El 24 de febrero, la SEPI anunció un plan de empresa para Navantia. Un mes más tarde, el 21 de marzo, tras negarse cuatro veces a recibir a los comités de empresa de las factorías de Navantia, recibió a las federaciones sindicales, reunión de la que los trabajadores nos enteramos por el periódico.
Dada la dinámica que domina el panorama sindical, la gran mayoría de los trabajadores estamos convencidos de que, aunque el plan no se haya presentado oficialmente, hay negociaciones “discretas” desde hace tiempo. De hecho, el responsable del sector naval público de la federación estatal de Industria de CCOO se ha pasado los dos últimos años anunciando en Navantia-Ferrol, cada cierto tiempo, la inminencia de las prejubilaciones. Eso sí, nunca de forma pública y transparente, sino mediante confidencias privadas a círculos restringidos.
¿Por qué no se presenta entonces el plan si lo tienen listo? Por dos motivos. El primero, porque las federaciones sindicales son conscientes de que van a tener más dificultades de las que les gustaría. La primera, que los trabajadores no van a aceptar que se negocie nada si antes la empresa no cumple el convenio vigente. Es decir, el gobierno tiene que soltar dinero (además de cumplir los aspectos no salariales, que también son importantes). La segunda dificultad que tendrán es que una parte de los trabajadores rechazamos que el plan lo negocien las federaciones. La desconfianza es producto del apoyo que en 2013 le dieron al IV Convenio de Navantia (negociado por ellas), que eliminaba muchos de los derechos conquistados a lo largo de medio siglo de negociación colectiva y que fue tumbado por la frontal oposición de la mayoría de los trabajadores, especialmente en Ferrol, lo que provocó que a la federación de CCOO no le quedase más remedio que asumir que firmarlo sería un suicidio sindical; como suele decirse, a la fuerza ahorcan. Esa desconfianza hacia las federaciones aumenta ahora por su pretensión de negociar conjuntamente el plan y un nuevo convenio, lo cual es visto por muchos trabajadores como un intento de utilizar los derechos del convenio como moneda de cambio en las negociaciones del plan. Al fin y al cabo, si en 2013 las federaciones estaban dispuestas a renunciar a los derechos del convenio sin obtener ninguna contrapartida, con más motivo estarán dispuestas a renunciar a ellos a cambio de algo. Con lo alejados que están los aparatos sindicales de la realidad, igual hasta lo presentarían como una victoria sindical.
Si todavía no han presentado el plan es porque esperan el momento propicio, que muy probablemente será cuando se publiquen las pérdidas de Navantia en 2016, unas pérdidas importantes causadas por la gestión irresponsable de José Manuel Revuelta, un presidente nefasto que fue cesado tras la Semana Santa. El PP y sus palmeros lanzarán una campaña de miedo achacando las pérdidas a las condiciones laborales dignas que tenemos los trabajadores de Navantia y anunciando el apocalipsis si no se aprueba el plan. Su objetivo será el intentar convencernos de la necesidad de que aceptemos resignadamente los recortes, por “vivir por encima de nuestras posibilidades”.
Frente a esto, GanemosCCOO, además de exigir el cumplimiento íntegro del convenio, exige que el plan lo negocien los comités de empresa, como únicos representantes del conjunto de los trabajadores de Navantia, y que no se negocie conjuntamente con el convenio. Y exige también otro aspecto muy relevante: que la decisión sobre estas cuestiones corresponde a los trabajadores.
Hace ya más de dos meses que la SEPI anunció su plan. El tiempo transcurrido se debería estar utilizando por los dirigentes sindicales de Navantia para preparar la lucha: debatir con la plantilla la situación, la estrategia a seguir, los argumentos que van a utilizar nuestros enemigos y, sobre todo, la alternativa que los trabajadores vamos a defender frente al plan del PP, alternativa que también se debería estar transmitiendo a la sociedad de nuestras comarcas, a fin de ganar apoyo social. En este sentido, se echa en falta un dinamismo mucho mayor por parte de los comités de empresa, lo cual es un error porque los trabajadores no debemos limitarnos a esperar que el PP juegue sus bazas. Tenemos que tomar la iniciativa para que cuando presente su plan, que será una nueva reconversión que busque subcontratar todavía más y reducir el empleo fijo y digno, les llevemos la delantera. Los trabajadores de Navantia que militamos en Izquierda Revolucionaria haremos todo lo que esté en nuestra mano para que así sea.