sino que el dinero público que recibe la Jerarquía eclesiástica se incrementa sustancialmente. Como siempre sucede, la debilidad invita a la agresión: el gobierno PSOE ha ofrecido la mano a los obispos y estos responden tomando el brazo entero.

¿"Educación para la ciudadanía" o la justificación de los valores capitalistas?

"Educación para la Ciudadanía" contempla en su temario "valores" fundamentales para los capitalistas que tratan de justificar el mundo cada vez más decadente e inestable en el que vivimos. La asignatura supone una defensa acrítica de las instituciones que, una y otra vez, han demostrado su ineficacia a la hora de solucionar los problemas de los jóvenes y los trabajadores, así como de los organismos que actúan al servicio de los poderosos (ONU, UE...), y del propio papel del ejército español en las llamadas "intervenciones humanitarias", que no son más que intervenciones imperialistas, como la del Líbano o Afganistán, etc.
Esas horas destinadas a "Educación para la Ciudadanía", que sobrecargarán el ya abultado currículo de la ESO, estarían mejor dedicadas a reforzar las asignaturas más complicadas o a ayudar a los estudiantes con más dificultades. Sólo una educación pública, democrática, laica y científica podrá educar a los estudiantes en valores democráticos, solidarios e igualitarios. Por eso, no deja de ser chocante que el MEC en lugar de ser coherente y demostrar en la práctica cómo se ejerce la igualdad, el espíritu crítico e independiente, la toma de decisiones desde el respeto, etc. se haya dedicado a mantener e incluso endurecer la represión en los centros: prohibiciones cotidianas al derecho de asamblea de los estudiantes (es decir, a recibir información, debatir propuestas y decidir), o que los estudiantes sigamos siendo un florero en los consejos escolares sin ningún tipo de capacidad de decisión (¿qué clase de igualdad es esta?), o que prevalezcan en el sistema educativo público los intereses privados de los empresarios a la hora de decidir qué ramas de la Formación Profesional interesa ofertar (¿qué democracia es esta donde el interés privado se pone por encima de las necesidades sociales?).
El gobierno tiene que garantizar el respeto a los derechos democráticos más elementales dentro de los institutos. Y, apoyándose en esto hacer frente al chantaje de la derecha y los obispos: Derogar los Acuerdos con la Santa Sede, dejar de financiar a la Iglesia Católica, destinando ese dinero a mejorar la educación pública, y sacar la religión de las aulas y también sus fraudulentas alternativas, como el "Hecho religioso".

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