El Militante.— El 21 septiembre el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de ley de reforma educativa, en realidad una brutal contrarreforma. ¿Cuál es vuestra valoración? ¿Cuáles son los puntos fundamentales?
Tohil Delgado.— Desde su llegada al gobierno, el PP está intentando desmantelar y acabar con derechos y conquistas históricas que la clase trabajadora y la juventud arrancaron a través de la lucha. Quieren que los recursos que ahora se destinan a prestaciones sociales se desvíen al pago de la deuda o a sanear la banca. Además, la derecha quiere aprovechar la actual crisis económica para convertir nuestros derechos en un fabuloso negocio para beneficio de unos pocos, de ahí que el desmantelamiento de lo público vaya aparejado de la privatización de servicios básicos.
Este es el contexto en el que se enmarca el brutal ataque a la educación pública lanzado por el ministro de Educación, Wert, que se concreta en varios puntos. Uno de los principales es acabar con el acceso a la educación superior de cientos de miles de hijos de trabajadores. El capitalismo nos depara, a las familias trabajadoras, un futuro de paro y precariedad, así, siguiendo la lógica de la derecha ¿para qué dedicar dinero público a mantener una escuela pública de calidad? ¿No será mejor desviar todo ese capital a manos de banqueros, especuladores y grandes empresarios?
Para ese propósito la contrarreforma educativa toma dos medidas fundamentales. En primer lugar, multiplicar el número de “selectividades” que existirán a partir de ahora en el sistema educativo, pasando de tener una única selectividad al finalizar 2º de Bachillerato en la actualidad, a imponer una en 4º de la ESO (que de no aprobarse impedirá que se pueda cursar el Bachillerato o la FP de Grado Medio), otra al acabar 2º de Bachillerato (que de no aprobarse nos impedirá obtener el título de bachiller aunque lo hayamos aprobado, algo que actualmente no sucedía), y una última prueba para acceder a la universidad a cargo de la Universidad en la que el estudiante quiera matricularse. La imposición de estos exámenes arbitrarios no añadirá más calidad a nuestra educación (que, de hecho, ya se está resintiendo por los recortes) como demagógicamente lo está presentando el PP. Sólo busca expulsar del sistema educativo al mayor número de estudiantes. ¿Qué otro sentido tiene impedir a un estudiante que ha aprobado todo el curso pasar al siguiente?
Pero por si esta medida no fuera suficiente, el PP reconfigura la ESO para crear dos itinerarios bien diferenciados: uno encaminado al bachillerato y, con suerte, a la FP de Grado Superior o a la universidad, y otro que conduce a la FP de Grado Medio, masificada, sin plazas suficientes y que proporciona una muy baja cualificación laboral. Para fomentar este segundo itinerario el PP obliga a que, tan pronto como en 3º de la ESO, comience la separación entre unos y otros estudiantes, los que “valen” y los que “no valen”, haciendo en la práctica irreversible la vuelta atrás. Además, se crea un “Consejo Orientador”, que desde 1º de la ESO “aconsejará” a cada estudiante cuál es el itinerario que debe elegir. Así, en lugar de que la escuela contrarreste los efectos de las desigualdades sociales en la formación y en la salida laboral los alimenta y profundiza, determinando a los 14 años, si no antes, nuestro futuro.
Este modelo tan segregador se completa con la transformación de los actuales Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPIs) en la nueva FP Básica, que será un tercer itinerario desde los 15 años y que, tras cursarlo durante dos años, los estudiantes ni siquiera tendrán el título de 4º de la ESO, es decir, que saldrán al mercado laboral con la misma cualificación que si hubieran abandonado el instituto en 3º de la ESO. A la pregunta de quién cursará esta FP Básica el PP lo tiene claro: es el destino “para alumnos con dificultades de adaptación o situación socio-económica desfavorable”, así aparece en el texto de la contrarreforma. Es decir, para los que estamos siendo especialmente golpeados por la crisis económica y las familias trabajadoras en general.
EM.— Pocos días después de anunciar esta contrarreforma, el gobierno del PP aprobó los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2013. ¿Cómo afectan los recortes a la educación pública?
TD.— Tras el recorte de un 21% en los PGE de 2012, este año el recorte en educación suma otro 14,4%, una verdadera salvajada que busca abandonar a su suerte a los centros de estudio públicos. Algo similar pasa con la sanidad que pierde casi un 23% o la cultura con un 19%, eso sí la partida para el pago de la deuda, que no es más que un trasvase de dinero público a los grandes poderes financieros se incrementa en varias decenas de miles de millones de euros.
EM.— Para los días 16, 17 y 18 de octubre el SE ha convocado huelga general de estudiantes. ¿Cuál es el objetivo de esta movilización? ¿Cuál está siendo la receptividad en los centros de estudio?
TD.— Ante la magnitud de un ataque tan salvaje, la respuesta que debemos plantear tiene que estar a la altura de las circunstancias, por eso hemos propuesto esta huelga de 72 horas que es un primer paso con el que poner freno a los recortes y a esta contrarreforma clasista, que persigue un tipo de escuela que recuerda mucho a la que existía bajo el franquismo. Otro objetivo de nuestra movilización es presionar a los dirigentes de CCOO y UGT para que den el paso ya de convocar una huelga general de 48 horas y adopten una línea mucha más combativa frente a todos los ataques que están machacando a las familias obreras. Las contrarreformas del PP sólo se pueden parar si la lucha alcanza el grado de una rebelión social.
La receptividad hacia la convocatoria entre los estudiantes está siendo muy buena. De hecho, los recortes ya se están notando en el día a día de los institutos. Cuando informamos en las asambleas, realizadas a lo largo y ancho del Estado, del contenido de la contrarreforma hay mucha indignación. También estamos haciendo repartos de decenas de miles de hojas explicativas, con nuestra plataforma reivindicativa y ya se han formado decenas de comités de lucha en defensa de la enseñanza pública, que están organizando las manifestaciones del 17 de octubre y las actividades con el movimiento obrero, padres y madres, profesores…, que realizaremos durante esos tres días.
Efectivamente, desde el primer día nos hemos dirigido a madres, padres y profesores para contarles cuáles eran nuestros planes y contar con su apoyo. La respuesta ha sido muy positiva, especialmente desde las familias, con la FAPA Giner de los Ríos de Madrid a la cabeza apoyándonos de manera firme en todas las acciones. Con los sindicatos de profesores tenemos previstas diferentes reuniones en los próximos días para organizar una gran manifestación de la comunidad educativa el jueves 18 por la tarde.
EM.— ¿Cómo valora el SE las manifestaciones del 25-S y posteriores, y la reacción del gobierno del PP ante ellas?
TD.- Son una prueba más de que existe un ambiente muy favorable a la lucha y de que hay una crítica muy fuerte entre capas cada vez más amplias de la sociedad, y especialmente entre la juventud, al sistema capitalista. Como no puede ser de otra forma la reacción de la derecha fue histérica y violenta, tratando de criminalizar a una movilización completamente pacífica a través de una infiltración policial descarada, así como reprimiendo salvajemente a todo el que pasaba o estaba cerca de la zona, como se puede comprobar con los escandalosos vídeos que circulan por Internet sobre la intervención policial en la estación de Atocha el día 25, o en bares de la zona de Huertas (muy alejado del Congreso), en la que varios antidisturbios entraban en bares porra en mano golpeando y sacando a la gente de los mismos.
EM.— Además de estar en el SE, participas en la Corriente Marxista El Militante, ¿por qué?
TD.— Efectivamente, además de en el Sindicato de Estudiantes, del que formo parte desde hace muchos años, milito en la corriente marxista El Militante, que es la organización que impulsó la creación del Sindicato de Estudiantes en los años ochenta.
Considero que el principal motivo de todas las injusticias que hay en el mundo y de todos los ataques y las dificultades que tenemos los jóvenes y las familias trabajadoras en general es la propia existencia del sistema capitalista, que se basa en la explotación de la mayoría de la población a manos de una minoría que controla todas las riquezas y es dueña de los bancos, las grandes empresas y los medios de comunicación. Sin embargo, quienes producimos toda esa riqueza es, o somos, esa mayoría explotada, los trabajadores, que somos los que verdaderamente tenemos la fuerza que hace que la sociedad funcione. Esta misma fuerza es la que hay que utilizar para transformar la sociedad. Creo que la única manera de acabar con todos los problemas que nos aquejan es luchar contra el sistema capitalista, algo que sólo se puede hacer a través de una política revolucionaria que cuestione el sistema y luche por la transformación social, donde todos los medios de creación de riqueza estén en manos de la mayoría.
La lucha por mejoras, tanto en educación como en cualquier otro terreno social, no está separada de la lucha política. Pienso que la lucha por el socialismo es la que da un sentido más completo a la batalla que los trabajadores y la juventud tenemos que dar para sobrevivir y defendernos. Por eso estoy organizado en la corriente marxista El Militante, y llamo a todos los jóvenes en lucha a que también lo hagan.