El 12 de marzo, Toxo, Méndez y el presidente de la CEOE acudieron a La Moncloa para acompañar a Rajoy en la presentación de la llamada Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven (otra excusa del PP para subvencionar a los empresarios). La foto del cuarteto indignó a muchos trabajadores, incapaces de entender que los dirigentes sindicales arropasen políticamente al PP. Si ese plan de Empleo Joven fuese apoyado por CCOO y UGT, la foto, siendo igualmente un grave error político, tendría un sentido. ¡Pero es que ni CCOO ni UGT lo apoyan!, como explican en un comunicado: “La Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven surge tras un proceso de diálogo del Gobierno con los interlocutores sociales, que CCOO y UGT valoraron en su día, pero que no culminó con un acuerdo, precisamente por resultar insuficiente y responder a una propuesta de política económica más preocupada por las políticas de ajuste y recortes sociales, que por impulsar la actividad económica y la creación de empleo”.1
Entonces, ¿cómo pueden haberse prestado a esa foto? Ese mismo comunicado lo explica: “Toxo y Méndez esperan que el acto de hoy sirva para retomar el diálogo social”. El PP tomó buena nota de la actitud sumisa de los dirigentes de CCOO y UGT, y les dio pronta respuesta. Tan sólo tres días más tarde, en el Consejo de Ministros del viernes 16, el PP aprobó recortes en el subsidio de desempleo para los mayores de 55 años y en las jubilaciones parcial y anticipada. Más recientemente, el 26 de abril, el PP volvió a mandarles recado.
Pero a pesar de todos los esfuerzos del PP y de la CEOE para que se enteren de que el mal llamado diálogo social está roto y que no tienen intención de revitalizarlo, los dirigentes de CCOO y UGT siguen negándose a ver la realidad, lo cual tiene una grave consecuencia práctica: no están defendiendo a los trabajadores.
Amenaza sobre los convenios
Y mientras hacen lo que no deben, no hacen lo que sí deberían hacer. El próximo 7 de julio finalizan todos los convenios que lleven un año o más vencidos, alrededor de 3.000, que agrupan a varios millones de trabajadores. ¿Cuál es la alternativa de los aparatos sindicales? El 5 de abril le hicieron a la CEOE dos propuestas: 1) Prorrogar esos convenios hasta el 7 de julio de 2014, para así tener más tiempo a negociarlos; 2) En aquellos convenios que no haya finalmente acuerdo, aceptar un arbitraje.
La respuesta de la patronal fue ofrecer una prórroga por seis meses, que Toni Ferrer, responsable de Acción Sindical de UGT, calificó de insuficiente. Pero aunque la CEOE aceptase la prórroga de un año, ¿representaría esto un cambio sustancial? Evidentemente, no, la situación sería esencialmente la misma y la espada de Damocles de la desaparición del convenio seguiría sobre las cabezas de los trabajadores, condicionando una negociación a la baja antes de la fecha límite, lo que sólo puede significar que muchos derechos conquistados a lo largo de décadas de negociación colectiva se perderán.
Respecto al arbitraje, es un gravísimo error. Los trabajadores no podemos aceptar bajo ningún concepto poner nuestras condiciones laborales en manos de un tecnócrata disfrazado de “experto imparcial”. De hecho, la lucha contra los laudos arbitrales franquistas fue un aspecto importante de la lucha por la libertad sindical. Una vez más se demuestra que los actuales dirigentes de CCOO y UGT se han olvidado de cómo se conquistaron los derechos hoy amenazados.
Por un plan de lucha unificado
en defensa de los convenios
Por supuesto, si finalmente la situación no se desbloquea, están pensando en “animar la movilización empresa a empresa, sector a sector, para converger finalmente en una movilización más general a mediados de junio”.2 ¡Los convenios de millones de trabajadores amenazados y los dirigentes sindicales quieren esperar todavía dos meses antes de convocar una movilización general! ¿Esperar a qué, a un milagro? La táctica de la movilización empresa a empresa y sector a sector, cuando existe el ambiente para una lucha unificada y la capacidad sindical para llevarla a cabo, es una forma de dilapidar energías completamente injustificada.
Lo que hay que hacer es poner en pie desde ya un gran movimiento de lucha unificado a nivel estatal para exigir la continuidad de los convenios. CCOO y UGT, en unidad de acción con el resto de los sindicatos de clase (CGT, CIG, LAB, SAT...), tienen que convocar inmediatamente una primera huelga en todas las empresas y sectores afectados, con movilizaciones masivas en las calles, en el marco de una estrategia de movilización firme y sostenida en el tiempo, que incluya una huelga general contra toda la política de recortes sociales y por la dimisión del gobierno del PP. ELA y LAB ya han anunciado una huelga general para el 30 de mayo en Euskadi y Navarra. CCOO y UGT deberían convocarla también, haciéndola extensiva a todo el Estado.
Los sindicatos necesitan renovarse con una política
de clase
Con motivo de los respectivos congresos celebrados este año (CCOO en febrero y UGT en abril), los propios Toxo y Méndez hablaron de la necesidad de una profunda renovación de los sindicatos.
Así, en la Gaceta Sindical de CCOO nº 137 podemos leer: “[Toxo] espera que el 10º Congreso sea de renovación (...) ‘renovación que debe ir encaminada a que el sindicato gane proximidad y que los ciudadanos no nos vean como unas cúpulas, más o menos influyentes”. Por su parte, Méndez también nos habló de que UGT “no necesita un ‘lavado de cara’, sino un cambio profundo para acercarse más a los afiliados y cambiar la percepción social que se tiene de la organización” (Público, 8/4/13).
Resumiendo, ambos reconocen que los sindicatos están muy alejados de los trabajadores. Pero el problema que tienen Toxo y Méndez, y quienes con ellos defienden el modelo sindical pactista, es que ese distanciamiento es una consecuencia directa de todos sus pasteleos con la patronal y el gobierno. Por eso no puede solucionarse sin cambiar el modelo sindical.
¿Qué crisis del sindicalismo?
Constantemente oímos hablar de la crisis de los sindicatos: que si están anticuados, que si ya no sirven... Y es verdad que los sindicatos están muy desprestigiados en los centros de trabajo porque llevan años haciendo dejación de sus responsabilidades, pero esto no significa que el sindicalismo —la idea de la organización de los trabajadores para defender juntos nuestros intereses colectivos— ya no esté vigente. Todo lo contrario, la organización y la lucha del movimiento obrero es más necesaria que nunca para hacer frente a la brutal ofensiva capitalista que sufrimos. Hay una crisis en el movimiento sindical, pero no es el sindicalismo lo que está en crisis, sino el modelo sindical de pactos y consensos, que ahora, en esta fase del capitalismo, no tiene alternativas, excepto predicarle a los trabajadores la resignación y el derrotismo.
Lamentablemente, los congresos de CCOO y UGT sólo sirvieron para constatar lo alejados que están de la realidad sus aparatos. La solución a la parálisis sindical que vivimos no va a salir de ellos. Tenemos que ser los trabajadores desde abajo, desde las fábricas y desde las bases de los sindicatos, los que nos organicemos y tomemos la iniciativa para impulsar la lucha porque cada día es más evidente que, además del problema que tenemos con los empresarios y el gobierno, tenemos otro con los dirigentes de nuestros propios sindicatos, que no quieren luchar. El movimiento sindical necesita una nueva dirección. Construirla es la tarea estratégica fundamental para los trabajadores con más conciencia de clase.
1. www.ugt.es/actualidad/2013/febrero/j22022013.html.
2. www.ccoo.es/csccoo/menu.do?Inicio:492625.