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El pasado 10 de julio, los representantes sindicales en la comisión negociadora del IV Convenio Colectivo de Navantia le entregaron a la empresa una contrapropuesta sobre el mismo. Paralelamente, firmaron un acta que prorrogaba la vigencia del convenio hasta el 30 de septiembre de 2013.

 

Tanto la contrapropuesta como la firma del acta, ambas cuestiones de gran calado, no pasaron por la asamblea general. La comisión negociadora modificó la plataforma reivindicativa sin que los trabajadores lo aprobasen en una asamblea general. La UGT trataba de justificarse en un comunicado diciendo “no vamos a convocar una asamblea general cada vez que se cambie una coma”. Pero para los trabajadores la contrapropuesta no era un mero cambio de comas, y así se lo hicimos saber al comité de empresa.
El “cambio de comas” consiste en lo siguiente: hasta la presentación de esa contrapropuesta sindical a la empresa, nuestra plataforma era el convenio actual (como por activa y por pasiva había trasladado el comité desde el principio), es decir, quedarnos como estábamos. La contrapropuesta asume una serie de pérdidas de derechos, entre los que destacan el aumento de la jornada laboral, la movilidad geográfica dentro de las diferentes zonas geográficas (ría de Ferrol y bahía de Cádiz), vincular la promoción con el absentismo o la introducción de empresas privadas que agilicen pruebas médicas para disminuir el absentismo provocado por las listas de espera sanitarias. Pero el aspecto más grave era que el comité intercentros aceptaba el despido del trabajador a quien se le concediese una incapacidad permanente por enfermedad común o accidente no laboral no solicitada por él.
La primera señal de malestar se produjo el viernes 12 de julio, día en que Ferrol salía de vacaciones, cuando un numeroso grupo de trabajadores del área de Aceros se dirigió al comité de empresa para pedir explicaciones. En dicha reunión los trabajadores dejaron muy claro al comité de empresa su preocupación por el método burocrático que estaban adoptando y algunas voces plantearon que eso lo teníamos que decidir entre todos.

Los trabajadores demandan una asamblea general decisoria

En la última semana de agosto, a la vuelta de las vacaciones, el comité celebra una ronda de asambleas parciales, en tres de las cuales se le fuerza a poner a votación si debe haber una asamblea general, lo que es aprobado mayoritariamente. Dos de estas asambleas parciales (Aceros y Turbinas) son de las más numerosas de la factoría.
Pero el comité se negó en redondo a convocarla argumentando que las asambleas generales las convoca él cuando le parece oportuno. Ante esto, el lunes 2 de septiembre el Sector Crítico de CCOO anuncia una recogida de firmas para exigir una asamblea general que debata y se pronuncie sobre la contrapropuesta. La recogida empezó al día siguiente, y en menos de dos días se recogieron 624 firmas, que representan el 42% de la plantilla que estaba trabajando y el 34% de la plantilla de la factoría. Dado que la ley recoge que el 33% de una plantilla puede convocar una asamblea general, el comité de empresa se vio obligado a convocarla, celebrándose el día 10.
En esta asamblea, frente al derrotismo de UGT y de los oficialistas de CCOO, que plantearon que en todos lados había recortes y mucho más graves que los nuestros, el Sector Crítico de CCOO rechazó enérgicamente las concesiones hechas a la empresa en la contrapropuesta y defendió tanto el derecho de los trabajadores a participar en todas las decisiones relevantes que nos afectan como la necesidad de luchar para defender los derechos conquistados, derechos ganados con la lucha de varias generaciones, y que no se podían perder sin al menos dar la batalla. La CIG y la USTG coincidieron con la postura del Sector Crítico de CCOO.
Finalmente se votó la contrapropuesta, que fue rechazada por una amplísima mayoría de los trabajadores. A propuesta de la CIG, también se votó el acta de prórroga de la ultraactividad del convenio, que también fue rechazado.

¿Qué hacer?

El comité de Ferrol debe trasladar el contundente rechazo de los trabajadores de nuestra factoría al comité intercentros, con la intención de someter a debate esta cuestión en el resto de las factorías de Navantia, porque es seguro que este ambiente no existe sólo en Ferrol, y que tanto en la bahía de Cádiz como en Cartagena existe malestar con la contrapropuesta y hay disposición a luchar por mantener nuestros derechos. La plataforma reivindicativa debe seguir siendo el convenio.
Hay que luchar, pero con la estrategia adecuada. Tenemos que aumentar la combatividad, como hicieron nuestros padres y abuelos para conquistar los derechos que ahora nos quieren arrebatar. La convocatoria de una marcha a Madrid de todas las factorías y de una huelga general conjunta de nuestras comarcas, unificando la lucha en defensa del convenio con la de la carga de trabajo y el mantenimiento de todos los puesto de trabajo, sería la mejor manera de abrir un nuevo frente de lucha que, en un contexto de malestar social generalizado, se transformaría en una referencia para todo el Estado, ejerciendo así una enorme presión sobre la dirección de la empresa y sobre el propio gobierno del PP.

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