Los trabajadores de los autobuses urbanos de Zaragoza (AUZSA) iniciaron el pasado 23 de septiembre una huelga indefinida de tres horas por día, salvo días señalados en que es completa, en defensa de sus condiciones de trabajo y por la readmisión de los 153 compañeros despedidos. A pesar de los servicios mínimos abusivos el seguimiento está siendo total.

La nueva concesionaria del servicio se presentó en sociedad con los despidos, sin querer negociarlos, y presentando un ultimátum a los trabajadores: la readmisión paulatina, sin fechas garantizadas, de 125 de los despedidos, a cambio de que la plantilla se rebaje el sueldo en un 9% y lo congele hasta 2016.
La empresa se escuda en que las condiciones del contrato con el ayuntamiento recogen una disminución de los kilómetros recorridos, el número de autobuses y su margen, pero la parte que esconde es que también se recogía la subrogación de la plantilla y el mantenimiento de sus condiciones laborales.
Muy acertadamente los trabajadores de AUZSA se han vinculado al movimiento vecinal, que protesta por la eliminación de líneas y la reducción de otras con la excusa de la puesta en marcha del tranvía obligando a los jóvenes y trabajadores que usan ese transporte a diario a perder mucho más tiempo entre esperas y trasbordos. Ya se han recogido 25.000 firmas por un transporte público de calidad y organizado una manifestación el 19 de septiembre para unir ambas reivindicaciones.
También es totalmente correcta la vinculación al resto de contratas del ayuntamiento, presionando al equipo de gobierno para que asuma su responsabilidad y obligue a la empresa a ceder. Un ayuntamiento supuestamente de izquierdas (el PSOE gobierna con apoyo externo de IU y ChA) debe luchar por el mantenimiento de los puestos de trabajo. La denuncia de la reforma laboral del PP también forma parte de las reivindicaciones de los trabajadores.

Por la municipalización del transporte urbano

Así pues, la orientación de la lucha está siendo muy acertada, lo que se refleja en el apoyo recogido entre la clase trabajadora y el seguimiento total de la huelga. Es necesario profundizar en este camino. La coordinación de todas las empresas en conflicto, como la montadora de autobuses Tata que ha anunciado el cierre, y la convocatoria de una jornada unitaria coincidiendo con la huelga general de la enseñanza el 24 de octubre, que propuso el Sindicato de Estudiantes en la reunión del 11 de septiembre con muy buena acogida, deben concretarse.
La lucha de los trabajadores de AUZSA se puede ganar. Los máximos dirigentes sindicales de CCOO y UGT de Zaragoza y Aragón deberían intervenir decididamente en apoyo a la lucha, organizando la solidaridad y convocando una huelga general en la ciudad.
También deberían reivindicar la municipalización del servicio de autobuses, para garantizar un servicio de calidad y el mantenimiento de los puestos de trabajo, eliminando los beneficios privados (más de 12 millones de euros en 2012). Es una reivindicación de la plantilla y este es el momento de presentarla en primer lugar, cuando incluso el ayuntamiento se escandaliza con la falta de voluntad negociadora de la empresa. Desde el Ayuntamiento y desde IU se dice que lo impiden las leyes europeas, pero como demuestra la experiencia del ayuntamiento sevillano de Villaverde del Río gobernado por IU, sí se puede. La lealtad al programa y a los trabajadores está por encima de la legalidad burguesa.

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