El 18 de marzo, los Mossos d`Esquadra, con el permiso del rector de la Universitat de Barcelona (UB), Dídac Ramírez, desalojaban a los estudiantes encerrados en el edificio del rectorado desde hacía cuatro meses. Las concentraciones de rechazo posteriores fueron disueltas a porrazo limpio con una saña y violencia que ha impactado profundamente a la clase obrera y la juventud no sólo de Catalunya, sino de todo el Estado. Todos pudimos ver las imágenes de la carga de la noche del 18, cuando los Mossos golpearon, no sólo a los estudiantes, sino también a periodistas, viandantes... no se salvó ni un anciano que esperaba su ambulancia, ni un niño de diez años.
¡Dimisión de Saura y de todos los responsables de las cargas policiales!
El 18 de marzo, los Mossos d`Esquadra, con el
permiso del rector de la Universitat de Barcelona (UB), Dídac Ramírez,
desalojaban a los estudiantes encerrados en el edificio del rectorado
desde hacía cuatro meses. Las concentraciones de rechazo posteriores
fueron disueltas a porrazo limpio con una saña y violencia que ha
impactado profundamente a la clase obrera y la juventud no sólo de
Catalunya, sino de todo el Estado. Todos pudimos ver las imágenes de la
carga de la noche del 18, cuando los Mossos golpearon, no sólo a los
estudiantes, sino también a periodistas, viandantes... no se salvó ni
un anciano que esperaba su ambulancia, ni un niño de diez años.
La carga policial no fue un "error" como en un principio desde el Govern se trató de plantear. Se trataba de un plan premeditado para tratar de desactivar la lucha de los jóvenes y dar un escarmiento. Como siempre, trataban de criminalizar a la juventud, de presentar a los estudiantes como una minoría violenta. No es casualidad que la carga fuera un día antes de la huelga general convocada por los sindicatos de profesores y por el Sindicat d'Estudiants y otras organizaciones estudiantiles en defensa de la educación pública.
Sin embargo, la represión consiguió todo lo contrario: en lugar de miedo ha habido rabia e indignación. Para empezar la huelga y las manifestaciones del 19 de marzo fueron un absoluto éxito, pero además se convocó una manifestación para el 26 de marzo. La brutal represión ha traído a la memoria de los trabajadores las imágenes de la Policía Nacional de Aznar durante las movilizaciones contra la guerra de Iraq e incluso a los "grises" durante la dictadura franquista, pero con el agravante de que los Mossos actuaban bajo las órdenes de un gobierno que se reclama de izquierdas. No sólo eso, el principal responsable político de la policía es Joan Saura, Conseller de Interior del Tripartit y presidente de Iniciativa per Catalunya, socios de Izquierda Unida.
El Govern apoya a los Mossos
Los días siguientes a la carga policial, la derecha catalana ha atacado duramente al Tripartit por no defender el "honor" de los Mossos d'Esquadra. En las páginas de La Vanguardia han defendido sin ningún tapujo que el problema es la "alergia a la porra" ya que "reprimir el delito es democrático". Estas declaraciones no son una casualidad. En estos tiempos que vivimos, los capitalistas recurrirán más y más a la violencia policial para frenar las luchas que inevitablemente se están dando en defensa del empleo, de los salarios, etc.
A esta presión de la derecha, el Govern respondió, primero por boca del president Montilla y posteriormente del propio Saura, dando un apoyo a la actuación de los Mossos d'Esquadra. En una carta enviada a los agentes policiales el 24 de marzo, Saura es muy claro: "sólo os quiero transmitir sin intermediarios mi felicitación por vuestro trabajo diario de ayuda a la sociedad" o "contáis con mi apoyo explícito en vuestro trabajo de servicio a la sociedad".
Ciertamente, al día siguiente, Interior anunció la destitución del director general de la policía, Rafael Olmos, en el cargo desde la época de Jordi Pujol. No obstante, Saura ha apartado a este reaccionario para tratar de frenar el enorme descontento generado entre los trabajadores y evitar reconocer su propia responsabilidad. Olmos es un cabeza de turco. Realmente la responsabilidad de lo sucedido está en el propio Saura, en Huguet, conseller de universidad (de ERC) y en Ramírez, el rector de la UB.
Los Mossos d'Esquadra se han destacado por ser uno de los cuerpos policiales con más escándalos y denuncias por torturas. El mismo día de la carga policial contra los estudiantes, eran sentenciados a cárcel dos agentes que detuvieron ilegalmente a un estibador al que golpearon y amenazaron con violar a su mujer. Los escándalos de torturas, sobre todo en la comisaría de Les Corts, obligaron a Saura a instalar cámaras de vigilancia en las salas de interrogatorios. Es toda una demostración del tipo de "fuerzas de seguridad" con que cuenta el Estado. La responsabilidad del Tripartit en todo esto empieza el mismo día que llegan al gobierno y no depuran a la policía de todos los fascistas y torturadores heredados de CiU.
Por eso el Sindicat d'Estudiants exige la dimisión de Saura, Huguet y Ramírez y que el Govern inicie una investigación pública a través de una comisión en la que participen los sindicatos y las organizaciones de estudiantes, que aclare quienes son los responsables de la carga policial. Exigimos juicio y castigo a los represores.
Éxito de la manifestación el 26 de marzo
Los jóvenes han plantado cara a la represión. Lejos de amedrentarse, 20.000 estudiantes tomaron las calles de Barcelona la noche del 26 de marzo, pacíficamente, para exigir responsabilidades por lo sucedido, defender los derechos democráticos y protestar contra los planes de privatización de la universidad pública. No sólo había estudiantes de Universidad, también de instituto, profesores y trabajadores en general que quisieron mostrar su solidaridad contra la represión.
Esas muestras de solidaridad estuvieron presentes durante todo el recorrido, los vecinos se asomaban a las ventanas para aplaudir a los manifestantes o improvisar caceroladas, los conductores hacían sonar sus claxon mientras saludaban, peatones se sumaban a la marcha... un ambiente que recordaba a algunas de las manifestaciones organizadas en el 2003 contra la guerra de Iraq.
Durante cerca de cuatro horas, los manifestantes gritaron contra la represión, exigiendo dimisiones, pero también contra la privatización de la universidad pública, que la crisis la paguen los ricos, etc. Fue una manifestación muy sintomática del potencial de lucha de la juventud, de su capacidad de hacer frente a la escalada represiva y a la intensa campaña de criminalización, y también de la naturalidad con la que la gran mayoría de los jóvenes vinculan la defensa de la enseñanza pública con la lucha de los trabajadores.
El Sindicat d'Estudiants elaboró una declaración política1 que distribuyó en los principales campus de Barcelona y a través de internet y que también repartió en la propia manifestación exigiendo juicio y castigo a los responsables y una movilización de toda la izquierda.
Por una movilización de toda la izquierda
Sin embargo, en esa manifestación no estábamos todos. ¿Cómo es posible que los dirigentes de CCOO y UGT no hayan impulsado una respuesta contra la represión policial de estas características? Hoy han usado a la policía contra los estudiantes, pero inevitablemente mañana la usaran (como ya lo han hecho) contra los trabajadores. Sólo hay que recordar las penas que se quieren imponer a los trabajadores de El Prat para comprender como se utiliza toda la maquinaria del Estado contra el movimiento obrero.
Los sindicatos no pueden quedarse con los brazos cruzados. La sección sindical de UGT de la UAB se posicionó inmediatamente con los estudiantes emitiendo un comunicado de solidaridad. ¡Ese es el camino! Todas las organizaciones de izquierdas, empezando por los sindicatos, deberían de convocar lo antes posibles una movilización general de obreros y estudiantes para exigir responsabilidades, defender nuestros derechos democráticos y a la educación pública. Una convocatoria de estas características sería secundada masivamente y tendría una enorme trascendencia política, no sólo en Catalunya, sino en todo el Estado.
Lee la nueva hoja del Sindicat d'Estudiants de balance de la movilización del 26 de marzo y los métodos que creemos que pueden extender y ampliar la lucha en nuestra página web2.
1. http://www.sindicatdestudiants.org//index.php?option=com_content&task=view&id=193&Itemid=92
2. http://www.sindicatdestudiants.org/index.php?option=com_content&task=view&id=198&Itemid=92
La carga policial no fue un "error" como en un principio desde el Govern se trató de plantear. Se trataba de un plan premeditado para tratar de desactivar la lucha de los jóvenes y dar un escarmiento. Como siempre, trataban de criminalizar a la juventud, de presentar a los estudiantes como una minoría violenta. No es casualidad que la carga fuera un día antes de la huelga general convocada por los sindicatos de profesores y por el Sindicat d'Estudiants y otras organizaciones estudiantiles en defensa de la educación pública.
Sin embargo, la represión consiguió todo lo contrario: en lugar de miedo ha habido rabia e indignación. Para empezar la huelga y las manifestaciones del 19 de marzo fueron un absoluto éxito, pero además se convocó una manifestación para el 26 de marzo. La brutal represión ha traído a la memoria de los trabajadores las imágenes de la Policía Nacional de Aznar durante las movilizaciones contra la guerra de Iraq e incluso a los "grises" durante la dictadura franquista, pero con el agravante de que los Mossos actuaban bajo las órdenes de un gobierno que se reclama de izquierdas. No sólo eso, el principal responsable político de la policía es Joan Saura, Conseller de Interior del Tripartit y presidente de Iniciativa per Catalunya, socios de Izquierda Unida.
El Govern apoya a los Mossos
Los días siguientes a la carga policial, la derecha catalana ha atacado duramente al Tripartit por no defender el "honor" de los Mossos d'Esquadra. En las páginas de La Vanguardia han defendido sin ningún tapujo que el problema es la "alergia a la porra" ya que "reprimir el delito es democrático". Estas declaraciones no son una casualidad. En estos tiempos que vivimos, los capitalistas recurrirán más y más a la violencia policial para frenar las luchas que inevitablemente se están dando en defensa del empleo, de los salarios, etc.
A esta presión de la derecha, el Govern respondió, primero por boca del president Montilla y posteriormente del propio Saura, dando un apoyo a la actuación de los Mossos d'Esquadra. En una carta enviada a los agentes policiales el 24 de marzo, Saura es muy claro: "sólo os quiero transmitir sin intermediarios mi felicitación por vuestro trabajo diario de ayuda a la sociedad" o "contáis con mi apoyo explícito en vuestro trabajo de servicio a la sociedad".
Ciertamente, al día siguiente, Interior anunció la destitución del director general de la policía, Rafael Olmos, en el cargo desde la época de Jordi Pujol. No obstante, Saura ha apartado a este reaccionario para tratar de frenar el enorme descontento generado entre los trabajadores y evitar reconocer su propia responsabilidad. Olmos es un cabeza de turco. Realmente la responsabilidad de lo sucedido está en el propio Saura, en Huguet, conseller de universidad (de ERC) y en Ramírez, el rector de la UB.
Los Mossos d'Esquadra se han destacado por ser uno de los cuerpos policiales con más escándalos y denuncias por torturas. El mismo día de la carga policial contra los estudiantes, eran sentenciados a cárcel dos agentes que detuvieron ilegalmente a un estibador al que golpearon y amenazaron con violar a su mujer. Los escándalos de torturas, sobre todo en la comisaría de Les Corts, obligaron a Saura a instalar cámaras de vigilancia en las salas de interrogatorios. Es toda una demostración del tipo de "fuerzas de seguridad" con que cuenta el Estado. La responsabilidad del Tripartit en todo esto empieza el mismo día que llegan al gobierno y no depuran a la policía de todos los fascistas y torturadores heredados de CiU.
Por eso el Sindicat d'Estudiants exige la dimisión de Saura, Huguet y Ramírez y que el Govern inicie una investigación pública a través de una comisión en la que participen los sindicatos y las organizaciones de estudiantes, que aclare quienes son los responsables de la carga policial. Exigimos juicio y castigo a los represores.
Éxito de la manifestación el 26 de marzo
Los jóvenes han plantado cara a la represión. Lejos de amedrentarse, 20.000 estudiantes tomaron las calles de Barcelona la noche del 26 de marzo, pacíficamente, para exigir responsabilidades por lo sucedido, defender los derechos democráticos y protestar contra los planes de privatización de la universidad pública. No sólo había estudiantes de Universidad, también de instituto, profesores y trabajadores en general que quisieron mostrar su solidaridad contra la represión.
Esas muestras de solidaridad estuvieron presentes durante todo el recorrido, los vecinos se asomaban a las ventanas para aplaudir a los manifestantes o improvisar caceroladas, los conductores hacían sonar sus claxon mientras saludaban, peatones se sumaban a la marcha... un ambiente que recordaba a algunas de las manifestaciones organizadas en el 2003 contra la guerra de Iraq.
Durante cerca de cuatro horas, los manifestantes gritaron contra la represión, exigiendo dimisiones, pero también contra la privatización de la universidad pública, que la crisis la paguen los ricos, etc. Fue una manifestación muy sintomática del potencial de lucha de la juventud, de su capacidad de hacer frente a la escalada represiva y a la intensa campaña de criminalización, y también de la naturalidad con la que la gran mayoría de los jóvenes vinculan la defensa de la enseñanza pública con la lucha de los trabajadores.
El Sindicat d'Estudiants elaboró una declaración política1 que distribuyó en los principales campus de Barcelona y a través de internet y que también repartió en la propia manifestación exigiendo juicio y castigo a los responsables y una movilización de toda la izquierda.
Por una movilización de toda la izquierda
Sin embargo, en esa manifestación no estábamos todos. ¿Cómo es posible que los dirigentes de CCOO y UGT no hayan impulsado una respuesta contra la represión policial de estas características? Hoy han usado a la policía contra los estudiantes, pero inevitablemente mañana la usaran (como ya lo han hecho) contra los trabajadores. Sólo hay que recordar las penas que se quieren imponer a los trabajadores de El Prat para comprender como se utiliza toda la maquinaria del Estado contra el movimiento obrero.
Los sindicatos no pueden quedarse con los brazos cruzados. La sección sindical de UGT de la UAB se posicionó inmediatamente con los estudiantes emitiendo un comunicado de solidaridad. ¡Ese es el camino! Todas las organizaciones de izquierdas, empezando por los sindicatos, deberían de convocar lo antes posibles una movilización general de obreros y estudiantes para exigir responsabilidades, defender nuestros derechos democráticos y a la educación pública. Una convocatoria de estas características sería secundada masivamente y tendría una enorme trascendencia política, no sólo en Catalunya, sino en todo el Estado.
Lee la nueva hoja del Sindicat d'Estudiants de balance de la movilización del 26 de marzo y los métodos que creemos que pueden extender y ampliar la lucha en nuestra página web2.
1. http://www.sindicatdestudiants.org//index.php?option=com_content&task=view&id=193&Itemid=92
2. http://www.sindicatdestudiants.org/index.php?option=com_content&task=view&id=198&Itemid=92