A finales de marzo, a los 6.000 trabajadores de Arcelor Mittal se nos convocaba a decidir en referéndum si aceptábamos el nuevo convenio. Este supone un retroceso brutal en nuestras condiciones de trabajo, en la línea que se abrió tras el Acuerdo Marco. Continúa manteniendo la variabilidad del 8% del salario, desregula la jornada laboral al incluir una bolsa de horas a disposición de la empresa de entre 80 a 96 horas en función de la instalación y hay un claro retroceso en el disfrute de las vacaciones, liquidando el 5º turno durante el verano, evitándose así la contratación de eventuales en ese periodo. Es una renuncia sin lucha y con la complicidad de parte del comité de empresa, en esta ocasión de USO y UGT, quienes, de forma más o menos directa, han reproducido los argumentos de la empresa para intimidarnos y obligarnos a aceptar este nuevo ataque.
La campaña del miedo
Los días previos a la celebración del referéndum la empresa no tuvo ningú empacho a recurrir a todo tipo de amenazas: la paralización de un horno alto en Veriña, suspensión de compra de materias primas, desviar la producción a otras plantas del grupo, despidos de eventuales, suspender las prejubilaciones, nuevos recortes en inversiones... Un panorama totalmente apocalíptico, recurriendo a una atroz campaña del miedo a la que no dudó en sumarse el Consejero de Economía y Industria, el “socialista” Graciano Torre.
Un análisis superficial de los resultados del referéndum podría dar una imagen engañosa del grado de “aceptación” que ha tenido el nuevo convenio entre la plantilla. Aunque, efectivamente, ha ganado el si (2.988 votos a favor frente a 2195 en contra), esta es una victoria pírica contando con las fuerzas que se conjugaron para pedir la aprobación y la debilidad de la postura de CCO que, aunque se posicionó en contra del convenio, no lo acompañó de una alternativa y un plan de lucha.. Si nos detenemos a analizar este resultado taller por taller, vemos que en el de la Acería de Aviles y Baterías de Cock se vuelve a rechazar mayoritariamente el nuevo convenio, esta vez de una forma aún más clara; y talleres como Laminación en frío, Tren de Bandas en Caliente y Cilindros esta vez rechazan mayoritariamente el acuerdo. En Oficinas Centrales, Prevención y en el Parque de minerales de Aboño, el si arrasa. En muchos de estos “talleres” el personal fuera de convenio tiene un peso determinante. Además, hay que contar con todo el personal fuera de convenio que voto en el resto de talleres. Muchos de ellos, mandos implicados en la reducción de plantilla, aumento de los ritmos de trabajo, reducción de absentismo laboral...
Por un plan de movilizaciones
Ante la negativa de la mayoría del comité, formada por UGT y USO, de hacer las asambleas en los vestuarios para explicar el nuevo convenio, CCOO decidió hacerlas en solitario para explicar los retrocesos y pedir el no al convenio. Esta ha sido una iniciativa muy positiva y, sin duda, ha influido en el rechazo al mismo. Pero en nuestra opinión, en dichas asambleas, además de argumentar el rechazo al nuevo convenio, hubiera sido necesario presentar una alternativa de movilizaciones que incluyera un calendario de huelgas con manifestaciones, y orientado hacia fuera, sin renunciar a unificar nuestra lucha con la de otros sectores. El éxito de la huelga de septiembre es un precedente en el que podían apoyarse los compañeros de CCOO.
Debemos romper con el falso argumento del “mal menor” que están defendiendo UGT y USO porque nos conduce al desastre. Lejos de garantizar las condiciones laborales y los puestos de trabajo, cada nuevo retroceso nos coloca en una situación peor frente a la empresa. Y ante la amenaza del cierre o la deslocalización hay que oponer la reivindicación de la renacionalización de la empresa bajo control de los trabajadores, unido a un plan contundente de lucha que se convierta en un verdadero problema político para el gobierno, apelando a la solidaridad activa de la mayoría de la población de Asturias que sin duda se volcaría al máximo.