Esto ha sido recibido con entusiasmo por parte de los trabajadores y no cabe duda de que es una nueva victoria importantísima. Demuestra que es posible luchar contra los cierres y las deslocalizaciones. No obstante, el comité de empresa y la asamblea permanente de trabajadores no entran en declaraciones hasta que se reúnan el 30 de abril en Bruselas con los nuevos interlocutores de la multinacional y vean realmente las intenciones y el plan que la dirección de Tenneco-Monroe propone para las instalaciones de Gijón.
Seguir vigilantes
La cautela de los trabajadores es comprensible. De hecho, no podemos descartar que esto sea una estrategia de la empresa para ganar tiempo y tratar de debilitar a la plantilla. Pero es indudable que la decisión de la multinacional de dar marcha atrás en sus planes viene forzada por la firme negativa de los trabajadores a no aceptar los despidos, ni el cierre de la planta, y de la lucha que han planteado, basándose en un sindicalismo combativo, democrático y de clase.
Recordemos que el comité de empresa, compuesto por delegados de CCOO, UGT, CSI y USO (que tiene la presidencia), aceptó, desde el principio del conflicto, supeditar su actividad a la asamblea de trabajadores y defender la planta gijonesa y todos los puestos de trabajo, no aceptando negociar el cierre, ni la pérdida de ninguno de los puestos de trabajo de ninguna de las maneras, solicitando expresamente a las federaciones sindicales que se abstuvieran de negociar nada en su nombre.
Desde el día 5 de septiembre del pasado año, cuando la dirección de Tenneco-Monroe anunciaba el cierre de la factoría de Gijón como una decisión irrevocable, tomaron la determinación de encerrarse en las instalaciones, para evitar el desmantelamiento de las mismas, y de que el único interlocutor válido para las negociaciones y toma de decisiones sería la misma asamblea. Desde el primer momento, sacaron el conflicto fuera de la fábrica, ganándose la simpatía y el apoyo del resto de los trabajadores y ciudadanos de Gijón. En muchos de los escaparates del pequeño comercio de la ciudad se pueden ver a día de hoy carteles de apoyo a los trabajadores de Tenneco-Monroe, con la consigna “Monroe no se cierra”.
El impulso del frente
de empresas en lucha
Pero, en nuestra opinión, la mayor aportación a la lucha de los compañeros de Monroe ha sido impulsar y organizar un frente de empresas en lucha, unificando la suya con la de los trabajadores de otras empresas de diferentes sectores. Este frente ha tomado el nombre de “Asambleas de trabajadores en lucha” y está consiguiendo convertirse en un referente para miles de trabajadores asturianos, que han respaldado masivamente sus convocatorias. La última manifestación, convocada en Gijón con el lema “Ni un cierre de empresas ni un parado más en Asturias”, reunió a más de 10.000 personas, en un ambiente combativo. En ella se echó en falta representación oficial de las federaciones sindicales.
Con esta estrategia y después de una dura lucha se fue cosechando éxito tras éxito. La primera victoria fue lograr que el ayuntamiento de Gijón no le concediera el permiso de obras pertinente a la multinacional para desmontar y trasladar la maquinaria de la factoría. La segunda fue la sentencia emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) en la que se impedía el desmantelamiento y traslado de la maquinaria de la planta. La tercera fue otra sentencia del TSJA en la que se declaraba nulo el ERE obligando a readmitir a toda la plantilla, y esta última victoria en la que por el momento la multinacional da marcha atrás en sus pretensiones de cerrar.
Todos estos logros son la mejor demostración de que es posible ganar las luchas, a condición de basarse en un sindicalismo combativo, democrático y de clase, que unifique y extienda los conflictos obreros, dando una batalla consecuente contra el cierre de empresas y los despidos.
La participación y el sindicalismo combativo sí sirven
Pese a todos estos éxitos, el conflicto de Monroe se ha desarrollado con la hostilidad de buena parte de la dirección de CCOO y UGT. Desde algunos sectores de la burocracia sindical se ha tratado de atacar esta lucha diciendo que sus métodos “destruyen el sindicato”. En nuestra opinión, nada más lejos de la realidad. La democracia, la participación y la unificación de las luchas no debilitan a las organizaciones sindicales, sino al contrario: las fortalecen y desarrollan.
Si esta lucha ha molestado a determinados sectores de la dirección de los sindicatos mayoritarios es porque pone en evidencia el fracaso de su modelo sindical, basado en la atomización de los conflictos, la movilización de baja intensidad y la negociación del “mal menor” a las primeras de cambio, haciendo caso omiso a las opiniones y el sentir de los trabajadores de las empresas implicadas y que sólo ha cosechado amargas derrotas en los últimos años.
Con todo esto, lejos de querer plantear que los sindicatos tradicionales ya no tienen validez, lo que se pretende es que tomando como ejemplo la lucha de los compañeros y compañeras de Tenneco-Monroe y del frente de empresas, demos una batalla consecuente dentro de CCOO y UGT por recuperar un sindicalismo combativo, de clase y democrático que sirva realmente para defender nuestros derechos.