Este conflicto se ha convertido en una lucha emblemática que está despertando una gran ola de solidaridad entre los trabajadores. El llamamiento a no consumir productos de la marca, uno de los ejes centrales de las medidas de presión que los trabajadores están llevando a cabo, está teniendo un gran efecto; aunque la empresa se niega a dar datos, oficiosamente reconoce una caída del consumo en torno al 50%.
Esta es la razón por la que la empresa ha pasado a la ofensiva. Su objetivo es el de quebrar la voluntad de lucha de los trabajadores y poner fin lo antes posible al conflicto. El 1 de abril la compañía ejecutó el despido de los 235 empleados de la planta madrileña que no se inscribieron voluntariamente al plan de bajas ofrecido por la dirección de la empresa. El 12 de abril una decena de trailers accedieron de madrugada a la fábrica de Fuenlabrada con el objetivo de recoger el refresco almacenado en el silo de la planta. Los vehículos, que no tenían ningún distintivo de la marca estadounidense, llegaron escoltados por decenas de agentes de la Policía Nacional.
Estas medidas no han doblegado la voluntad de lucha de los trabajadores. La huelga continúa. El eje central que plantean para mantener la presión es intensificar la campaña de boicot en la campaña de primavera, clave para las ventas de la marca. El “no bebas Coca-Cola” seguirá siendo acompañado de manifestaciones, repartos de propaganda en zonas comerciales, etc. Otro frente que los trabajadores tienen abierto en esta lucha es el judicial. El ERE ha sido impugnado por CCOO en los tribunales y el juicio se celebrará el próximo 3 de junio. 
Responder con contundencia
al órdago de la empresa

A nadie se le escapa que en estos momentos el conflicto se encuentra en un momento decisivo, en el que los planes de la empresa pueden ser aún desbaratados. La clave está en extender la lucha unificándola con otros sectores y en dar un canal de expresión organizado a la gran simpatía suscitada por este conflicto.
La lucha contra el cierre de la planta de Coca-Cola en Fuenlabrada debe ser colocada en el marco de la lucha contra el proceso de desindustrialización que afecta a todo el Estado y que está teniendo especial virulencia en la Comunidad de Madrid (CAM). Los datos son dramáticos. En el periodo 2008-2013 la industria madrileña cayó un 23 por ciento, al tiempo que se destruyeron 90.000 empleos entre el segundo trimestre de 2008 y el tercer trimestre de 2013, lo que supone un 33 por ciento del empleo industrial. Es en su mayor parte empleo “de calidad”, con buenos salarios, buen nivel de cotizaciones, de carácter fijo y cualificado.
La responsabilidad para llevar a la práctica este paso adelante necesario en la lucha recae en las direcciones de los sindicatos en Madrid, fundamentalmente en CCOO, que es quien está al frente de los trabajadores de Coca-Cola de Fuenlabrada. Frenar esta sangría exige que los sindicatos unifiquen las luchas y que rompan definitivamente con la nefasta filosofía del “más vale un mal acuerdo que una buena pelea”, que tan magros resultado nos ha reportado a los trabajadores. El ERE de Coca-Cola y el de multitud de empresas que están en estos momentos sufriendo también uno o están amenazadas de sufrirlo, se echa abajo con un plan de lucha contundente y unificado, el cual debe comenzar por la convocatoria de una huelga general en la Comunidad de Madrid.

banneringles

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas