Recuperar el sindicalismo combativo, de clase, democrático y asambleario
La corriente GanemosCCOO, que agrupa a más de 1.700 delegados y afiliados de las Comisiones Obreras, ha publicado a principios de septiembre un documento para contribuir a la iniciativa “Repensar el Sindicato” lanzada por la Ejecutiva Confederal. En este texto, que puede descargarse en www.ganemosccoo.org, valoramos críticamente la estrategia de pacto social defendida por la dirección de CCOO y las propuestas más relevantes recogidas en el documento oficial de la campaña, además de plantear los puntos fundamentales de nuestra alternativa sindical.
En el futuro más inmediato se presentan ante el movimiento obrero del Estado español enormes retos. Es inminente un recorte de un mínimo de 10.000 millones en los presupuestos de 2017 y 2018, ampliando el que ya se está ejecutando en el presupuesto del presente año y que han repercutido gravemente en el sistema público educativo y sanitario; el déficit de las pensiones no deja de agravarse debido a la constante reducción salarial y a las crecientes bonificaciones en las cotizaciones sociales que disfrutan los empresarios, y es previsible un agotamiento del Fondo de Reserva a finales del año próximo. También es inevitable que tras la constitución del nuevo gobierno, se plantee la absorción en los presupuestos públicos de los más de 26.000 millones de euros destinados al rescate bancario y que el Gobierno ya da por perdidos. A este desolador panorama se une la amenaza de una mayor y más dura destrucción de empleo fijo y con derechos. Sólo en las últimas semanas, grandes empresas como Iberia, CaixaBank, Banco Popular o Caixa Geral, han anunciado planes para reducir sus plantillas fijas en miles de trabajadores, mientras siguen ampliando de forma masiva la subcontratación en condiciones cada vez más precarias.
El balance de los resultados de la política de paz social practicada por la dirección confederal de CCOO arroja un veredicto inapelable: la concertación social y el modelo de sindicalismo que la sustenta han sido completamente inútiles para evitar un retroceso histórico en las condiciones de vida de la clase trabajadora y en cambio han apuntalado los intereses, y beneficios, de los empresarios y del poder financiero. Esta estrategia fallida ha aceptado dócilmente la destrucción de las conquistas históricas que la clase obrera arrancó en los últimos años del franquismo y en la llamada Transición gracias a una lucha de clases decidida y abnegada. Con esta política de renuncia a la movilización y de aceptación pasiva y resignada, en nombre de una supuesta “responsabilidad ante la crisis”, de los sacrificios que la patronal tenga a bien imponer a los asalariados, la dirección de CCOO no sólo no prepara a la clase trabajadora para ponerse en pie y hacer frente a la ofensiva patronal, sino que la debilita y agrava su indefensión.
La dirección de CCOO es responsable de la desmovilización sindical
Después de nueve años de crisis, con su secuela de recortes, destrucción de empleo y pérdida generalizada de derechos sería previsible que la conflictividad laboral repuntase de una forma significativa. En muchos países del mundo, desde los Estados Unidos a India, pasando por Brasil o Francia, el movimiento sindical se pone en pie y convoca a los trabajadores a dar una respuesta combativa a los ataques de patronal y gobiernos.
Pero en el Estado español las cosas transcurren de otro modo. Cuando más vital es responder global y contundente a la ofensiva empresarial, menos activa se muestran la dirección de CCOO en promover la movilización. Sólo cuando la presión de los trabajadores afectados por un conflicto es irresistible, como ocurrió con los trabajadores de la factoría de Coca-Cola de Fuenlabrada, los dirigentes del sindicato se avienen a apoyar la lucha. Pero en el resto de las ocasiones, la movilización brilla por su ausencia y se busca a toda costa un acuerdo con la patronal que cierre los conflictos, aunque sea a costa de aceptar EREs en empresas con beneficios o de firmar convenios a la baja.
Las estadísticas sobre huelgas y conflictividad laboral que elabora el Ministerio de Trabajo recogen una continua tendencia a la baja. Así, en 2015 se registraron sólo 615 huelgas con 170.500 participantes, mientras que en años anteriores el número de huelgas era mucho mayor y, lo que es más relevante, el número de huelguistas se contaba por millones.
Los dirigentes de CCOO intentan diluir su responsabilidad poniendo como excusa las supuestas limitaciones que la crisis impone a la capacidad de movilización del sindicato. Pero la experiencia de las crisis anteriores invalida completamente esta absurda justificación. Fue precisamente en 1994, en plena crisis, cuando el número de participantes en huelgas alcanzó uno de sus récords, casi cinco millones y medio de trabajadores, de una población activa de 16 millones (frente a los casi 23 actuales). Muy especialmente, los dirigentes de CCOO parecen olvidar que los últimos años del franquismo y los años de la Transición, en plena “crisis del petróleo” iniciada en 1973 (la recesión más profunda vivida por el capitalismo mundial desde la Segunda Guerra Mundial), conocieron una de las mayores olas de movilización obrera de la historia de nuestro país, con resonantes victorias de los trabajadores. Precisamente en esos años de crisis muy dura, se consolidaron definitivamente las Comisiones Obreras como la gran organización de lucha de la clase obrera del Estado español.
Pero si esta reducción de la movilización sindical —que continúa y se agudiza en el presente año— es muy grave, aún lo es más la drástica reducción de la participación de CCOO en las pocas huelgas que se convocan. Hasta hace muy poco tiempo CCOO organizaba, en solitario o con otros sindicatos, la inmensa mayoría de las huelgas que se realizaban en el conjunto del Estado. En 2008, justo al inicio de la presente crisis, CCOO convocaba el 88,9% de las huelgas. El año pasado sólo el 12,36% de las huelgas fueron organizadas por CCOO.
Se incrementa la represión interna en CCOO
El rotundo fracaso de la política de paz social y desmovilización levanta cada vez más críticas en el seno de CCOO. En un intento de desactivarlas, los dirigentes del sindicato han abierto una caza de brujas de la que son blanco preferente los afiliados y afiliadas que defienden las posiciones de GanemosCCOO. La decisión de expulsar a Elena Fernández, anterior secretaria general de la Federación de Enseñanza de CCOO en Castilla y León, o la apertura de expediente sancionador a los delegados de CCOO en El Corte Inglés de Madrid, Felipe Boluda, María Ángeles Carmona e Isabel Iglesias, son una prueba fehaciente de que la dirección confederal teme un debate libre y democrático: no quieren realizar un balance realista de su fallida estrategia y del enorme daño que sus políticas están haciendo al movimiento obrero y a la clase trabajadora.
Estamos convencidos de que estas medidas represivas se van a demostrar impotentes para detener el apoyo creciente a nuestras posiciones. Animamos a todos los lectores de EL MILITANTE, sea cual sea su participación en la actividad sindical, a conocer y difundir el documento de GanemosCCOO sobre la campaña “Repensar el sindicato” y ayudar así a la extensión de nuestras propuestas sindicales, unir al conjunto de la clase trabajadora para responder a la ofensiva capitalista, y recuperar las CCOO al programa del sindicalismo combativo, de clase, democrático y asambleario.