La huelga general en Catalunya ha sido un tremendo éxito. El 82% de los trabajadores secundaron el llamado de los sindicatos. En industria el paro se elevó hasta el 95%. Todas las grandes empresas como Seat o Nissan pararon por completo así como las empresas que están actualmente en lucha contra los despidos: Yamaha, Panrico, Derbi… En Correos el paro fue también del 100%, así como en BCNeta (responsable de la limpieza de Barcelona), o en el transporte público donde se pactaron servicios mínimos. Mercabarna también cesó su actividad, así como el Mercado central de pescado. El puerto de la ciudad también paró por completo, salvo los servicios mínimos, un 70% de los profesores no universitarios secundaron la huelga, el 95% de los estudiantes de institutos públicos y de las universidades, el 78% de los trabajadores de la administración pública, el 70% de los taxistas, el 60% de la sanidad… Centros comerciales emblemáticos como los de El Corte Inglés tuvieron que cerrar sus puertas y en el pequeño comercio, aunque en general abrió, se quedaron sin suministros y sin clientes.

Más participación y manifestaciones multitudinarias

Pese a la descarada campaña de calumnias y mentiras de la patronal y de la Generalitat (que para más escándalo hizo suyos los datos ofrecidos por Foment) no hay ninguna duda de que el seguimiento de la huelga ha sido muy superior al de las dos últimas huelgas generales convocadas en Catalunya, la del 20-J del 2002 y la del 29-S del 2010. De hecho, FECSA-ENDESA ha reconocido una caída del consumo eléctrico del 25%. Ese aumento de la participación se notó de entrada en los piquetes, donde más de 20.000 trabajadores participaron en los mismos desde madrugada con una importante incorporación de jóvenes. A diferencia de los organizados hace dos años, apenas hubo trabajo en los polígonos industriales que se encontraban desiertos. Ya al medio día, miles de personas participaron en manifestaciones-piquetes en los municipios catalanes más importantes y en los barrios obreros de Barcelona.
Las manifestaciones de por la tarde fueron las más numerosas celebradas en Catalunya desde las movilizaciones contra la guerra de Iraq en 2003. La manifestación de Barcelona superó con creces el millón de asistentes, aunque los sindicatos rebajaron la cifra hasta las 800.000 personas. Más que una manifestación, lo que hubo fue una macroconcentración, con todo el Passeig de Gràcia colapsado por los participantes desde Diagonal hasta Plaça Catalunya. El ambiente era tremendamente combativo con presencia de cientos de pancartas de distintas empresas, secciones sindicales, colegios e institutos, colectivos, se gritaban consignas contra la reforma laboral y los recortes y se notaba la incorporación de miles de personas que no habían participado en anteriores manifestaciones. En las otras capitales también se celebraron manifestaciones históricas: 25.000 en Tarragona, 20.000 en Girona y 10.000 en Lleida.

Represión salvaje

Pero no era la imagen de una Catalunya paralizada y combativa la que quería transmitir la burguesía catalana. Como ya va siendo habitual últimamente, el Departament d’Interior tuvo la última palabra y trató de reventar la manifestación de Barcelona. Utilizando provocadores policiales infiltrados, grupúsculos sectarios completamente al margen del movimiento y lúmpenes, Felip Puig organizó una batalla campal en Plaça Catalunya y las calles aledañas que aceleró el final de la manifestación. La mecha la prendieron una vez más, policías infiltrados que agredieron a un manifestante y fueron descubiertos (www.youtube.com/-watch?v=LzTAFHprqRA&feature=player_embedded y www.youtube.com/watch-?feature=player_embedded&v=V7w9nSQBJ6Y). A partir de entonces los Mossos d’Esquadra se emplearon a fondo con pelotas de goma y botes de humo y gases lacrimógenos que no se utilizaban en Barcelona desde hacía 16 años y cuyos efectos se dejaron notar hasta más arriba de la Gran Vía. Nos dejaron imágenes que a todo el mundo le recordaban a Grecia. Resultaron heridos 39 manifestantes (23 tuvieron que ser ingresados, de los cuales dos continúan hospitalizados en estado grave e intervenidos por rotura de bazo, y otros dos, en estado leve, uno con un hematoma en la pared abdominal y otro con fractura costal, contusión pulmonar y hemitórax leve). Además la policía realizó 51 arrestos (74 en toda Catalunya).
Es muy sintomático que CiU se haya situado a la vanguardia del Estado en el uso de la represión. Ya sucedió durante el 15-M en las movilizaciones ante La Ciudadela, o más recientemente en la manifestación de estudiantes del pasado 29 de febrero. La reacción utiliza la represión para empañar las movilizaciones de masas, al tiempo que tratan de amedrentarnos. La burguesía catalana es consciente de la situación límite en que se encuentra Catalunya. En la crónica del 30 de marzo de La Vanguardia, aunque el articulista se apresuraba a afirmar que “Catalunya está lejos de una rebelión social” está claro que cuando el río suena, agua lleva. El mismo día, el Departament d’Interior anunciaba un plan especial contra la “guerrilla urbana” que incluirá cambios legislativos y en el código penal y que, desde luego, emplearán contra el conjunto de la clase obrera y la juventud. La burguesía se prepara para tiempos convulsos. La clase obrera demostró ayer que también lo está haciendo.

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