El Militante.— Mantenéis que los traslados a Sevilla son el primer paso para cerrar la filial de Cádiz, ¿cuáles son las verdaderas intenciones de la empresa?
Respuesta.— SDS se asentó en Cádiz beneficiándose de las cuantiosas subvenciones que surgieron después del cierre de Delphi. Según nos consta, más de 600.000 euros de ayudas se destinaron a crear empleo estable. Sin embargo, una vez que las subvenciones se agotaron, la empresa pretende imponernos condiciones imposibles para que los trabajadores nos veamos forzados a rescindir contrato, es decir, un ERE encubierto bajo la forma de un traslado colectivo. Esto es algo que los trabajadores de la provincia de Cádiz lamentablemente tenemos bien aprendido, no es la primera vez que pasa que una empresa llega, se lucra con nuestro trabajo y las ayudas públicas, y acaba cerrando para aumentar su cuenta de beneficios. Por eso, decidimos hacer una defensa firme de nuestros puestos de trabajo desde el primer momento, comenzando por una huelga de 48 horas hasta llegar a la huelga indefinida, pasando por una huelga conjunta con los trabajadores de Ayesa AT, nuestra empresa matriz, en Sevilla.
EM.— Desde el primer momento habéis defendido que la clave de una posible victoria es sacar la lucha fuera de la fábrica, ¿cómo lo habéis puesto en práctica?
R.— Nuestro caso no es diferente a la situación en la que viven muchos trabajadores en todo el estado. Sabemos, además, que las leyes están hechas al dictado de los empresarios. Era fundamental que no nos quedáramos aislados, necesitábamos extender nuestra lucha, explicársela a los trabajadores de otras empresas y llevarla a las ciudades de nuestro entorno. No solo estamos defendiendo nuestros propios empleos, estamos luchando contra la desindustrialización de la Bahía, tratando de impedir que otra empresa desaparezca en Cádiz. En este sentido, hemos estado realizando colectas para la caja de resistencia, hemos repartido miles de panfletos explicando nuestro conflicto en distintas ciudades de la provincia y, finalmente, el día antes de la vista previa, convocamos una manifestación que fue apoyada por todas las organizaciones de la izquierda. Nuestro lema era “Por el empleo en la Bahía de Cádiz, contra el ERE encubierto en nuestra factoría”. Invitamos a participar en la cabecera a los familiares de los trabajadores que sufrían prisión preventiva por el “delito” de reivindicar carga de trabajo para Navantia. También invitamos al colectivo de parados del Metal, logrando finalmente una impresionante manifestación de alrededor de 4.000 personas.
EM.— Exigís la implicación de la Junta de Andalucía, ¿por qué?
R.— Actualmente, la Junta de Andalucía es dueña del 22% de las acciones de nuestra empresa matriz, antes Sadiel y ahora Ayesa AT. Hasta 2011, el gobierno autonómico poseía el 36,5%, lo que pasa es que vendió a precio de saldo buena parte de sus acciones a Ayesa, propiedad de un empresario de la órbita del PSOE. Esta venta se produjo en contra de la opinión de los trabajadores de ambas plantillas, Sadiel y SDS, que exigíamos que no se regalase una empresa que generaba beneficios. Es más, advertimos que si Ayesa llegaba a controlar la empresa, se producirían toda clase de recortes, como ha ocurrido. La venta finalmente se produjo sin garantías de empleo y sin que los políticos implicados siquiera se dignasen a sentarse y escuchar a los trabajadores. Dos años después, con varios cientos de despidos en el grupo, 30 de ellos en Cádiz, nos encontramos con este ERE encubierto. Reclamamos a la Junta, al PSOE y, especialmente a IU, que se impliquen con el empleo y se posicionen clara y firmemente con los trabajadores. Los trabajadores y jóvenes que con sus votos han permitido constituir este gobierno en la Junta, quieren que se pongan en marcha todas las acciones que sean necesarias para que no se destruya mas empleo. En este caso es especialmente fácil, puesto que son dueños de parte de la empresa. Hasta ahora solo hemos encontrado bonitas palabras que no se han concretado en acciones significativas. Pero, lo tenemos claro: igual que la Junta ya ha expropiado temporalmente algunas viviendas a los bancos es necesario que defienda, pero con más contundencia, el resto de derechos de los trabajadores. Las empresas amenazadas por el cierre, que pretendan hacer un ERE o que planteen rebajas en las condiciones a sus trabajadores, deben ser expropiadas y nacionalizadas para ponerlas bajo control de los trabajadores.
EM.— Respecto a la victoria parcial obtenida en los tribunales, ¿la clave ha estado dentro del juzgado o en la calle? ¿Cuáles son los siguientes pasos en la lucha?
R.— A los trabajadores nadie nos regala nada. Todo lo que conseguimos lo hacemos por medio de la unidad, el esfuerzo y la lucha. Las empresas lo tienen muy fácil con el marco laboral actual. Los sucesivos gobiernos del PSOE y el PP, con sus reformas laborales, han servido los derechos de los trabajadores en bandeja de plata a los empresarios. Por eso, es imposible arrancar ningún avance, hacer una defensa real del empleo, sin una lucha decidida y sin la extensión del conflicto. Debemos ejercer presión en todos los flancos que podemos, en la administración, en la empresa, pero todas estas acciones tienen que estar supeditadas a la de la lucha en la calle, que es desde donde realmente siempre la clase trabajadora ha arrancado todos y cada uno de sus derechos. Gracias a la lucha ha surgido esta victoria, la suspensión cautelar de los traslados, cosa que parecía imposible antes de que nos pusiésemos en marcha. Pero no termina aquí. El plan de traslado sigue sobre la mesa y, por tanto, la lucha debe seguir hasta el último minuto. De cara al juicio que se celebrará el día 16 de enero tenemos que situar la lucha en el punto álgido en el que estaba antes del parón navideño. La lucha, cuando es decidida y contundente, da sus frutos. Tal es el caso de la limpieza o el alumbrado de Madrid, de los estudiantes contra la LOMCE y, también, en el sector de la informática, como las luchas de HP o Capgemini, por citar solo unas cuantas. Nosotros tras conocer la paralización cautelar de los traslados, decidimos en la asamblea de trabajadores retomar la huelga indefinida a partir del 13 de enero y organizar una nueva manifestación el 15, el día antes del juicio.
EM.— Conocemos también vuestro rechazo a la política de paz social practicada por la dirección de CCOO y la exigencia de la convocatoria de una huelga general en toda la Bahía. Dicha posición y la determinación con la que la estáis poniendo en práctica no surge del aire, ya que formáis parte de la Corriente Marxista El Militante.
R.— Desde la sección sindical de CCOO en SDS siempre hemos defendido que los derechos hay que defenderlos con uñas y dientes en las calles. La política del llamado mal menor que desgraciadamente los dirigentes de nuestro sindicato llevan adelante solo favorece a los grandes empresarios y banqueros de este país. Paralelamente, la clase trabajadora está demostrando una y otra vez que está dispuesta a luchar por sus derechos, lo vemos con la LOMCE, con la Marea Negra, con la Marea Verde, con la Marea Blanca, con los trabajadores de limpieza vial en Madrid, los trabajadores de Panrico... Nadie puede decir que los trabajadores no estamos dispuestos a luchar. Por eso, es inadmisible la posición de los dirigentes de nuestros sindicatos de negarse en rotundo a unificar todas las luchas que se están dando.
La aceptación de la lógica y los límites del capitalismo por parte de las direcciones de UGT y CCOO ya ha demostrado lo lejos que los puede llevar. Han firmado miles y miles de despidos en la banca, en Iberia, en la función pública, etc. Incluso han aceptado la prolongación de la edad de jubilación. Además, debido a esta política, nuestros sindicatos lejos de ganar autoridad y fortalecerse cuentan con la crítica merecida de sectores cada vez más amplios del movimiento obrero. Por nuestra parte, siempre hemos defendido que CCOO y UGT no son patrimonio de su cúpula dirigente, sino de todos los trabajadores que durante años los construimos. En este sentido pensamos que es vital organizar un fuerte movimiento por abajo para recuperar esta herramienta de lucha. Pero esto solo puede hacerse a través de un programa que suponga una alternativa al sistema capitalista. Por ello, formamos parte de la Corriente Marxista Revolucionaria El Militante, porque nos dota de las ideas y los métodos genuinamente anticapitalistas y revolucionarios, imprescindibles para llevar hasta el final la defensa de los derechos de la clase trabajadora.

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