El Militante.— ¿Cuál fue el motivo expuesto por Serunión para despedirte por segunda vez?
Juan Carrasco.— Como bien decís, este es el segundo despido que acomete la empresa contra mí fruto de mi actividad sindical, como hemos explicado durante la campaña por la readmisión. En este caso utilizaron como excusa el despido objetivo, alegando causas económicas, organizativas y productivas, o sea, el despido fácil contenido en la reforma laboral del PP y utilizado por los empresarios para despedir sin escrúpulos ni obstáculos.
EM.— ¿Cómo se desarrolló el juicio?
JC.— Previo a la vista el juzgado planteó si yo estaba dispuesto a recibir una compensación económica para no celebrar el juicio. Como siempre, intentan dar carpetazo al problema sacando el talonario. Si consiguen que el trabajador acepte el dinero, después desatarán una campaña contundente en la empresa para demostrar al resto de la plantilla que no se puede hacer nada, y que quien hace frente a sus planes de empeorar las condiciones laborales acaba siempre en la calle. Por eso respondí con contundencia: “Ni por todo el oro del mundo”. Quiero recuperar mi puesto de trabajo, quiero que se respeten los derechos sindicales y que no destruyan las condiciones laborales por las que hemos luchado, que gasten su dinero en esto y no en comprar despidos ejemplares.
Durante el juicio pudieron entrar en la sala todas las personas que han estado apoyándomeme todo este tiempo y que previamente se concentraron en la puerta de los juzgados, quedando abarrotada la sala con gente que tuvo que permanecer de pie al no haber suficientes asientos.
EM.— ¿Qué argumentos utilizó Serunión para justificar el despido en el juicio?
JC.— El abogado de la empresa intentó convencer de lo mal que le van económicamente a Serunion las cosas. Explicó la bajada de ventas, pérdidas y una sobredimensión de plantilla, llamó incluso a una perito económica que testificó apoyando los argumentos de la empresa. Mucha locuacidad, un discurso tan bien hilado que pone de relieve que es un abogado muy bien pagado. Pero este hombre tenía un problema. Intentaba demostrar algo que no es verdad. A Serunión no le van mal las cosas. Mi despido no se adapta ni tan siquiera al amplio espectro de la “objetividad” a la carta creado por el PP para que los empresarios puedan despedir fácilmente. Mi despido es pura y simplemente un intento de callar una respuesta de la plantilla contra los ataques, un castigo ejemplar para que la plantilla tenga miedo y acepte lo que la empresa imponga.
EM.— Y tu defensa, ¿cómo rebatió todo lo expuesto por la empresa?
JC.— Mi abogado, el compañero David Bernardo, hizo lo que se tiene que hacer para enfrentarse a un juicio así con posibilidades de ganar. Se rebatieron todos y cada uno de los argumentos de la parte contraria haciendo quedar impotente a la empresa en su intento de encubrir el verdadero motivo de mi despido. Demostró con argumentos, datos y cifras concretos que no existían motivos económicos, ni organizativos, ni productivos que sostuvieran el despido objetivo. El verdadero motivo de mi despido fue mi actividad sindical en la empresa. Por un lado, haciendo repartos de hojas informativas a la plantilla y, por otro, tomando la palabra en la asamblea de trabajadores para plantear que teníamos que oponernos con firmeza al chantaje patronal de aceptar 15 despidos o un ERTE.
La amplia campaña ha hecho de este caso algo muy conocido en Málaga. Miles de trabajadores conocen la batalla por la readmisión de Juan Carrasco. Muchos de ellos se sienten identificados porque sus empresas actúan igual que Serunión. En el juicio, quedaba probado que la empresa procedió a mi despido para crear miedo y pánico entre los trabajadores para que estos presionaran al comité de empresa y negociara el ERTE, cosa que corroboraron miembros del comité de empresa que así lo atestiguaron.
EM.— ¿Cómo valoras la campaña de solidaridad realizada?
JC.— Son muchos los medios que tienen las empresas para inculcar a los sindicalistas, trabajadores y a todo el mundo que no se puede hacer nada contra leyes injustas, que no se puede combatir la reforma laboral y que no podemos hacer nada contra los despidos, EREs y ERTEs a los que las empresas quieren someternos de forma totalmente injustificada y arbitraria. Pero el mensaje que hemos conseguido transmitir con la campaña “Juan Carrasco readmisión” es que contra las injusticias que sufre la clase trabajadora se puede luchar, que la unidad y la lucha son el único camino, como han demostrado los vecinos del barrio de Gamonal, la Marea Blanca en Madrid, los trabajadores de Coca-cola, la PAH, el Sindicato de Estudiantes, etc. y todo ello al grito de ¡Sí se puede!... porque ¡se puede!
Si los máximos dirigentes de los sindicatos respondieran frente a los despidos e injusticias como hemos hecho con esta campaña, con los métodos del sindicalismo combativo, la patronal se lo tendría que pensar dos veces antes de pisotear nuestros derechos. Por eso, la lucha contra la dictadura patronal que se vive en las empresas está relacionada con la necesidad de transformar nuestros sindicatos en verdaderos instrumentos de lucha. Son la unidad y la lucha la fuerza que tenemos los trabajadores para que se haga justicia de verdad.
Esperamos que el juez dicte una sentencia en concordancia con lo vivido en el juicio y que me readmitan en mi puesto de trabajo. Si no es así, seguiremos como hasta ahora firmes hasta conseguirlo. En el frente judicial pero por supuesto redoblaremos nuestro esfuerzo en la calle.

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