Aunque la empresa se ha comprometido por escrito a retirar un ERE que significa el despido de 34 trabajadores, más del 50% de la plantilla, su objetivo sigue siendo debilitar a la plantilla y poder aplicarlo, ya sea de una vez o en varias partes. Si la empresa ha dado marcha atrás y ha tenido que retirar el ERE de manera temporal ha sido gracias a una huelga indefinida ejemplar que ha durado quince días y que, desde el primer momento, ha estado vinculada a la extensión del conflicto. Ahora permanece suspendida bajo la posibilidad de retomarla el día 29 de abril.
La intención de la empresa sigue siendo realizar un ERE en Ditecsa. Frente a la firme respuesta que se ha encontrado de la plantilla ha optado por negociar. Negociar no para solucionar el conflicto sino para intentar dividir y debilitar a la plantilla a través de un ERTE con prejubilaciones, bajas incentivadas y todo tipo de recortes de derechos. Todo ello cuando el mantenimiento de la maquinaria en astilleros es uno de los sectores que no ha visto mermada su carga de trabajo, porque sigue siendo una tarea necesaria aunque no entren barcos.
Ditecsa había llegado a tener más de 120 trabajadores entre indefinidos y temporales, pero en los últimos años ha ido reduciendo la plantilla. Despidieron primero a los trabajadores temporales. Luego, en 2011, despidieron de forma ilegal a 23 trabajadores, y en el último año y medio han impuesto un ERTE rotativo por el cual solo se mantenían 28 puestos de trabajo en activo y los trabajadores han tenido que trabajar un mes sí y uno no, agotando en el proceso las prestaciones por desempleo.

Por una huelga general del sector naval

En los astilleros no sobra ni un trabajador, ni de la casa ni de las subcontratas. Sobran mandos de Navantia que han hecho su particular fortuna a costa de la privatización y la proliferación de subcontratas, en las que se mantiene a los trabajadores en unas peores condiciones para aumentar el margen de beneficio de una minoría. La patronal y el PP no quieren plantillas grandes y organizadas, las quieren débiles, pequeñas y sumisas para llevar a cabo su plan de poner en manos privadas los astilleros. Ya hay candidatos para hacerse con ellas, como Florentino Pérez, accionista de Dragados, que ya ha puesto un pie en los astilleros de Cádiz.
Para enfrentarnos a estos ataques necesitamos acciones contundentes, como la huelga indefinida en Ditecsa y extender estas acciones con una huelga en todo el naval. Necesitamos unos sindicatos fuertes, combativos y con una perspectiva de clase. Los dirigentes de CCOO y UGT  y los comités de empresa de los tres astilleros de Cádiz no pueden seguir en la inacción. Hoy, más que nunca es necesario defender la desaparición de todas las subcontratas con la incorporación de sus trabajadores a Navantia y la creación de una bolsa de empleo para que todos los despedidos en el sector naval durante los últimos años puedan reincorporarse al trabajo.
No podemos tolerar un solo abuso más sobre la vida y la dignidad de los trabajadores, más aún en una provincia como Cádiz, donde el paro y la precariedad estaban golpeando duramente antes incluso de que estallase la crisis.

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