Desde la madrugada del 16 de mayo —tras la marcha a pie realizada por los miembros del Sindicato Andaluz de los Trabajadores (SAT) que llegó a Madrid el 15M—, Diego Cañamero y otros 15 compañeros del SAT mantienen una huelga de hambre para exigir la libertad de Andrés Bódalo, concejal de Jódar (Jaén) y sindicalista del SAT, sentenciado a tres años y medio de cárcel por el “delito” de luchar por los derechos de los jornaleros y los trabajadores andaluces. Este hecho supone un nuevo hito en la escalada de represión contra aquellos que se atreven a levantar la bandera de la lucha contra las injusticias.

Andrés es acusado de agredir en 2012 al teniente de alcalde del PSOE en Jódar durante una concentración en protesta por la insoportable situación de paro que asola la comarca y los recortes al subsidio agrario, el cual supone la única tabla de salvación para muchos desempleados y sus familias. Ninguno de los vídeos grabados por la policía, la Guardia Civil o los propios activistas muestran ese supuesto acto violento. Es más, los guardias civiles que testificaron en el juicio declararon no haber visto en ningún momento a Andrés Bódalo cometer ninguna agresión. A pesar de la evidente falta de pruebas, la Audiencia Provincial de Jaén, presidida por el magistrado Pío Aguirre, vocal del Consejo del Poder Judicial apoyado por el PP, le condenó. Posteriormente, aunque la propia Audiencia Provincial de Jaén dio su visto bueno a un indulto parcial, éste todavía no ha sido atendido por el Consejo de Ministros.

A Andrés se le sentencia por ser un reconocido sindicalista y miembro de Podemos. Casos como éste, y otros como el del joven vallecano Alfon, son la muestra palpable de lo único que podemos esperar los trabajadores de este sistema capitalista: paro, pobreza, y para aquellos que se atreven a protestar, represión y cárcel. Una represión que se está cebando especialmente en el Sindicato Andaluz de Trabajadores con 637 sindicalistas procesados a los que se reclama un total de 435 años de cárcel y 743.000 euros en multas. Pero como también están demostrando los compañeros del SAT, no tenemos miedo y no nos vamos a quedar quietos mientras tratan de pisotear nuestros derechos.

Desde estas páginas queremos solidarizarnos con Diego Cañamero y sus compañeros en este difícil momento, y agradecerles la dignidad que una vez más están demostrando. Estamos convencidos de que a través de la lucha y la movilización se podrá vencer y conseguir que Andrés (y todos los presos por luchar) sean puestos en libertad.

¡Si nos tocan a uno, nos tocan a todos!

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