"Es falso que los jóvenes pasen de política (...) rehúyen de la ‘política oficial' y lo que conlleva: palabras vacías, ninguna solución a los problemas reales, corruptelas y cinismo, etc."

El Militante.- ¿Qué balance haces de la actual legislatura del PSOE?
Juanjo López.- Han sido cuatro años en los que Zapatero podría haber acometido cambios profundos en los temas que realmente preocupan a los jóvenes y los trabajadores. Hasta cierto punto, ha sido una oportunidad perdida, ya que el gobierno podría haber impulsado esos cambios para mejorar la educación y la sanidad pública, para terminar con la precariedad laboral y garantizar unas condiciones de vida dignas, vivienda digna, etc. Medidas serias en estos terrenos hubieran contado con la oposición activa de la derecha, por supuesto, pero también hubieran tenido el respaldo entusiasta de la inmensa mayoría de la sociedad. Ante las provocaciones de la derecha que han marcado estos cuatro años, el gobierno ha preferido una y otra vez tratar de llegar a acuerdos imposibles con la reacción, en lugar de movilizar a su base social. En esa dinámica, no es de extrañar que se hayan aprobado medidas abiertamente negativas como fueron en su día la Ley Orgánica de Educación que impulsaba la privatización del sistema educativo o la contrarreforma laboral.
Actualmente, por ejemplo, el Sindicato de Estudiantes junto con los sindicatos de profesores, convoca huelga en Catalunya contra la Ley de Educación de Catalunya (LEC), que supone introducir la gestión privada en los centros públicos: un ataque tan salvaje que ni siquiera la derecha se había atrevido a plantear. Tampoco podemos olvidar casos de represión, por ejemplo, contra las manifestaciones de la vivienda, o contra nosotros mismos que ya hemos sufrido dos manifestaciones ilegalizadas por órdenes del gobierno del PSOE (en Barcelona y en Alcorcón) mientras que han permitido que los fascistas puedan manifestarse. Ese es otro punto muy grave que el gobierno no sólo no ha acometido sino que, con su pasividad, ha alentado: la escalada de agresiones fascistas. No podemos olvidar la reciente muerte de Carlos Palomino a manos de un nazi. Hay una campaña salvaje de criminalización contra la juventud obrera, los medios de comunicación nos acusan de violentos y vagos y, sin embargo, los verdaderos violentos, los fascistas campan a sus anchas. Es algo intolerable con un gobierno de izquierdas.
EM.- ¿Qué piensan los jóvenes, qué actitud tienen hacia la política?
JL.-
La juventud jugó un papel clave en la derrota del PP. Fue la punta de lanza de las movilizaciones históricas que sacudieron todo el Estado entre el 2001 y el 2004. La juventud está muy descontenta con la situación que vive. No hay grandes expectativas de futuro, todo lo que el sistema puede ofrecernos es precariedad y explotación. Es un descontento latente que se expresa en cuanto tiene una oportunidad seria de hacerlo. Precisamente por eso los dirigentes de los sindicatos y los partidos de la izquierda procuran no movilizar a los jóvenes y trabajadores. Tienen miedo de que pueda estallar un movimiento que vaya mucho más allá de lo que a ellos les gustaría, que se generara un movimiento que cuestionara el propio orden existente. Para un sector clave de la juventud, los últimos años han sido toda una gran escuela política: ha quedado muy claro el papel de la derecha, pero también de forma creciente las limitaciones de la socialdemocracia. Al mismo tiempo hemos notado que existe un interés creciente por comprender cómo funciona el sistema y un cuestionamiento también creciente del capitalismo. Hasta cierto punto, el auge de las expresiones antimonárquicas entre la juventud no es otra cosa que una protesta más amplia y de la búsqueda de otro sistema social que termine con las enormes injusticias del sistema capitalista. Es muy falso que los jóvenes pasen de política, lo que sucede es que, como no puede ser otra manera, rehúyen de la "política oficial" y todo lo que eso implica: palabras vacías, ninguna solución a los problemas reales, corruptelas y cinismo, etc. En los próximos años, a medida que el sistema capitalista siga demostrando su verdadera cara y, por tanto, se sigan deteriorando las condiciones de vida de los jóvenes y trabajadores, la respuesta se hará notar. Ahí la juventud jugará nuevamente un papel clave.
EM.- ¿Qué posición tiene el SE ante las elecciones del 9 de marzo?
JL.-
Sería una gran tragedia la victoria de la derecha. Que los pupilos de Aznar volvieran a la Moncloa sólo puede significar ataques y ataques contra la clase obrera y la juventud. La oposición salvaje que están haciendo a Zapatero demuestra su estado de ánimo y los objetivos que buscan. Están lanzados, demostrando que se trata de la misma derecha de toda la vida, caciquil y facha. Cuando decimos que les gustaría volver a los tiempos del franquismo no existe ni un ápice de exageración. Por lo tanto es una obligación votar a la izquierda para cerrar el paso a la derecha. Un riesgo claro en estas elecciones es que una capa importante de jóvenes y trabajadores, desencantados por lo que han sido cuatro años de reformismo sin reformas se abstenga.
Tampoco esa abstención sería un reflejo de apatía o desinterés por parte de la juventud, sino un desacuerdo muy crítico con la política del PSOE. Es, por tanto, responsabilidad de los dirigentes de las organizaciones de izquierdas. Con un programa realmente socialista que diera soluciones a los problemas fundamentales obtendrían un apoyo abrumador. No obstante, que para muchas personas el único aliciente de votar a la izquierda sea impedir que vuelva al poder el PP dice muy poco a favor de la política desarrollada por Zapatero. Lo que está claro es que toda la experiencia previa demuestra que votar no es suficiente. Si los jóvenes y trabajadores no nos organizamos y luchamos exigiendo nuestros derechos, nadie nos dará nada sustancial. Por eso animo a los jóvenes a la militancia política, la participación consciente en política y tener un programa claro que te permita entender lo que está pasando y cómo intervenir en los acontecimientos es clave. Por eso yo estoy organizado en la Corriente Marxista El Militante.

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