"Esta lucha implica a toda la juventud, a la comunidad educativa y a la clase obrera. Si queremos que Wert dimita y que se retire la LOMCE hay que continuar la batalla con una nueva huelga educativa de 72 horas"
El Militante.— El Sindicato de Estudiantes ha organizado este curso cuatro huelgas estudiantiles contra la LOMCE, incluida la huelga educativa del 24 de octubre, y ha impulsado activamente la marcha sobre Madrid del 30 de noviembre. ¿Qué balance hacéis de la lucha en defensa de la enseñanza pública?
Ana García.— Desde el Sindicato de Estudiantes hemos destacado que la enorme movilización estudiantil de los pasados 22, 23 y 24 de octubre, con la que por enésima vez en menos de un año y medio hemos vaciado las aulas —demostrando la oposición de la juventud a quienes quieren devolvernos al sistema educativo del franquismo— y especialmente las impresionantes manifestaciones del día 24 de ese mes, han colocado al ministro Wert y a sus contrarreformas en su momento de mayor debilidad.
La comunidad educativa dejó claro que la derecha está en minoría absoluta. El 24 de octubre más de dos millones de personas inundamos las calles de todo el estado para pedir la dimisión del ministro y la retirada de todas las contrarreformas educativas y los recortes. En ese momento, con una huelga masiva del profesorado y los estudiantes, con un clamor generalizado contra la LOMCE, nos dirigimos a las direcciones de los sindicatos del profesorado y organizaciones de madres y padres para plantear que era el momento de dar el último empujón, el definitivo, a este ministro. No nos cabe ninguna duda de que si la propuesta que realizó el Sindicato de Estudiantes de organizar una nueva huelga de 72 horas de toda la comunidad educativa durante el mes de noviembre se hubiera llevado a cabo, habríamos obtenido una victoria incontestable.
EM.— Tras la exitosa movilización del 24-O volvisteis a salir a la huelga el 20 de noviembre, pero en esta ocasión padres y profesores no os acompañaron. ¿Por qué decidisteis mantener la llamada a la huelga?
AG.— Efectivamente, desde el SE planteamos la necesidad inmediata de dar continuidad a la movilización del 22, 23 y 24 de octubre, y así lo planteamos a la Plataforma Estatal por la Escuela Pública, donde estamos junto a CCOO, UGT, STEs, CGT, CEAPA y otras organizaciones estudiantiles. Lamentablemente, nuestra propuesta de organizar la huelga de tres días de manera unitaria, padres, profesores y estudiantes no contó con el apoyo de las direcciones de CCOO, UGT, STEs, ni de CEAPA, aunque el apoyo entre sus bases era claro. Entendíamos que tras el éxito del 24-O había que dar una continuidad a la lucha y en ese sentido la huelga estudiantil del día 20 — coincidiendo con la aprobación de la LOMCE en el Senado— cumplió un papel clave como puente y como palanca para continuar la movilización con la Marcha Estatal del 30 de noviembre. Se trataba de evitar que se diera carpetazo a la movilización, situando públicamente en la comunidad educativa el debate de la continuidad de la lucha.
El día 20 volvimos a vaciar las aulas de miles de institutos públicos, y la movilización contó con un apoyo también muy importante en la universidad. También logramos confluir con trabajadores en lucha, como se pudo ver en la manifestación de Ferrol en la que los trabajadores de Navantia nos acompañaron. Esta jornada, y esta demostración de que sí se podía continuar fueron claves para que las direcciones sindicales de profesores y padres convocaran la marcha estatal a Madrid del pasado 30-N. Como señalamos en las manifestaciones y concentraciones del 20 de noviembre, la huelga de los barrenderos de Madrid era para nosotros un ejemplo muy concreto, que demostraba en la práctica que sí se puede vencer al Partido Popular. Ellos echaron atrás nada más y nada menos que 1.100 despidos pero fue gracias a una condición: una lucha, seria, unitaria y contundente. Precisamente lo que nosotros demandamos para hacer más fuerte a la Marea Verde y vencer a Wert y sus políticas.
EM.— En la marcha estatal el pasado 30 de noviembre se os impidió hablar desde el estrado. De hecho, fuiste arrastrada y te arrebataron el micrófono. ¿A qué responde esta agresividad? ¿Tanto miedo os tienen como para impedir la libertad de expresión de una organización que ha impulsado de manera tan decidida la Marea Verde?
AG.— No se trata sólo de miedo. Se trata de que el Sindicato de Estudiantes está planteando de manera consecuente una política de frente único a las organizaciones del profesorado y de padres para continuar la lucha. Y nuestro llamamiento conecta con el sentimiento dominante que existe en la comunidad educativa, pero choca con la estrategia de la dirección del PSOE y las cúpulas confederales de UGT y CCOO, que insisten en una política de paz social, de negociación de los retrocesos y, en última instancia, de debilidad frente a la agresividad de la derecha.
La movilización del 30-N fue retrasada dos semanas a pesar de la insistencia del SE de que se mantuviera el 9 de noviembre, como previamente se había acordado por parte de todas las organizaciones de la Plataforma. Nuestra insistencia en que se mantuviera para la fecha acordada era para dar inmediata continuidad a la histórica huelga del 24 de octubre, dejando así un calendario más abierto para, durante el mes de noviembre, poder convocar una nueva huelga general de toda la comunidad educativa de 72 horas. La discusión en las reuniones de la Plataforma ha sido muy dura, y en la práctica, las presiones de la dirección del PSOE se han dejado sentir con mucha intensidad. Finalmente la Marcha estatal se celebró, pero sólo el Sindicato de Estudiantes y sectores de la Federación de Enseñanza de CCOO apostamos a fondo por su éxito, y logramos con un duro trabajo reunir a decenas de miles en el centro de Madrid.
A pesar de todo, las zancadillas para que el Sindicato de Estudiantes no pudiera expresar sus puntos de vista se sucedieron desde las cúpulas. El mismo día 30, a las 11:15 horas, cuando estaba prevista la celebración de una rueda de prensa de la Plataforma Estatal por la Escuela Pública, los representantes del Sindicato de Estudiantes denunciamos que, de manera clandestina, sin contar con la opinión de la Plataforma y sus integrantes, sin avisarnos y sin la menor vergüenza, el diputado del PSOE Rafael Simancas y el secretario de Organización del PSOE Óscar López, acapararan los micrófonos para sacarse la consabida foto a costa de la Marea Verde. No es la primera vez. Ya en la movilización del 24 de octubre ocurrió lo mismo. Desde el Sindicato de Estudiantes señalamos que los señores diputados del PSOE tienen todo el derecho a manifestar sus opiniones libremente, pero cuando la dirección del PSOE practica una oposición de terciopelo al PP (proponiendo todos los días Pactos de Estado con la derecha), cuando no exige la dimisión del gobierno, cuando sus dirigentes, como Zapatero, justifican las claudicaciones ante los banqueros cuando gobernaban, y por supuesto, no convocan las movilizaciones educativas y muchas otras, esta forma de conducirse sólo ratifica el tono oportunista de sus actuaciones.
Siguiendo esta línea, al final de la Marcha y una vez en el estrado después de leerse un manifiesto, fui agredida y me impidieron dirigirme a los manifestantes tal como he hecho otras veces. Es un completo escándalo, y así se lo hicimos saber posteriormente, que miembros de las cúpulas de organizaciones que integran la Plataforma hayan utilizado esos métodos antidemocráticos, completamente ajenos a la Marea Verde, y que niegan el derecho a la libertad de expresión a los jóvenes. La deplorable respuesta que han vertido en algunos medios de comunicación de que “había un acuerdo que el Sindicato de Estudiantes no ha respetado” es aún más escandalosa. Nada puede justificar una agresión física a una joven estudiante. Quien lo justifica se retrata ante el movimiento como lo que es: un burócrata completamente alejado del sentir de la mayoría de los trabajadores y de los jóvenes que luchan. Pero además no existía ningún acuerdo con el Sindicato de Estudiantes. Lo que existía era un intento de taparnos la boca para que no explicásemos a la manifestación que había que dar un paso al frente en la lucha y convocar una huelga general educativa de 72 horas. El Sindicato de Estudiantes, y así lo hemos reiterado, jamás apoyará acuerdos antidemocráticos con el fin de amordazar la libertad de expresión. Igual que estamos en contra de los recortes vengan de donde vengan, también estamos en contra de impedir la libertad de expresión, venga del ministro del Interior, o de elementos muy molestos con las movilizaciones y la lucha que millones estamos llevando a cabo.
Desde el Sindicato de Estudiantes exigimos disculpas, y las obtuvimos en la reunión que mantuvimos posteriormente de la Plataforma. Así mismo, queremos señalar y agradecer las muestras de apoyo y de indignación por el proceder de sus dirigentes que nos manifestaron al finalizar la marcha cientos de militantes de base de UGT, CCOO, CGT, CEAPA, y posteriormente en las reuniones de la Marea Verde de Madrid y de las Mareas Ciudadanas. Especialmente queremos señalar las muestras de apoyo de decenas de delegados y activistas de CCOO de Enseñanza, que presenciaron escandalizados esos sucesos y con los que hemos trabajado codo con codo. Nada ni nadie va a tapar la boca al Sindicato de Estudiantes, a la juventud que lucha por sus derechos y por su futuro.
EM.— La marcha estatal del 30-N se produjo dos días después de que se aprobase definitivamente la LOMCE en el Congreso, ¿pensáis que se puede echar atrás a pesar de ello?
AG.— Por supuesto que sí. También estaba aprobado el ataque a las becas Erasmus. Aprobado y publicado en el BOE, pero eso no fue ningún inconveniente para que, gracias a la enorme presión social, Wert se tuviera que echar atrás. Nosotros no aceptamos ninguna imposición de una minoría que no tiene apoyo social y quiere devolvernos a la educación de los años 50. La imagen de un Parlamento con mayoría absoluta de la derecha no responde en absoluto a la realidad en las calles, donde todas las falsas promesas y las mentiras con las que el PP llegó al poder han dado paso a la movilización masiva y constante contra un partido salpicado por todo tipo de casos de corrupción y trapicheo.
Si algo se ha demostrado en las movilizaciones de la Marea Verde en estos últimos dos años, y especialmente en los últimos meses, es que hay fuerza de sobra para acabar con la LOMCE, con el ministro y con todos los recortes que la derecha está imponiendo con el único apoyo de grandes empresarios, banqueros y privilegiados de toda la vida. Y para lograrlo apostamos por continuar con una lucha contundente y decidida, con una huelga de 72 horas de padres, profesores y estudiantes.