El Gobierno del PP en la Comunidad de Madrid no cesa en sus ataques contra la clase trabajadora. El último ha sido a los trabajadores de Metro de Madrid, planteando la necesidad de bajar sus salarios en un 10% o bien despedir a 720 trabajadores. Frente a este auténtico chantaje patronal, los sindicatos y trabajadores del Metro ya han planteado una primera respuesta, una huelga de tres horas para los días 19, 20 y 21 de marzo, coincidiendo con la visita del Comité Olímpico Internacional a Madrid, con los que probablemente no se escatime en gastos por parte de la Comunidad a la hora de agasajarles.
Comienza la campaña de criminalización. ¡Los únicos privilegiados: el PP y sus amigos!
Una vez conocida la decisión de los trabajadores de Metro se ha puesto en marcha una nueva campaña de criminalización contra los mismos. Desde los medios de comunicación y desde el Gobierno se vuelve a insistir en conocidos y viejos argumentos: “que son unos privilegiados”, “que mucha gente está en paro y hay que arrimar el hombro”, etc. Lo mismo que con los funcionarios, con los médicos y personal sanitario o con cualquier otro sector que se atreva a alzar su voz y plantar cara al Gobierno y sus planes de ajuste.
Los trabajadores de Metro, defendiendo sus salarios y condiciones laborales, conquistadas mediante la lucha con enormes sacrificios en los últimos treinta años, no sólo defienden sus intereses sino también los del conjunto de la clase trabajadora. Que existan salarios y condiciones laborales dignas es una aspiración del conjunto de los trabajadores, y por eso les atacan, para que no exista esa referencia, para que el único horizonte sean salarios de 700 u 800 euros con contratos precarios y condiciones laborales miserables. ¡Cualquiera que cobre más de mil euros o cualquiera que tenga un contrato indefinido es acusado de ser un privilegiado! Y esto se atreven a decirlo los mismos que desvían dinero a Suiza, cobran sobresueldos en sobres, saquean las arcas públicas en beneficio propio y de empresarios amigos, y llenan los bolsillos de la banca mientras desmantelan la educación o la sanidad públicas, o desahucian a cientos de familias trabajadoras dejándolas en la calle.
El PP quiere dar ejemplo golpeando a los trabajadores de Metro
Este nuevo ataque contra los trabajadores de Metro busca doblegar a uno de los sectores que con más contundencia ha hecho frente a los recortes, protagonizando en el año 2010 dos jornadas de huelga sin servicios mínimos que obligaron a cerrar completamente el Metro de Madrid. De hecho, no es ninguna casualidad que este último ajuste se anunciara poco después de que el Tribunal Supremo confirmara la sentencia que declaró ilegal la huelga del año 2010, cuantificando los daños en casi cinco millones de euros, que ahora la Comunidad reclama a los sindicatos, un claro intento de acabar con los mismos ahogándolos económicamente. Evidentemente esta sentencia no hace más que demostrar a servicio de quién está la justicia, avalando una práctica, la imposición de servicios mínimos, que supone un auténtico cercenamiento del derecho a huelga, y que los sindicatos y el movimiento obrero deben combatir y contestar para hacer realmente efectivo este derecho de los trabajadores.
Por una huelga general en Madrid que tumbe al Gobierno de Ignacio González
Sólo la lucha puede frenar los planes del PP. La clave para conseguir que esta adquiera la fuerza necesaria es ganar la solidaridad y apoyo del conjunto de los trabajadores madrileños. Los paros ya convocados son una excelente oportunidad para organizar acciones en ese sentido. Cientos de trabajadores de Metro con panfletos y megáfonos en los principales nudos de transportes públicos, en las líneas más concurridas y en las horas punta, podrían explicar los motivos del paro a millones de usuarios, en su inmensa mayoría trabajadores. Hay que seguir el ejemplo de los trabajadores de la sanidad, que durante meses han inundado las calles de Madrid informando al conjunto de la población de la justeza de su lucha, ganando la batalla de la opinión pública, y poniendo contra la cuerdas, como nunca antes había ocurrido, al Gobierno del PP en Madrid.
Con este método, los trabajadores de Metro se encontrarían en las mejores condiciones para dar un paso adelante decisivo en la lucha, convocando una huelga de 24 horas. Tras una intensa campaña orientada a ganarse la simpatía del resto de trabajadores que utilizan el metro, se entendería mejor que los servicios mínimos que el PP, sin duda, pretenderá imponer, no tienen otro objetivo que el de romper la huelga, con lo que la situación estaría lo suficientemente madura para denunciarlos y no cumplirlos.
Hay fuerza para acabar con los recortes y con el Gobierno de Ignacio González, que está muy debilitado, pero es necesario darle un golpe definitivo. Junto a los trabajadores del Metro, esos días también irán a la huelga los trabajadores de EMT y del Ayuntamiento de Madrid. Es necesario ya que en estas condiciones, CCOO, UGT y CGT de Madrid planteen la convocatoria de una huelga general en Madrid con unos objetivos claros: Retirada de todos los recortes y planes de ajuste aprobados por el Gobierno de la Comunidad de Madrid y dimisión del Gobierno convocando elecciones anticipadas.