Han pasado seis años desde que inició el conflicto de la pastelería la Suiza, tras la denuncia de una trabajadora de la pastelería por acoso laboral y abuso sexual. A lo largo de los aproximadamente cinco meses en los que se desarrolló la acción sindical, en ningún momento se produjo el deterioro de bien alguno, ni se impidió la circulación de la clientela y a pesar de la presencia policial requerida por los dueños de la pastelería, esta nunca intervino.

Lo que demuestra claramente el conflicto de la Pastelería Suiza es la connivencia total del aparato estatal con la clase empresarial hostelera que explota impunemente a sus trabajadores.

Casos como el de la Pastelería Suiza dejan bien claro cual es el carácter de clase de Estado capitalista. Una policía y una judicatura plagada de fascistas y reaccionarios que con la Ley Mordaza en la mano reprimen día tras día a todo el que intente luchar por los derechos de la clase trabajadora para convertirnos en carne de explotación que engrose los beneficios de los empresarios. Tamaña agresión no puede quedar sin respuesta.

Esta sentencia es un ataque directo a todo el movimiento obrero y por ello desde Izquierda Revolucionaria y Sindicalistas de Izquierda queremos trasladar todo nuestro apoyo y solidaridad a las 6 encausadas de la Suiza. ¡Hacer sindicalismo no es delito! ¡Basta de represión sindical!

El Militante – Han pasado seis años desde que se inició el conflicto de la pastelería La Suiza, cuál fue el conflicto laboral con la pastelería, ¿cómo se inició todo esto?

Luara Carrio y Héctor González – Pues empezó, como empezaban todas las denuncias laborales dentro del sindicato (CNT), una trabajadora vino a denunciar una problemática que tenía con su centro de trabajo. Es cierto, que se salía un poco de lo habitual por la gravedad de lo que nos comentaba, aparte de existir un caso de abuso laboral, también existía un caso de acoso sexual que se producía en el entorno laboral. Por supuesto, el estado emocional de la trabajadora era malo, además en ese momento estaba de baja porque estaba embarazada, y para colmo tenía que volver a reincorporarse al puesto de trabajo, opción que no barajaba en ningún caso, como es lógico.

Ahí empezó el trabajo sindical para intentar que la trabajadora pudiera tener una salida laboral lo más digna posible. Desde el sindicato nos pusimos manos a la obra para intentar reunirnos con la empresa y que se le pagará todo lo adeudado, horas extra, vacaciones, etc. Pero la empresa no tenía ningún tipo de intención en reunirse con el sindicato. Por lo que decidimos convocar una primera concentración a las puertas de la pastelería.

Tras eso, hubo una receptividad a atendernos, y la empresa tuvo una conversación breve con tres compañeras, donde concretaron poder tener una reunión. Este hecho que parece insignificante, una conversación de menos de cinco minutos que si tenemos que valorar diríamos que fue buena ya que en anteriores ocasiones no nos quisieron ni atender, es el motivo por el que tres de las compañeras estamos encausadas.

Una compañera y yo nos reunimos con el dueño de la pastelería y su hijo.  Posteriormente nos enteramos de que la reunión fue grabada y después presentada como prueba en el juicio. En ese encuentro nos limitamos a plantear lo que nos lleva a esa reunión y a proponer pactar la salida de la trabajadora de la empresa, motivo que luego intentaron utilizar en el juicio para atacarnos.

Por otro lado, queríamos mediar ya que la pareja de la trabajadora tenía un juicio contra la pastelería, a la que había denunciado por acoso laboral y sexual, creando una tensión muy grande. Intentamos llegar a un acuerdo para no llegar al juicio, pero no fue posible.

En esas condiciones para nosotros lo más importante era que las trabajadoras no tuvieran que volver a verse las caras con el empresario.

Un punto importante, es que el acoso laboral llegaba hasta tal punto, que hacían que la trabajadora cargara con sacos de 25 kilos estando embarazada, llegando incluso a provocarle un riesgo de aborto.

Intentamos llegar a un acuerdo con el despido de la trabajadora y el adeudo de cantidades, que aunque ascendía a los 14mil euros, solo podíamos reclamar judicialmente 8mil. Les damos dos días para pensarlo, y nos responden con una negativa.

Posterior a eso, nos detuvieron a las tres compañeras que en primer momento habíamos concretado la reunión, supuestamente por un intento de obstrucción a la justicia. La detención fue irregular, en ningún momento nos explicaron el motivo y tampoco pasamos a disposición judicial, más bien utilizaron la detención para echarnos una reprimenda e intentar generar miedo.

En mi caso por ejemplo, me llevaron delante del comisario que me echó un rapapolvo, mientras gritaba que “teníamos que dejar de hacer lo que estábamos haciendo, que si pensábamos que las calles eran nuestras, estábamos muy equivocadas”.  Mi respuesta fue que solamente estábamos ejerciendo nuestros derechos sindicales, y su respuesta fue llevarme a los calabozos.

Otra irregularidad más, porque se supone que cuando entras a un calabozo es porque estás detenido y tienes que pasar a disposición judicial, esto nunca paso. Es evidente que mi detención y la de las compañeras fue algo orquestado, organizado y completamente irregular. Además, el día que nos detuvieron en comisaría también nos estaba esperando el hijo del empresario, por lo que estaba al tanto de lo que iba pasar.

Esta detención, era un intento de meter miedo, de mandar un mensaje para que dejáramos las calles, fruto de la trayectoria previa del trabajo sindical que veníamos haciendo, centrado sobre todo en la hostelería y el pequeño comercio. Nuestra acción sindical estaba centrada en la movilización, denunciando las condiciones laborales, con abusos flagrantes en muchos casos, y lo que pedíamos era la solidaridad de la gente y sacar el conflicto de la empresa.

Había habido éxitos fruto de la movilización, basados en los piquetes y concentraciones, pero eso salía de la rutina y era algo que molestaba y se propusieron cargárselo.

Librería"
Izquierda Revolucionaria, Sindicalistas de Izquierda y el Sindicato de Estudiantes hemos estado desde el principio apoyando la lucha de las trabajadoras de La Suiza contra la represión sindical y el acoso laboral. 

Además, tampoco es casual que quienes fuésemos detenidas fuéramos tres mujeres, que hasta ese momento no habíamos tenido ningún protagonismo, solo ejercíamos nuestra labor sindical. Ellos pensaron que iba a ser más fácil meternos miedo y que así paráramos, pero se equivocaron y dieron en hueso.

EL – Sin duda han intentado utilizar el caso de la Suiza para ejemplarizar al conjunto de la clase obrera y la juventud más combativa. Ahora, el caso es conocido tanto en Asturias, como en el resto del Estado. Pero en su momento también despertó una gran simpatía, y el apoyo de todas las vecinas y vecinos del barrio, ¿verdad?

L y H – Claro, ese fue un año de muchos conflictos laborales aquí en Gijón, unos siete u ocho. Así que se creó una dinámica, y conseguimos romper una barrera, que en las acciones no solo participase gente del sindicato o personas afines, sino llegar a muchos colectivos y luchadores que simpatizaban con la lucha. Y cuando comenzó la lucha de la Suiza, esto transcendió a todo el barrio, y la gente se solidarizó. Especialmente vecinas, que bajaban todos los días, que venían con sus cacerolas a hacer ruido. En los piquetes empezamos siendo unas 20 personas y llegamos a ser entre 80 y 100. Es el motivo por el que cuando denunciaron llegó a haber hasta cuarenta imputaciones de personas de diferentes organizaciones e incluso vecinas del barrio.

EL – Llegasteis a hacer más de 16 concentraciones a la puerta de la pastelería, manteniendo la tensión de forma constante, sin duda esto fue algo que desgastó a la empresa. ¿Qué efecto tuvo esto para la lucha?  

L y H – Fueron diecisiete concentraciones a lo largo de cinco meses. Algo que trataron de utilizar en nuestra contra a nivel judicial, cuando todas habían sido notificadas y aceptadas. A partir de ahí, con todo el trasiego de concentraciones fue cuando empezaron a llegar las denuncias.

Hubo denuncias de todo tipo: contra militantes por supuestas amenazas de muerte cuando pegaban carteles de la campaña, lo que conllevo más de media docena de juicios rápidos en los que todos los compañeros quedaron absueltos. Luego vinieron las denuncias penales por calumnias, que fueron una querella y un procedimiento penal y las denuncias por obstrucción a la justicia y coacciones, que fue cuando detuvieron a las compañeras. Y por último, las denuncias por coacciones, extorsión y asociación ilícita, presentadas por negocios con los que habíamos tenido conflictos, en coordinación con la policía nacional, en un intento de disolver la CNT de Xixón. Aquello quedó archivado por la Audiencia Provincial.

La mayoría de las denuncias, quedaron paradas o directamente salimos absueltos en los juicios.

Llegó un momento en el que solo quedaba la instrucción por calumnias, donde estábamos más de treinta personas imputadas. Una instrucción que se alargó más de dos años, que tuvo todo tipo de elucubraciones.

Lo que plantean desde la judicatura es que las calumnias son consecuencia de una extorsión fallida. El argumento que plantean es que lo que pretendíamos era que se retirara una denuncia (que es lo que  ellos denominan obstrucción a la justicia) y como la denuncia no se retira, comenzamos con las concentraciones, que para ellos son coacciones graves continuadas y dentro de esas coacciones está el perfil público de las intervenciones que constituye una calumnia, por lo tanto, como la calumnia es consecuencia y no causa hay que instruir todo el proceso anterior. Lo que realmente están intentando es transformar el sindicalismo en delito.

Así que finalmente llegamos a juicio, y nos toca como juez Lino Mayo, conocido por sus duras sentencias contra sindicalistas. Fuimos juzgados por obstrucción a la justicia y coacciones graves.

Tras una semana de juicio, salimos condenadas ocho personas, entre ellas la trabajadora, a tres años y medio de cárcel y una multa de 150mil euros.

La realidad es que el juicio ya estaba decidido desde el principio, teniendo en cuanta además que estos “humildes” empresarios contaron con todo tipo de abogados y peritos, a cada cual más caro.

EL – Está claro que con Lino Mayo como juez, conocido por cebarse contra sindicalistas que luchan de forma decidida por sus derechos y por los de sus compañeros y compañeras, realmente existía una intención muy clara de a través de vuestro caso dejar claro que si te atreves a enfrentar a un empresario y denunciar las condiciones de precariedad o explotación que sufres tienes que pagarlo, esta es la respuesta que vas a tener.   

L y H – Claro, es que aquí se están vulnerando muchas cosas, entre ellas el mostrar cualquier tipo de discrepancia en el entorno laboral. Además del derecho de reunión que lo comparan con la coacción, el derecho de acción sindical o incluso el derecho de una víctima a contar lo que pasa y poder actuar en consecuencia. La trabajadora lo único que hizo fue ir a un sindicato y lo que hicimos fue ayudarla a tomar las acciones necesarias. Es completamente incomprensible que la trabajadora también sea una de las condenadas, cuando ella no estuvo en las concentraciones, simplemente tal y como se manifiesta en el juicio, su “parte de culpa” es haber acudido al sindicato y contar lo que estaba pasando.  Además, no le permitieron defenderse a través de las vías legales. Cuando puso la denuncia por abuso sexual no se investigó, no se la trató de una forma adecuada y no se tomaron medidas al respecto, aunque se presentaron sobradas pruebas del abuso sexual que había sufrido en su entorno laboral. E incluso contaba con una testigo, una extrabajadora de la empresa que había pasado una situación parecida.

EL – El caso de la Suiza no solo es una cuestión de abuso laboral, este caso también está íntimamente relacionado con la violencia que sufrimos las mujeres en todos los contextos cuando nos atrevemos a alzar la voz y denunciar el abuso sexual que sufrimos.

L y H – Así es, el empresario ha utilizado todas las herramientas que estaban a su alcance, se ha apoyado en la judicatura para intentar amedrentarnos, ha contratado abogados caros para defenderse e incluso utiliza la intimidación y el acoso. Cuando aquí la principal víctima es la trabajadora, la que tuvo miedo y sigue viviendo con miedo, a la que se dejó sola y abandonada, sin poder contar con un ápice de justicia.

Lo más frustrante es que el mensaje que intentan mandar es que cuando te atreves a denunciar el abuso que sufres, te enfrentas a ello, pasas por un calvario y para colmo terminar condenada. Es terrorífico, cuando a las mujeres trabajadoras ya nos cuesta denunciar este tipo de situaciones, porque sabemos que somos quienes terminamos pagando las consecuencias.

Entonces, ¿qué nos queda? Porque si las herramientas que tenemos ahora las intentan hacer pasar por ilegales y nos quieren encarcelar por ellas, ¿qué es lo que podemos hacer? No podemos denunciar, no podemos decir lo que nos pasa, no nos podemos defender, lo único que pretenden es que nos quedemos calladas y aguantar.

EL – Sin duda, el caso de la Suiza es muy sangrante por la escena que plantea, por un lado la violencia machista con el mensaje de “tu mujer trabajadora no te atrevas a alzar la voz y denunciar, y si te apoyas en las herramientas con las que cuenta la clase trabajadora, como es la acción sindical, prepárate porque también vamos a buscar la manera de tumbarlo”. Sin embargo, la valoración sindical que hacéis es muy positiva, porque la batalla que estáis dando es un ejemplo de cuál es el camino que seguir.

L y H – Este caso era importante para la trabajadora, denunciar y encontrar una solución a todo el abuso que estaba sufriendo. Pero la sensación algunas veces es “vaya movida que se ha montado por tan poco”, porque al final esto se resume en unas concentraciones y una reunión, y por algo que pasa todos los días en todos lados, es lo que nos lleva a estar condenados, y la verdad, es que carece de todo tipo de sentido.

Lo que queremos es llegar al mayor número de gente posible, aparte de porque es una situación completamente injusta, pero sobre todo por toda esa violencia machista que sufrimos las mujeres que se ha visto reflejada en el caso de la Suiza. Lo que pretendemos es que todo esto sirva para algo, y sobre todo que no siente un precedente, esto es algo que no debe volver a pasar.

Está claro que todo esto tiene una lectura sindical y obrera, y un intento de transformar el sindicalismo en delito. La verdad es que a lo largo de estos años hemos recabado muchos apoyos, mucha gente simpatiza y lo entiende, semana tras semana, golpe tras golpe ganas más apoyo, y sabes que el próximo ataque contará con una base de apoyo mayor.

Creo que el objetivo, aunque hayan pasado tantos años, es conseguir que todo el mundo siga pendiente del caso de la Suiza.

EL – Y por último, fruto de todo esto habéis conseguido grandes movilizaciones como la de Gijón o la de Madrid. ¿Cuál es el plan de lucha para este próximo periodo?

L y H – Sí, totalmente, fueron movilizaciones con un ambiente muy combativo, y estamos seguros de que en futuras movilizaciones tendremos el triple de apoyo.

Además, ahora estamos en un punto de haber conseguido crear un frente único, nos hemos podido reunir con muchas organizaciones y colectivos para explicarles el caso de la Suiza y pedirles el apoyo, y sin duda es un gran paso para poder seguir llegando a más gente.

En ese sentido, es el que va la iniciativa del Grupo de apoyo a las 6 de la Suiza, y la verdad es que todo el mundo está aportando su granito de arena. Asociaciones, organizaciones, partidos que se están volcando en remar en una misma dirección. A través del grupo de apoyo estamos acumulando fuerzas, creando una amplia difusión y poder estar preparados cuando el Supremo emita un dictamen, ya que solo a través de la movilización podremos conseguir no entrar en la cárcel.

Todo nos hace más fuertes, movilizaciones como las de Gijón o Madrid, pero también cuando te llegan fotos y vídeos de apoyo como el otro día el de los compañeros de Sindicalistas de Izquierda, o el que este conflicto ha traspasado las fronteras, hace unos meses, por ejemplo, los compañeros convocaron una concentración en Nueva York.

Eso es lo que nos ha demostrado la experiencia de lucha de la clase obrera, da igual lo bien que prepares un papel para el juzgado, lo único que puede frenar esto es la movilización, la manifestación y la lucha.

banner

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas