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¡Nacionalización de la banca y de las industrias clave bajo el control de los trabajadores! ¡La lucha por el socialismo es la única salida!

En el 24 de marzo, el Parlamento alemán decidió apresuradamente cómo hacer frente y qué pasos dar frente a la crisis del “coronavirus”. Con el apoyo de todos los partidos presentes en el Parlamento excepto Alternativa por Alemania (AfD) se aprobó un presupuesto suplementario que incluye un fondo de rescate de 600 mil millones de euros, superando ya el primer "paquete de rescate" gubernamental de 2008 (480 mil millones de euros).

Con esta decisión se suspende el límite de deuda establecido por la Constitución alemana. También se ha acordado la suspensión de los límites de déficit por parte de la Comisión de la UE, encabezada por Ursula von der Leyen, y la reactivación del "Fondo especial para la estabilización del mercado financiero" (Soffin) de 2008/9, que permite nacionalizaciones parciales y financiación estatal de grandes empresas de cara a salvar a los capitalistas. La burguesía alemana está adaptándose a un ritmo vertiginoso y en una escala histórica ante la situación de crisis que se abre..

Un programa de recortes sociales

La suspensión del límite de la deuda y el presupuesto suplementario no supone ningún tipo de "reforma social", tal y como se está insinuando. El Estado capitalista esta actuando de acuerdo con el principio "privatizar los beneficios y colectivizar las pérdidas", tal y como ya hicieron en la crisis de 2007-2008. Se levanta límite de déficit para que la clase capitalista no tenga que pagar el precio de la crisis económica que ellos mismos han causado y para que seamos todos a través del Estado, y no los capitalistas, los que asumamos los costes de esta crisis sanitaria. En unos meses, como ocurrió en la última crisis, se apelará de nuevo al crecimiento de ese déficit para justificar de nuevo políticas de recortes y austeridad contra la clase obrera.

Todo esto, junto al intento de no aumentar más la dependencia de China, es la razón por la cual Jens Spahn (CDU, Ministro de salud) está coordinando la producción de equipos de protección a través de los sectores de la industria automotriz ahora parados, y de que neoliberales como Olaf Scholz (SPD) hablen de nacionalizaciones parciales durante un tiempo.

Conocemos este tipo de intervenciones estatales, que ya vimos durante la crisis de 2008. En aquel entonces, el banco alemán KfW, -responsable ahora de garantizar préstamos a las grandes corporaciones- compró bancos en quiebra como el IKB por varios miles de millones de euros (de los cuales 1.200 millones eran dinero público de los contribuyentes), para venderlo tras la crisis al fondo de inversión estadounidense Lone Star por el ridículo precio de 137 millones de euros.

Las escasas medidas que se plantean en favor de la clase trabajadora y los pobres solo son migajas, como la simplificación y facilitación del procedimiento para obtener las ayudas de vivienda, limitada a ciertos grupos y en condiciones estrictas, o la idea incrementar los salarios de los trabajadores cuyas jornadas se hayan visto reducidas a costa las finanzas públicas y no de los capitalistas. Estas medidas solo buscan paliar o evitar un estallido social, al tiempo que el grueso de las ayudas estatales se orientan a salvar los beneficios capitalistas. Al tiempo que se están movilizando cientos de miles de millones para grandes bancos y multinacionales, las reducciones de jornadas, con recortes salariales subsidiados en parte por el dinero de los contribuyentes, se han extendido drásticamente en las empresas empobreciendo a los trabajadores. Para hacer esto posible, el gobierno alemán ha desregulado aún más las condiciones laborales en su "paquete de rescate", permitiendo que se apliquen estas medidas a los trabajadores temporales. Por otro lado, al tiempo que reducen jornadas y salarios, discuten ampliar el límite de la semana laboral hasta las 60 horas y de la jornada diaria hasta las 12 horas. Una contradicción que bajo el capitalismo tiene lógica, seguir aumentando los beneficios empresariales a costa aumentar la explotación de la clase obrera.

Los resultados son alarmantes: mientras que las estimaciones oficiales hablaban de algo más de 2.3 millones de trabajadores a tiempo parcial en 2020, solo en marzo 470,000 empresas anunciaron la extensión de este trabajo a tiempo parcial a sus plantillas, 20 veces más que en el récord de la última crisis económica mundial. La razón por la cual se extienden los recortes laborales y salariales es para garantizar que, aunque se reduzcan la producción, las ganancias de las grandes empresas no vayan a los salarios de los trabajadores, sino a repartir dividendos entre los capitalistas. ¡Solo este mes se pagarán 44 mil millones de dividendos en euros a los propietarios de las 100 principales multinacionales alemanas!

Hasta ahora siguen sin plantearse inversiones sociales reales. En cambio, se insiste en la idea "aplanar la curva" para manejar la pandemia del coronavirus pero sin incrementar los recursos para sistema sanitario y sin reforzar una sanidad 100% pública de cara a garantizar la igualdad de atención entre la población. En un documento interno del Ministerio del Interior, publicado a finales de marzo, se propone "mantener estables las finanzas de los municipios". Esto significa continuar con las políticas de austeridad en el ámbito de la sanidad y los servicios sociales, al tiempo que se regalan miles de millones a la banca y los grandes capitalistas.

La tendencia general a recortar camas en los hospitales y a la privatización de hospitales y otros servicios asociados a los mismos (limpieza, cocinas, etc…) de cara a hacer lucrativos negocios, que se ha desarrollado durante muchos años bajo los gobiernos de CDU, SPD, FDP y los Verdes. De hecho el hospital Schön-Klinik de Hamburgo anunció el 27 de marzo reducciones de jornada para su personal. A pesar de que se necesitan todos estos recursos, no tienen inconveniente en seguir recortando.

No es una crisis del coronavirus, ¡es una crisis del capitalismo!

En las últimas semanas hemos podido ver cómo las consecuencias directas de la epidemia, el colapso de la demanda debido a las restricciones en la vida pública, el bloqueo de las cadenas de producción o el cierre gradual de los centros de comercio internacional, han afectado a un sistema capitalista gravemente enfermo. La realidad es que cuando coronavirus era "solo" un pequeño virus local en la provincia china de Hubei, gran parte de la economía capitalista mundial ya estaba estancada y encaminándose hacia un nueva crisis. Alemania prácticamente volvió a caer en recesión en 2019.

El problema es que el sistema capitalista no ha sido capaz de resolver y superar la crisis de sobreproducción desatada en 2007-2008. La inversión productiva en Alemania ha sido baja desde 2008 y los sectores financiero e inmobiliario se han visto sobrevalorados de nuevo impulsando nuevas y mayores burbujas especulativas. La riqueza de los multimillonarios ha seguido creciendo. El carácter parasitario del capitalismo en la época actual se ha vuelto cada vez más evidente.

Con el colapso del mercado mundial, la crisis de la economía alemana se profundizará. En los últimos años, la cuota de exportación extranjera alemana ha superado el 70 por ciento. De los aproximadamente 1.3 billones de euros en mercancías que Alemania exportó en 2018, 900 mil millones fueron a Europa, de los cuales 778.64 mil millones fueron a los países de la UE. Las exportaciones alemanas ya habían disminuido notablemente el verano pasado. El hundimiento económico en los Estados Unidos, la mayor debilidad de la economía China en comparación con la última crisis y la posibilidad de una desintegración de la UE colocarán a Alemania en una situación mucho más difícil que en 2008.

Imperialismo alemán

Durante muchos años, los políticos han estado discutiendo sobre la expansión de las capacidades militares de Alemania. Un día después de que el parlamento votara el paquete de rescate, también se acordó ampliar el despliegue de soldados alemanes en Irak con 54,3 millones de euros adicionales, supuestamente para frenar el "crecimiento de la ISIS". En realidad, esta decisión refleja que el gobierno alemán también se está preparando para una lucha por incrementar su influencia militar y geoestratégica en todo el mundo.

A escala mundial, Alemania se ve atrapada entre China y los Estados Unidos. Aunque todavía está mucho más próxima económicamente a los Estados Unidos, el conflicto por la construcción del oleoducto Nord Stream 2 del Mar Báltico, que se desarrolló antes del brote del coronavirus, ha llevado a un fuerte choque con los Estados Unidos. Las constantes tensiones con Trump son un claro reflejo de esta situación, una tendencia que se intensificará con la crisis profunda en que esta entrando el sistema capitalista y con el ascenso de China frente a un imperialismo norteamericano en franco declive. El fuerte declive de Europa en la escena internacional refleja todas estas debilidades.

¿Hacia dónde se dirigen DIE LINKE y los sindicatos?

Los capitalistas están cargando su crisis sobre los hombros de la clase trabajadora. Están aprovechando la situación política que se ha generado con la pandemia del coronavirus. Antes de que estallara esta crisis ya se planteaba la necesidad de eliminar miles de empleos en las grandes industrias automotrices, Airbus, etc. Un buen ejemplo es ThyssenKrupp, donde los representantes oficiales de IG Metall ya han acordado con la patronal eliminar 3.000 empleos. No será el último. Millones de trabajadores se enfrentarán a reducciones salariales, reducciones de jornada o el desempleo.

Este es el trasfondo de la vergonzosa política de rendición y de concesiones que los líderes sindicales han impulsado, firmando en las últimas semanas con el Gobierno y la patronal acuerdos de cara a salvar los beneficios capitalistas a costa de empobrecer masivamente a la clase trabajadora. Por otro lado, a nivel local las direcciones sindicales están manejando los conflictos colectivos de manera aislada, cortando de raíz los intentos de lucha de los trabajadores.
En el sector metalúrgico, que en Alemania implica cientos de miles de empleos, ya antes de la pandemia el sindicato anunció que solo exigiría en la negociación colectiva que no hubiera recorte de empleos y que se mantuvieran de los salarios, es decir, que ni siquiera se negociarían aumentos salariales. Ahora, a finales de marzo, los representantes de IG Metall en Renania del Norte-Westfalia ya han acordado un "paquete de crisis" con un aumento salarial del 0%, que no compensará la inflación, y que las ayudas para los trabajadores con jornadas reducidas, fruto de la crisis, se paguen con las bonificaciones salariales de Navidad y vacaciones de los trabajadores más 350 euros por cada trabajador a tiempo completo que paga la empresa a través de un "fondo de solidaridad". En vez de utilizar los inmensos beneficios empresariales de todos estos años para garantizar esta ayuda, se carga l mayor parte de la misma sobre los propios salarios de los trabajadores liberándose a las grandes empresas de cualquier responsabilidad. A pesar de que la negociación colectiva a nivel nacional en el sector del Metal se ha paralizado debido a la crisis, en otras regiones de Alemania empresas del sector están ahora basándose en el resultado de Northrine-Westphalia para impulsar nuevos acuerdos en este sentido. La dirección de los sindicatos no ha planteado ni están planteando ningún tipo de batalla contra los recortes y ajustes impuestos a la clase obrera, asumiendo en la práctica la lógica del Gobierno y la patronal, y dedicándose exclusivamente a tramitar toda esta batería de recortes injustos. La insatisfacción y la ira con estas políticas aumentarán en la medida en que se profundice la crisis capitalista y miles se queden sin empleo o con salarios de miseria.

DIE LINKE también debería reflexionar sobre su actuación. Ante la mayor crisis económica desde 1929 y una pandemia mundial que ha puesto en evidencia las carencias del sistema de salud, golpeado por los recortes, las medidas de austeridad y las privatizaciones, los dirigentes de DIE LINKE plantearon su apoyo a las medidas del Gobierno en favor de la banca y los grandes capitalistas Justificar este voto planteando que posteriormente se negociaría sobre su contenido social, que ya es muy claro, y señalando que el "plan de rescate" también beneficiará a las pequeñas empresas y a las personas que trabajan en el ámbito cultural, es una burla y una burda mentira. En lugar de organizar una respuesta desde abajo, denunciando que este plan esta diseñado para salvar los beneficios capitalistas, han decidido plegarse al discurso de la unidad nacional avalando la actuación del Gobierno, y dejando el terreno libre para la demagogia de la extrema derecha de AfD, que voto en contra y se podrá beneficiar así del creciente malestar social.

El crecimiento de la lucha de clases y la polarización política

No estamos ante una crisis más. La polarización política va a crecer vertiginosamente alimentada por los conflictos de clase. Grandes secciones de las clases medias empobrecidas por la crisis oscilarán a izquierda y derecha, y lo que es más importante, ante la amenaza de despidos, recortes y desempleo, los sectores clase de la industria alemana comenzarán a moverse entrando en acción. Nos preparamos para un choque formidable entre las clases. El apoyo al Gobierno, apuntalado por los sindicatos y por Die Linke a través de una política de unidad nacional, como en 1914 con el SPD, dará paso a la rabia y a la lucha de clases.
Las élites gobernantes son muy conscientes de esto y por eso recurren cada vez más a medidas bonapartistas. Y lo veníamos viendo con las últimas leyes policiales y el giro a la derecha dentro de la CDU, y podemos verlo ahora, con medidas como el seguimiento de los teléfonos móviles o el despliegue de 32,000 soldados en los municipios, justificadas por la lucha contra el coronavirus.

“En grandes batallas, un revolucionario no pregunta qué sucederá en caso de derrota, sino qué debe hacerse para lograr la victoria.” ¡El socialismo es la única salida!

La depresión económica y la pandemia de la coronavirus nos enfrenta a una catástrofe social fruto de un sistema económico orientado a obtener ganancias capitalista, y no a atender a las necesidades sociales: ¿o se salva la clase trabajadora o se salvan las ganancias de la clase capitalista? El Estado burgués y sus instituciones sirven a esos bancos y grandes corporaciones, preocupándose únicamente, como estamos, viendo por salvar sus beneficios. En lugar de buscar un compromiso con los capitalistas y sus representantes, como esta haciendo la dirección de DIE LINKE y de los sindicatos, debemos confiar en nuestra propia fuerza, en la organización y la lucha de la clase obrera y los oprimidos. Solo nosotros podemos organizar la sociedad en base a los intereses de la inmensa mayoría, luchando por impulsar un sindicalismo de clase y combativo, que no asuma la lógica de recortes de los capitalistas; que enfrente el desempleo, los recortes salariales y las reducciones de jornada, y que implemente todas las medidas de seguridad necesarias para garantizar la salud de los trabajadores frente al coronavirus garantizando parar la producción no esencial con el mantenimiento de todos los salarios.

Un sistema económico cuyo motor son los beneficios capitalistas siempre se interpondrá en nuestro camino para organizar una sociedad justa y equilibrada. La actual crisis económica y sanitaria demuestra que solo un sistema económico democrático, planificado y socialista puede garantizar las necesidades sociales de la inmensa mayoría. Para recuperar el control de la economía y hacer frente a la catástrofe social, necesitamos de un programa marxista que exija la expropiación y nacionalización inmediata de las grandes industrias y los bancos bajo el control democrático de los trabajadores, y poder establecer así un plan de producción socialista que priorice las condiciones de vida de la población trabajadora y de la juventud. Por eso mismo estamos construyendo y tenemos que construir un partido revolucionario marxista de la clase trabajadora. ¡Únete a Izquierda Revolucionaria!

¡Nunca ha habido un mejor momento para las ideas y métodos del marxismo y para organizarse políticamente!
¡Organízate en Izquierda Revolucionaria Internacional!

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