El 22 de enero se realizó la primera reunión sobre el plan industrial de Navantia. Parecía lógico esperar que en dicha reunión la empresa presentara algún documento, que se constituyera la mesa negociadora y que al menos se fijase una fecha para la siguiente reunión. Pero no hubo nada de esto. Lo que sí hubo fue un speech por parte del presidente de Navantia en donde se trazó una perspectiva muy cruda.
Desde GanemosCCOO hemos explicado que una mesa negociadora con las federaciones sindicales es ilegal y, en cualquier caso, sería ilegítima porque lo que se decidió en asamblea fue que negociara el comité de empresa. La fórmula buscada para sortear este aspecto, conscientes de que puede ser un obstáculo, es la de una negociación informal entre SEPI, Navantia y las federaciones, y constituir oficialmente una mesa acorde con los criterios que marca el Estatuto de los Trabajadores para firmar una vez hayan acercado posturas.
La oposición a que negocien las federaciones se debe a que la gente no se fía de ellas. En 2013 apoyaron la firma del IV Convenio, que suponía regalar los derechos y condiciones que habíamos conquistado tras la lucha de varias generaciones y que fue masivamente rechazado por los trabajadores, que tuvimos que luchar no sólo contra la empresa, sino también contra los aparatos sindicales.
Con respecto a la no presentación del plan, en nuestra opinión responde a una estrategia perfectamente calculada por parte de PP, SEPI y Navantia para dilatar toda la negociación, como ya hicieron en anteriores planes (1999 y 2004). Estamos asistiendo a la misma historia de siempre: difundir informaciones alarmistas sobre la situación de la empresa para asustar a los trabajadores y marear a los de más edad con rumores interesados sobre falsas expectativas de una posible prejubilación, con la intención de que cunda el desánimo y la frustración cuando no se materialicen, para que sean los propios trabajadores quienes, deseando acabar de una vez con el asunto y tener tranquilidad, demanden el plan.
La reivindicación del plan por parte de los trabajadores sería un error estratégico grave. El motivo es que los planes son el eufemismo bajo el que se presentan las reconversiones y la destrucción de empresas (preferentemente públicas). Por tanto, reivindicar el plan en abstracto nos haría aparecer pidiendo recortes porque la viabilidad de la empresa está en riesgo, lo que justificaría la reconversión y allanaría el camino al PP, que así presentaría su plan (léase reconversión) como una respuesta a las demandas de los trabajadores.
Frente al fatalismo de las direcciones sindicales, que no son capaces de construir una alternativa a las políticas neoliberales de PP y PSOE, lo que tenemos que hacer es pasar de una vez a la ofensiva y luchar a favor de reivindicaciones concretas que contribuyan a resolver los problemas de Navantia, empezando por la contratación directa y el aumento de plantilla con gente joven, para acabar con un modelo de empresa basado en la subcontratación masiva, además de una fuerte inversión en mejoras tecnológicas y organizativas, etc. Esta sería la manera de defender nuestro plan de empresa en vez del plan del PP.