Cuando los medios de comunicación burgueses nos hablan de los problemas de África, lo hacen sólo para transmitir la imagen racista de una tierra de bárbaros que se matan por puro salvajismo, como en el caso de las guerras de Ruanda y República Democrática del Congo.
Nunca nos darán una explicación de lo que realmente mantiene al continente en esta situación de miseria y violencia, porque la verdad apunta directamente contra el sistema de dominio político y económico que defienden: un capitalismo neocolonial disfrazado de democracia.
La obra de Joan Carrero África, la madre ultrajada. La verdad sobre el conflicto de los Grandes Lagos que las potencias occidentales se empeñan en ocultar, aporta claridad sobre su historia reciente y denuncia directamente al imperialismo y al sistema en que se sustenta al tiempo que nos muestra la farsa de la ONU y sus intervenciones “humanitarias”.
Escrito por un cristiano de izquierdas, esta obra no tiene un análisis político en profundidad de los hechos, tampoco ofrece alternativa al infierno al que las potencias capitalistas someten a los pueblos de África. Sin embargo, el mérito del autor está en que aporta infinidad de testimonios y datos que combaten las mentiras de la historia oficial contada por la prensa burguesa sobre las guerras de Ruanda y Congo, y relaciona éstas con los planes de dominación de la región y el expolio de los minerales del Congo.

La otra historia de las guerras de Ruanda y Congo

En esta otra historia, la ONU se retrata como una agencia de gestión de los intereses imperialistas especializada en el papel de poli bueno, y en encubrir el saqueo de África bajo la farsa de los Derechos Humanos y la Paz. Lógico si entendemos que esta organización está dirigida por las potencias capitalistas mismas, que mandan sus ejércitos de ocupación bajo la etiqueta de “cascos azules”.
Con ayuda de la ONU el imperialismo ha conseguido convertir a la Ruanda actual en el equivalente del Estado de Israel para Oriente Medio: un enclave al servicio de las burguesías occidentales que ejerce de matón entre los países vecinos. Pero para ello primero hubo que pasar por encima del pueblo ruandés y masacrarlo, devolviendo el poder a través del Ejército Popular de Ruanda (EPR), guerrilla títere de las potencias occidentales, a la antigua y odiada aristocracia tutsi, que fue derrocada por la mayoría oprimida hutu mediante la revolución ruandesa de 1959.
La contrarrevolución armada se realizó a través de una guerra diseñada desde los centros del poder económico mundial con personajes como Margaret Thatcher a la cabeza. De este modo, las potencias capitalistas ya pueden controlar una zona rica en minerales estratégicos como el coltán a través de su guerrilla títere del EPR-FPR, que tras tomar el poder en Ruanda e invadir Congo gestiona el comercio de este mineral básico para las nuevas tecnologías. De hecho, la pequeña Ruanda se ha convertido en el principal exportador mundial de coltán sin tener yacimientos pues estos se encuentran en el vecino Congo, ocupado por el ejército ruandés.
Se destapan así las grandes mentiras de la guerra de Ruanda y el posterior genocidio de 1994 que, descontextualizado y falseados los hechos para ocultar que tras todo este horror se escondía la mano del imperio, ha servido para criminalizar a la etnia hutu (el 80% de los ruandeses) asentando así el dominio de la vieja aristocracia tutsi y las potencias capitalistas en la región.
Esta importante obra permite entender que África bajo el capitalismo es un infierno para sus gentes. Están aumentando los síntomas de descontento en el continente y los marxistas tenemos que participar en la lucha de los trabajadores africanos para liberarse de este sistema que les condena a la esclavitud y la guerra. También es nuestra lucha.

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