Iniciamos el curso con recortes en el presupuesto, el fin de programas como el de bibliotecas, el retraso en la llegada de profesorado interino, la falta de sustitutos, etc. Un solo ejemplo: La partida de gastos corrientes en el instituto Consell de Cent de Barcelona es en 2008 menor que en 2002.
Con este desastroso inicio de curso, y tras la exitosa huelga del 14 de febrero de 2008 contra la Ley de Educación de Catalunya (LEC), era necesario continuar la lucha. El 13 de noviembre, los dirigentes de CCOO y UGT se equivocaron gravemente al romper la unidad sindical y no convocar la huelga junto con USTEC, CGT y ASPEPC y el Sindicat d´Estudiants. Provocaron confusión entre los trabajadores de la enseñanza y los directores más reaccionarios utilizaron la propaganda de UGT y CCOO para romper la huelga. Aun así, las cifras de asistencia a la manifestación demuestran que, de nuevo, fue un éxito. Los dirigentes de CCOO y UGT no pueden alegar un ciber referéndum para defender su decisión. Las nuevas tecnologías sin duda son útiles, pero más lo son los tradicionales métodos de lucha sindical: las asambleas de afiliados y las asambleas en el centro de trabajo que no convocaron para tomar esa decisión. Además, la inmensa mayoría de afiliados a estos sindicatos votamos con los pies el 14 de febrero al acudir masivamente a la huelga.
Nuevos ataques del conseller Maragall
Las actuaciones del Departament d'Educació demuestran que no hay diálogo posible. Sólo cuando los docentes hemos demostrado nuestra fuerza, como el 14 de febrero, es cuando el conseller Maragall ha retirado algunos de sus ataques. Cuando los dirigentes sindicales le han dado un respiro, como lo hicieron los dirigentes de CCOO y UGT durante el primer trimestre del curso 2008-2009, Maragall se ha envalentonado y ha presentado ataques más duros.
Un ejemplo de esto es el aumento de forma "voluntaria" del horario del profesorado en cuatro horas. Con esta medida pretende dos cosas: despedir a unos 5.000 interinos y lanzar la idea de que los trabajadores de la enseñanza somos unos vagos, que trabajamos poco, etc.
Esta medida no supone aumentar el tiempo total de trabajo, sino que dediquemos menos tiempo a reuniones de coordinación, a preparación de actividades y de nuestras clases: en definitiva, es una medida contra la calidad de la enseñanza.
Pretende enfrentar a padres con profesores: "son unos vagos que no quieren trabajar unas horas más"; a profesores con estudiantes: "el problema es la falta de esfuerzo", etc., para eludir su responsabilidad.
Los trabajadores de la enseñanza hemos demostrado nuestra capacidad: hemos hecho frente a la llegada de alumnos de nuevos países, hemos aplicado las nuevas tecnologías con medios insuficientes, hemos continuado haciendo nuestro trabajo y cargando con su falta de previsión: lo que pedimos son medios suficientes para poder seguir haciendo nuestro trabajo, una escuela pública de calidad para los hijos de los trabajadores. Para ello es necesario acabar con los ataques de Maragall a la educación pública.
Necesitamos un plan de lucha contundente
CCOO y UGT han rectificado convocando junto con el resto de sindicatos el 19 de marzo. Pero esta huelga no puede ser sólo salir, una vez más, a mostrar nuestra indignación. Los dirigentes sindicales deben marcar un plan de lucha, con movilizaciones, asambleas democráticas de profesores en los centros para decidir cómo continuar la lucha y evitar la aplicación de los planes de Maragall. Es el único camino posible. De lo contrario, Maragall capeará el temporal y continuará con sus planes.
Éste no es un ataque a los maestros y profesores, es un ataque a la enseñanza pública. Por lo tanto, tenemos que luchar conjuntamente con los estudiantes y los padres y madres. Lo que deberían plantear los dirigentes de los sindicatos son asambleas conjuntas de toda la comunidad educativa para involucrarles en la lucha. No podemos dejar que el conseller Maragall nos distraiga de los puntos importantes con sus medidas para dividirnos, como por ejemplo si se tiene que cambiar una semana de vacaciones de septiembre a febrero. Él sabe que unidos somos mucho más fuertes y hace todo lo que está en sus manos para hacernos creer que no tenemos los mismos intereses.
Las medidas de privatización de la educación pública en Catalunya no son un hecho aislado. En otras zonas del estado también ha habido grandes ataques. En Madrid hay una convocatoria de huelga para el 25 de marzo (y ya es la segunda que hacen en un año). En Valencia los dirigentes sindicales desconvocaron una huelga que se preveía un éxito con la excusa de que el conseller había admitido sentarse a negociar. Unos días después el conseller, Font de Mora, salió diciendo que podían hablar pero que sus planes seguirían adelante. Lo que tendríamos que hacer es unir todas nuestras fuerzas en un día estatal de lucha para dejar claro que no permitiremos ningún ataque en ningún lugar.
Estos ataques generalizados a la educación pública vienen de parte de gobiernos de derechas, como el de Esperanza Aguirre en Madrid, pero también de gobiernos supuestamente de izquierdas, como el de la Generalitat de Catalunya con el PSC, ERC y ICV. El problema de fondo es que estos gobiernos aceptan la lógica del capitalismo. No hay dinero para las cuestiones sociales pero sí que hay dinero para rescatar a los "pobres" banqueros. Es una cuestión de prioridades.
Con este desastroso inicio de curso, y tras la exitosa huelga del 14 de febrero de 2008 contra la Ley de Educación de Catalunya (LEC), era necesario continuar la lucha. El 13 de noviembre, los dirigentes de CCOO y UGT se equivocaron gravemente al romper la unidad sindical y no convocar la huelga junto con USTEC, CGT y ASPEPC y el Sindicat d´Estudiants. Provocaron confusión entre los trabajadores de la enseñanza y los directores más reaccionarios utilizaron la propaganda de UGT y CCOO para romper la huelga. Aun así, las cifras de asistencia a la manifestación demuestran que, de nuevo, fue un éxito. Los dirigentes de CCOO y UGT no pueden alegar un ciber referéndum para defender su decisión. Las nuevas tecnologías sin duda son útiles, pero más lo son los tradicionales métodos de lucha sindical: las asambleas de afiliados y las asambleas en el centro de trabajo que no convocaron para tomar esa decisión. Además, la inmensa mayoría de afiliados a estos sindicatos votamos con los pies el 14 de febrero al acudir masivamente a la huelga.
Nuevos ataques del conseller Maragall
Las actuaciones del Departament d'Educació demuestran que no hay diálogo posible. Sólo cuando los docentes hemos demostrado nuestra fuerza, como el 14 de febrero, es cuando el conseller Maragall ha retirado algunos de sus ataques. Cuando los dirigentes sindicales le han dado un respiro, como lo hicieron los dirigentes de CCOO y UGT durante el primer trimestre del curso 2008-2009, Maragall se ha envalentonado y ha presentado ataques más duros.
Un ejemplo de esto es el aumento de forma "voluntaria" del horario del profesorado en cuatro horas. Con esta medida pretende dos cosas: despedir a unos 5.000 interinos y lanzar la idea de que los trabajadores de la enseñanza somos unos vagos, que trabajamos poco, etc.
Esta medida no supone aumentar el tiempo total de trabajo, sino que dediquemos menos tiempo a reuniones de coordinación, a preparación de actividades y de nuestras clases: en definitiva, es una medida contra la calidad de la enseñanza.
Pretende enfrentar a padres con profesores: "son unos vagos que no quieren trabajar unas horas más"; a profesores con estudiantes: "el problema es la falta de esfuerzo", etc., para eludir su responsabilidad.
Los trabajadores de la enseñanza hemos demostrado nuestra capacidad: hemos hecho frente a la llegada de alumnos de nuevos países, hemos aplicado las nuevas tecnologías con medios insuficientes, hemos continuado haciendo nuestro trabajo y cargando con su falta de previsión: lo que pedimos son medios suficientes para poder seguir haciendo nuestro trabajo, una escuela pública de calidad para los hijos de los trabajadores. Para ello es necesario acabar con los ataques de Maragall a la educación pública.
Necesitamos un plan de lucha contundente
CCOO y UGT han rectificado convocando junto con el resto de sindicatos el 19 de marzo. Pero esta huelga no puede ser sólo salir, una vez más, a mostrar nuestra indignación. Los dirigentes sindicales deben marcar un plan de lucha, con movilizaciones, asambleas democráticas de profesores en los centros para decidir cómo continuar la lucha y evitar la aplicación de los planes de Maragall. Es el único camino posible. De lo contrario, Maragall capeará el temporal y continuará con sus planes.
Éste no es un ataque a los maestros y profesores, es un ataque a la enseñanza pública. Por lo tanto, tenemos que luchar conjuntamente con los estudiantes y los padres y madres. Lo que deberían plantear los dirigentes de los sindicatos son asambleas conjuntas de toda la comunidad educativa para involucrarles en la lucha. No podemos dejar que el conseller Maragall nos distraiga de los puntos importantes con sus medidas para dividirnos, como por ejemplo si se tiene que cambiar una semana de vacaciones de septiembre a febrero. Él sabe que unidos somos mucho más fuertes y hace todo lo que está en sus manos para hacernos creer que no tenemos los mismos intereses.
Las medidas de privatización de la educación pública en Catalunya no son un hecho aislado. En otras zonas del estado también ha habido grandes ataques. En Madrid hay una convocatoria de huelga para el 25 de marzo (y ya es la segunda que hacen en un año). En Valencia los dirigentes sindicales desconvocaron una huelga que se preveía un éxito con la excusa de que el conseller había admitido sentarse a negociar. Unos días después el conseller, Font de Mora, salió diciendo que podían hablar pero que sus planes seguirían adelante. Lo que tendríamos que hacer es unir todas nuestras fuerzas en un día estatal de lucha para dejar claro que no permitiremos ningún ataque en ningún lugar.
Estos ataques generalizados a la educación pública vienen de parte de gobiernos de derechas, como el de Esperanza Aguirre en Madrid, pero también de gobiernos supuestamente de izquierdas, como el de la Generalitat de Catalunya con el PSC, ERC y ICV. El problema de fondo es que estos gobiernos aceptan la lógica del capitalismo. No hay dinero para las cuestiones sociales pero sí que hay dinero para rescatar a los "pobres" banqueros. Es una cuestión de prioridades.