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Rotundo éxito de la huelga en Iberia

Las dos primeras jornadas de huelga en Iberia, de un total de 15 días convocados hasta el 22 de marzo, ha sido un contundente éxito, contando con el respaldo unánime de los trabajadores. Desde El Militante manifestamos todo nuestro apoyo y solidaridad con los trabajadores de Iberia, y exigimos la libertad sin cargos de los 5 trabajadores detenidos en la jornada de ayer. Con su actitud represiva el gobierno del PP revela su miedo ante un conflicto que cuenta con la simpatía de los trabajadores  de todo el Estado y que podría animar a otros sectores a movilizarse de forma contundente contra los despidos y los atropellos empresariales que estamos sufriendo todos los días. ¡Adelante con la huelga! ¡Ningún despido en Iberia! ¡Sí se puede! Este es el artículo que publicamos en El Militante de febrero, antes de la huelga.

Como ya publicábamos en el mes de diciembre en El Militante la dirección de Iberia planteó a los sindicatos un plan de ajuste brutal, que contemplaba despidos para más de 4.500 trabajadores y rebajas salariales para el resto, de hasta un 25%, además de reducir un 15% la capacidad de las líneas. El grupo IAG, al que pertenece Iberia junto a British Airways (BA), está absorbiendo el mercado de Iberia en beneficio de BA, lo que la ha llevado a acumular una deuda de más 300 millones. Esta es la justificación que la compañía aduce para efectuar ese enorme recorte de plantilla.

Los sindicatos respondieron convocando huelgas para los días 14, 17, 18, 19, 20 y 21 de diciembre, lo que generó una gran expectativa en la plantilla y, en general, en el movimiento obrero. Automáticamente se inició una campaña de criminalización en los medios de comunicación, alentada desde el Gobierno del PP, acusando de todo tipo de cosas a los sindicatos convocantes. En vez de contraatacar, señalando los sueldos millonarios de los directivos de la compañía aérea y vinculando la lucha de los trabajadores de Iberia con la lucha del resto de trabajadores contra los despidos y los recortes, las direcciones sindicales sucumbieron a esta presión y a la del Gobierno desconvocando la huelga como “gesto de buena voluntad hacia la negociación”. Esta desconvocatoria, además de los efectos negativos en la plantilla, que en ningún momento fue consultada, ha dado un balón de oxígeno a la empresa, que volvió a poner encima de la mesa un recorte de empleos y salarios por completo inaceptable. 

Su última oferta, el 31 de enero, consiste en que los despedidos sean 3.147, una reducción salarial del personal de tierra del 11% y de un 23% para tripulantes de cabina de pasajeros y pilotos (TCP), eliminar el 10% de la capacidad de las líneas, no segregar mantenimiento y handling (asistencia en tierra a aeronaves, carga de combustible, limpieza de naves, reponedores de catering, etc.) y ampliar el ERE de regulación de empleo que sigue vigente. Hay que tener en cuenta que con la nueva reforma laboral del PP este ajuste brutal de empleo se podría llevar a cabo unilateralmente.
Los sindicatos CCOO, UGT, USO, CTA vuelo, SICPLA y ASETMA, que agrupan al 93% de la plantilla, han decidido convocar finalmente 15 días de huelga que comenzarían el 18 de febrero y terminarían el 22 de marzo, comprendiendo al personal de tierra y a los tripulantes de vuelo; el sindicato de pilotos se mantiene al margen y quiere negociar por su cuenta. La postura de la empresa es de extrema dureza y de poco han servido los actos de buena voluntad por parte de los dirigentes sindicales. Esta convocatoria refleja el malestar existente entre la plantilla y las ganas de luchar que existen. La reciente lucha de las trabajadoras de la limpieza en las terminales del aeropuerto de Barajas, tras seis días de huelga indefinida y que se ha saldado con una clara victoria con la retirada de un ERE que implicaba 54 despidos, es una pequeña muestra de lo que se puede obtener cuando se responde de forma contundente.

Hay condiciones para ganar

La lucha de los trabajadores de Iberia tiene todas las condiciones para convertirse en un referente, al igual que los transportes públicos madrileños o la sanidad. Lo primero que deberían dejar claro los dirigentes sindicales es que no van a aceptar ni un solo despido, ni un euro de reducción salarial, ni un solo retroceso en las condiciones de trabajo. A todo eso habría que sumar la reivindicación de renacionalización de la compañía. Lo segundo es dar continuidad a este plan de huelgas (primero quince días, más tarde indefinida). Esta lucha, que podría desembocar en la ocupación de Barajas y el colapso del tráfico aéreo, abriría otro frente de conflicto a un gobierno socialmente desacreditado y muy débil. La lucha se podría ganar, y, como señalamos ya desde estas páginas, el gobierno tendría mucho más complicado el recurso a la militarización que empleó el gobierno de Zapatero y Rubalcaba contra los controladores. No se trata de los pilotos o controladores, sino de miles de trabajadores de tierra.
Este conflicto no es secundario. Está en juego el empleo, directo e indirecto, de miles de trabajadores. Es, además, una excelente oportunidad para los dirigentes sindicales de corregir su política de pactos y consensos que no ha llevado más que a retrocesos sin límites en las condiciones de vida de los trabajadores. Los trabajadores tenemos la fuerza, tenemos la voluntad, ¡es necesaria una estrategia sindical a la altura de nuestros objetivos!

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