El PP no da puntada sin hilo, y estos anuncios buscaron producir un rédito electoral, como ya hizo con el flotel, anunciado poco antes del inicio de la campaña electoral para las autonómicas de 2012. De hecho, la campaña electoral rebosó de declaraciones grandilocuentes con las que se presentaron como los salvadores del naval. Sin ir más lejos, en el mitin central del PP en Ferrol el alcalde se atrevió a decir que “entre todos hemos evitado una tercera reconversión”.
Detrás de tales declaraciones sólo hay humo. Suponiendo que esos anuncios se materialicen (recordemos que el PP ganó unas elecciones con un programa que decía lo contrario de lo que hicieron), veremos cuánto tiempo pasa antes de que se inicien los trabajos. El anuncio del flotel fue en septiembre de 2012 y estamos en mayo de 2014, no hay contrato con Iberdrola y, respecto a los BAM, el propio Ministerio de Defensa habla de que su contratación será un “proceso complejo” y de meses de trámites antes de la firma del contrato (La Voz de Galicia, 15 de mayo). Es decir, por ahora, el único contrato en firme es el del flotel.
Por tanto, aun asumiendo que los BAM, la eólica y el quinto gasero acaben por ser realidades, en Ferrol habrá que aguantar muchos meses sólo con el flotel, y en Cádiz sin nada en Puerto Real y con el remate de la primera serie de los BAM en San Fernando. En tal circunstancia, y con el PP sin elecciones hasta las municipales de dentro de un año, es posible que el PP vuelva a la carga con un plan de empresa que implique ataques contra la plantilla. Porque lo que está claro es que el PP no abandonó su idea de privatizar la empresa pública y acabar drásticamente con los derechos de los trabajadores.
No salen las cuentas
Pero es que además, incluso si aceptamos su discurso, el PP sigue mintiendo porque las cuentas no salen:
1) El flotel supondrá en torno a 1’2 millones de horas, que si las dividimos entre el plazo de construcción (30 meses) y la jornada anual de un trabajador (1.700), nos sale una ocupación para 282 trabajadores.
2) Un BAM supondrá en torno a 1’1 millones de horas, que divididas entre el plazo (28 meses) y la jornada anual, significa que dará ocupación para 277 trabajadores.
Esto es lo que ofrece el PP para unas plantillas de Navantia en la ría de Ferrol de 2.300 trabajadores en la principal y 3.500 en las compañías auxiliares (el 95%, despedida). Aunque saliese finalmente el contrato de Iberdrola, la cosa no mejoraría cualitativamente.
Evitar una reconversión no consiste en mantener abierto, como puro formalismo, un astillero; eso fue lo que pasó con Astano (hoy Navantia-Fene) en los años 80, y no por eso dejamos de considerarlo una reconversión. Evitar una nueva reconversión implica garantizar un puesto de trabajo digno a los 17.000 trabajadores que directa o indirectamente viven del naval en la ría de Ferrol. Y eso continúa sin estar garantizado.
El comité de empresa dejó pasar la oportunidad de desenmascarar esta tomadura de pelo generalizada durante la campaña electoral, realizando sólo dos únicas movilizaciones con proyección pública relevante: una vuelta a la ría el día 15 (que tuvo una participación mucho más menor que la anterior) y una parodia de mitin electoral de cierre de campaña el día 22.
Y pasada la campaña, todo indica que el comité entrará en una de las fases de relax en que entra periódicamente, hasta que la presión ambiental de los trabajadores lo empuje a volver a hacer algo. Esta es la dinámica de estos tres años que llevamos movilizándonos. El giro a la izquierda que se ha expresado en las elecciones europeas —muy acusado en las ciudades gallegas, empezando por Ferrol— es otra señal de la urgencia de una sindicalismo combativo, de clase y democrático, de seguir organizándonos para provocar un vuelco también en el terreno sindical, poniendo a CCOO a la altura de las necesidades de los trabajadores.