En enero del año pasado, a pesar de todas sus declaraciones previas relativas a la “línea roja” en la edad de jubilación, los dirigentes de CCOO y UGT avalaron su aumento de los 65 a los 67 años y otras muchas medidas que, en conjunto, suponen un recorte brutal de las pensiones públicas futuras. En aquella ocasión cogieron a todo el mundo por sorpresa, lo cual acrecentó el malestar de muchos trabajadores y afiliados de ambos sindicatos. Este año también están dispuestos a hacer más concesiones en el terreno laboral, con la diferencia de que esta vez nos están poniendo sobre aviso. Las declaraciones de Toxo y Méndez en los últimos tiempos son, en este sentido, muy reveladoras de los esquemas que tienen en la cabeza los dirigentes sindicales.
Un buen ejemplo lo tuvimos en la entrevista de la Cadena SER a Cándido Méndez el 4 de enero. Como suele decirse, Méndez no se cortó un pelo. Después de calificar la situación económica como excepcional, hizo toda una serie de propuestas, que él ciñó al bienio 2012-2013, tras el cual tocaría que los trabajadores viesen compensados sus esfuerzos.
Por supuesto, se mostró a favor de la moderación salarial, o sea, de que los salarios crezcan menos que la inflación. La novedad que nos anunció es que el supuesto aumento que se pueda pactar en un nuevo Acuerdo para la Negociación Colectiva (y decimos supuesto porque la experiencia demuestra que en muchas empresas no se aplica), que de por sí ya será muy pequeño, podría incluso verse reducido todavía más con el loable propósito de salvar empleos.
Pero ese no es el único mecanismo alternativo a los despidos que propuso. Méndez añadió el facilitarles a las empresas el descuelgue del convenio colectivo vigente y la conversión de contratos a tiempo completo en contratos a tiempo parcial.
Y si al final esos mecanismos no resultan y tiene que haber despidos, por lo menos hay que intentar que los empresarios sufran lo menos posible, que los pobres lo están pasando muy mal. Así, Méndez se mostró favorable a que el erario público asuma una parte todavía mayor de las indemnizaciones por despido (una de las medidas de la reforma laboral del PSOE en 2010 fue que el Fondo de Garantía Salarial asumiese 8 días del monto de la indemnización por despido objetivo, medida prorrogada hasta finales de 2013 en la reforma aprobada en agosto del año pasado, con la salvedad de que desde este enero sólo es de aplicación a los despidos procedentes). En concreto, su idea es crear un fondo de capitalización que se dotaría con el trasvase de las actuales subvenciones a la contratación que tienen las empresas.
Y culminando los despropósitos, Méndez planteó que, para las conversiones de contratos temporales en indefinidos durante el bienio, el período de la contratación eventual no compute a efectos del cálculo de la indemnización por despido.
¿Defienden estas propuestas los intereses de los trabajadores?
La moderación salarial no es ninguna novedad. En uno u otro grado, es la política que llevan aplicando las direcciones sindicales desde hace unos años. ¿La ingente cantidad de riqueza trasvasada a los bolsillos de los empresarios gracias a la moderación salarial ha servido para crear puestos de trabajo? La respuesta es: no. ¿Podría servir ahora? La respuesta es: todavía menos que antes. Para lo único que sirve la moderación salarial es para aumentar los beneficios, como Marx explicó y la realidad demuestra. Los empresarios no van a invertir por muchas concesiones salariales que se les hagan. ¿Para qué hacerlo cuando la economía está en recesión, cuando están despidiendo en masa, cuando la capacidad productiva instalada está infrautilizada...?
Lo mismo se puede decir de la propuesta de facilitarles a las empresas el descuelgue del convenio. Su única incidencia real será aumentar todavía más la presión a la baja sobre los salarios y, en la misma medida, incrementar los beneficios.
Y respecto a la conversión de contratos a tiempo completo en contratos a tiempo parcial, es una propuesta que provocaría un deterioro mucho mayor de las ya deterioradas condiciones laborales. Cándido Méndez puede ponerle a la medida la salvaguardia de voluntaria, pero todos sabemos qué “voluntariedad” impera en las relaciones laborales. Y lo mismo se puede decir de la etiqueta de temporal. Desde ya podemos decir que, si se implanta, esta medida no desaparecerá en 2014. En cuanto a que no compute el tiempo de eventual a efectos de la indemnización por despido, el propio Méndez dijo que la medida tendría que ser reversible para que no fuese “una condena eterna” y explicó que su finalidad es aliviar la carga financiera de las empresas, así que si él mismo reconoce que su propuesta es una condena para los trabajadores, poco se puede añadir. En la misma línea, también comentó que el acuerdo al que ya llegaron CCOO y UGT con la CEOE sobre la solución extrajudicial de conflictos “puede significar para las empresas un ahorro formidable”. Lástima que no se preocupe tanto por los problemas económicos de los trabajadores.
Y finalmente, sobre que el erario público asuma una parte todavía mayor de las indemnizaciones por despido, no hay palabras. Más de cinco millones de parados, y el secretario general de un sindicato tiene la genial idea de proponer... ¡que las subvenciones a la contratación se conviertan en subvenciones al despido! ¡Y esto en nombre de la defensa del empleo! Es el mundo del revés.
Una completa dejación de la defensa de los trabajadores
Las propuestas de Cándido Méndez, que en varios momentos de la entrevista habló en plural, incluyendo a CCOO, representan una total claudicación ante la CEOE y el PP, y un abandono de la defensa de los intereses de los trabajadores. De hecho, una persona que desconociese quién era el entrevistado bien podría haber pensado que era un representante patronal.
Pero lo grave no son sólo las propuestas, sino la ideología subyacente. Con ellas, los dirigentes sindicales demuestran que han asumido totalmente los esquemas empresariales. Esas propuestas reflejan que las actuales direcciones de CCOO y UGT asumen que el bienestar de los trabajadores sólo lo pueden proporcionar las empresas y que, por tanto, todos debemos sacrificarnos para ayudarlas. Pero en realidad es todo lo contrario: la crisis tiene su origen en la naturaleza del propio sistema capitalista, y más ayudas a las empresas no sólo no servirán para solucionarla, sino que la agravarán.
Y otro aspecto todavía más perjudicial si cabe: sus efectos sobre el movimiento obrero. Decía Toxo el 24 de noviembre, entrevistado en Los desayunos de la 1: “La gente está entre resignada y desconcertada”. Efectivamente, pero la responsabilidad por ese ambiente recae en primer lugar en quienes deciden la actual política sindical. Son ellos los que llevan años predicando la resignación (directamente o como consecuencia de su acción sindical pactista) y son ellos los que confunden a los trabajadores haciendo propuestas aberrantes y firmando retrocesos. Mejor ganar poco que no ganar nada, mejor un empleo a tiempo parcial que el paro..., ¿alguien puede encontrar alguna diferencia de fondo con la filosofía del discurso de la CEOE y el PP?
A la pregunta de si los sindicatos iban a esperar al PP en la calle, Toxo respondía en esa entrevista: “En invierno hace mucho frío en la calle”. Se ve que por eso han optado por el calorcito de la moqueta. Es indudable que, si por ellos es, habrá una nueva y muy regresiva reforma laboral. Pero para que haya un acuerdo tienen que quererlo dos. En contra de lo que se imaginan Méndez y Toxo, la burguesía no les va a agradecer los servicios prestados. Como siempre repetimos los marxistas, la debilidad invita a la agresión. Ya les pasó en mayo del año pasado, cuando “a 15 minutos” de firmar un pacto sobre negociación colectiva, la CEOE impidió el acuerdo. Cada claudicación aumenta las exigencias de la patronal, cuya ambición no tiene límite. De hecho, al día siguiente de las declaraciones de Méndez, la CEOE propuso para estos dos años congelar los salarios, implantar un contrato fijo “de crisis” (con indemnizaciones de 20 y 12 días por año para el despido improcedente y procedente respectivamente) y más poder empresarial para flexibilizar unilateralmente la jornada laboral. En el actual contexto y teniendo en cuenta el carácter tan retrógrado de la burguesía española, tampoco sería extraño que la CEOE optase por que el PP apruebe por decreto una reforma laboral de máximos, dejando con el culo al aire a los dirigentes sindicales.
Hay que transformar los sindicatos
Carentes de una alternativa al capitalismo, los dirigentes de CCOO y UGT lo fían todo a un milagro: una recuperación que reactive la economía, cree empleo y permita así mejorar la situación de la clase obrera. Pero los milagros sólo existen en la imaginación. Camino otra vez de la recesión, nada indica que la economía se vaya a recuperar en 2014. Y aunque se recupere, es ilusorio pensar que los empresarios compensarán a los trabajadores por los sacrificios de estos años. En un escenario u otro, esta acción sindical sólo sirve para favorecer a los empresarios y perjudicar a los trabajadores, haciendo aparecer por tanto a los dirigentes sindicales como cómplices de la patronal, lo cual provoca a su vez el desprestigio de los sindicatos, que son herramientas fundamentales para la defensa de los intereses de los trabajadores.
La paradoja de la situación es que hoy, cuando se evidencia más que nunca la necesidad de sindicatos de clase potentes, sus dirigentes están claudicando en toda regla. La única manera de resolver esta contradicción es transformando los sindicatos. Y la mejor manera de impulsar esta transformación necesaria para fortalecer los sindicatos es construyendo dentro de ellos una corriente marxista que los dote de una nueva dirección política dispuesta a enfrentarse con el capital. ¡Únete a El Militante para luchar por un sindicalismo revolucionario!