A finales de diciembre se hizo pública la sentencia del juzgado social nº5 de Valencia por la que se reconoce que Ford despidió de forma improcedente a Carlos Naranjo, condenando a la multinacional a pagarle 10.000 euros de indemnización. Una victoria de la lucha y de los métodos del sindicalismo combativo y de clase.
El compañero trabajaba en la planta de montaje, y tras volver de una baja por incapacidad temporal durante la que le hicieron indefinido continuó con su actitud combativa. En contacto con delegados sindicales del STM, denunció la elevadísima carga de trabajo que sufría su grupo de trabajo y animó a sus compañeros a protestar. La dirección de la empresa, dos días después de que Carlos empezara a dar esta batalla, le abrió un expediente disciplinario fraudulento con el que le despedirían fulminantemente.
Inmediatamente, desde Izquierda Revolucionaria, el Comité por la Readmisión de Carlos, Sindicalistas de Izquierda y el STM-Ford iniciamos una campaña pública de denuncia para luchar por la readmisión, que ha durado hasta la celebración del juicio el pasado 25 de noviembre.
Durante este año y medio, gracias al compromiso de activistas del movimiento sindical y social de Valencia y de jóvenes del Sindicat d’Estudiants, se han repartido más de 15.000 hojas y pegado más de mil carteles por el polígono industrial de Almussafes. Con ello pudimos llegar al grueso de la clase trabajadora que hace funcionar la industria del automóvil en Valencia y convocar las tres concentraciones de solidaridad —con una participación de más de 250 personas en total— realizadas con motivo del SMAC y de las dos fechas fijadas para el juicio.
También se lanzó una campaña de resoluciones internacional que logró adherir más de 700 firmas de procedentes de sindicalistas de la industria del automóvil y en general de los cinco continentes, firmas desde Brasil, México, Rumanía, Turquía, Alemania, Italia, Bélgica, Grecia y, por supuesto, de todas las zonas automotrices del Estado español.
La campaña ha luchado por conseguir el despido nulo y la readmisión, y denunciar de forma contundente la represión sindical que existe en Ford. La sentencia rechaza que exista represión sindical porque eso significaría sentar un precedente muy peligroso para los intereses de la multinacional y de toda la industria. A pesar de esto, haber conseguido el despido improcedente es una gran victoria que demuestra que con un sindicalismo de clase, combativo y revolucionario es posible enfrentarse y doblegar la impunidad de Ford, y de otras empresas, a la hora de cercenar nuestros derechos. La lucha continúa.
Desde aquí, os quiero agradecer a todas y todos los que nos habéis apoyado en esta batalla: muchas gracias por vuestro aliento y solidaridad durante todos estos meses. ¡Viva la lucha de la clase obrera!